Estricnina, el nuevo proyecto musical de Juanito Makandé y El Canijo de Jerez, sale a la venta
Esta nueva aventura se presenta el viernes 21 de octubre con el lanzamiento del primer disco: "Hemos visto cosas que harían vomitar a un murciélago"
El Canijo de Jerez y Juanito Makandé se conocieron hace quince años en el ascensor de un hotel con hechuras de rascacielos en Benidorm. Entraron como completos desconocidos y varias plantas después salieron abrazados como compadres. Fue el germen de una amistad que, tras interminables noches de música, risas y humo, acaba de cristalizar en "Hemos visto cosas que harían vomitar a un murciélago", el primer disco de Estricnina, que se publica este 21 de octubre.
Efectivamente la estricnina es un veneno para matar a las ratas. También es una expresión que utilizan los flamencos de Cádiz para referirse a alguien o a algo que es mu malo. De ahí han sacado El Canijo y Juanito Makandé el nombre del grupo que ahora publica un puñado de canciones que, como cuchillos envenenados, se clavan y dejan huella de la buena.
“Llevamos mucho tiempo en esto de la música y de la farándula”, cuentan los dos andaluces para explicar el título del disco. “Y hemos visto de todo, para bien y para mal. Cosas que harían vomitar a un murciélago”. Se le ocurrió a El Canijo en una de esas tardes en la que se ponen “tiernos” y que casi siempre le pillan con una guitarra entre las manos, gafas de sol y un canuto entre los dedos.
Porque este es un disco de rock and roll y amistad. Los caminos de El Canijo de Jerez y de Juanito Makandé se han ido entrelazando durante años. El primero creó Los Delinqüentes hasta que en 2012 emprendió su carrera en solitario con "El nuevo despertar de la farándula cósmica", donde trabajó con Makandé. Al tiempo Juanito siguió su camino y ha publicado tres discos. Pero está muy bien eso del cariño: y se echaban de menos. Ahora ha llegado el momento de que vuelvan a unir fuerzas para hacer algo sin presiones, sin agobios; por el simple y gran placer de hacer canciones.
Todas están compuestas, arregladas y producidas por los dos, aunque se han buscado unos rotundos aliados. Una banda de lujo bautizada como Los murciélagos. A saber: los hermanos Bao -Anye a la batería y Pepe al bajo-, Marcos Munné a la guitarra y Nacho Lesko a los teclados.
En "Hemos visto cosas que harían vomitar a un murciélago" –publicado bajo licencia de Satélite K y KZoo Music- encontraran un veneno contra el aburrimiento. Y muchas novedades: para empezar, un sonido más eléctrico. El Canijo ha grabado con guitarras eléctricas –uno de sus grandes sueños- y Makandé ha experimentado con el bajo. Estricnina es heredero directo de Pata Negra, Triana y Smash. Grupos de una época ilustre, cuando Sevilla era el Liverpool de España. Aunque en el disco también hay gotas de Pink Floyd y The Meters; órganos Hammond, palmas, el Dylan del 65 –el año de su electrificación-, Extremoduro, Frank Zappa y Manuel Molina.
No se extrañen de la mezcla. Ha sido la esencia de los dos artistas, que, sin renunciar a sus raíces, saben evolucionar y coger lo mejor de cada estilo. Ellos bromean -claro- con que lo que hacen es flamenco-indie. Es mucho más: Estricnina puede dedicarle unos tanguillos a un canuto, cantar un reggae revolucionario a Caños de Meca y mandarle una carta de amor a Sevilla. Sin desenchufar la guitarra.
Más que una serpiente con dos cabezas, Estricnina es un monstruo electrificado de espíritu libre y humeante que puede dar muchos momentos de placer con este disco que es ya uno de los más interesantes del año. El año del murciélago.