La evolución de la calidad del aire en Granada las dos últimas décadas: del bajón de la pandemia al estancamiento
La contaminación por dióxido de nitrógeno alcanzó en 2024 su valor más bajo desde 2001, pero sigue por encima de valores saludables
Que la calidad del aire en Granada no es óptima no alcanza ya ni la categoría de 'secreto a voces'. Es algo que salta a la vista con la famosa boina de polución que cubre la ciudad, pero es más innegable aún cuando se consultan los datos. La contaminación por dióxido de nitrógeno (NO2) suma más de dos décadas muy por encima de los valores saludables marcados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La serie experimentó un descenso notable en 2020 (año de la declaración de la pandemia del coronavirus), pero desde entonces no se ha logrado otro bajón similar pese a que en 2024 registró la cifra más baja desde 2001.
La normativa vigente marca el límite en 40 miligramos de NO2 por metro cúbico y para 2030 el guarismo bajará a 20 miligramos. La realidad es que la recomendación de la OMS es de 10 miligramos. En 2024, la estación norte de Granada, situada en la Avenida Luis Miranda Dávalos, marcó 31 miligramos por metro cúbico.
Entre 2001 y 2019, los datos se mantuvieron siempre por encima de los 40 miligramos a excepción del año 2003 (38). Las circunstancias cambiaron en 2020. El año del confinamiento a causa del Covid-19 marcó un anómalo 33 y desde entonces no se ha visto un número por encima del 35. A pesar de esta caída, Granada tiene la necesidad de reducir aún más para respirar un aire más decente. Además, los indicadores también deben prestar atención a las partículas PM10 y PM2,5, cuyo riesgo para la salud es elevado.
"No podemos cambiar donde está Granada"
Ecologistas en Acción Granada, organización que sigue de cerca esta evolución, es consciente de que la situación del terreno es un factor inalterable. "No podemos cambiar donde está Granada ni lo que hay alrededor", desgrana Javier Egea, uno de sus representantes en la provincia, quien recuerda que "es un hoyo rodeado de montañas".
El activista apunta que, "sobre todo en invierno", se produce un efecto llamado "inversión térmica". "En las partes bajas, digamos, en el suelo de Granada, podemos estar bajo cero y te vas a Sierra Nevada y te encuentras que las temperaturas son superiores. Eso lo que hace es que crea una especie de 'plancha' que todo contaminante en vez de irse hacia arriba, que es lo normal, se queda pegado al suelo", ahonda. Además, afirma que esto también sucede cuando se realizan en la Vega "las quemas agrícolas cuando llega el otoño".
"Tenemos un gran problema y eso no podemos evitarlo porque es el lugar geográfico en el que estamos", insiste Egea, conocedor de que "con muy poca contaminación que haya en Granada no se va a ir". Desde Ecologistas en Acción se han propuesto alternativas a ayuntamientos como "triturar" o "compostar" los restos para no quemarlos. El integrante de la organización considera que "no suele hacerse porque es más cómodo pegar un misto".
Evolución de la contaminación por dióxido de nitrógeno
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