'¡Fiat Lux!', la nueva colección de Pilar Citoler, se muestra en el Centro de Exposiciones CajaGranada Puerta Real
La exposición multidisciplinar, realizada en colaboración con Fundación Cajasol, muestra por primera vez en Granada los fondos más importantes de una de las grandes coleccionistas y mecenas de España
La exposición ‘¡Fiat Lux!’, la nueva muestra que, en colaboración con Fundación Cajasol, acogerá el Centro de Exposiciones CajaGranada Puerta Real durante el invierno y la primavera, hasta el próximo 12 de abril, se ha presentado este jueves. Se trata de una exposición multidisciplinar compuesta por 36 obras de 34 artistas diferentes, proveniente de la excepcional Nueva Colección Pilar Citoler, una de las más reputadas coleccionistas de arte y mecenas culturales de nuestro país.
La presentación ha contado con la participación de la presidenta de CajaGranada Fundación, María Elena Martín-Vivaldi; la subdirectora de Cultura y Acción Social de la Fundación Cajasol, Gloria Ruiz; la comisaria de la exposición, Nathalie Pariente; y la coleccionista, Pilar Citoler.
La presidenta de CajaGranada Fundación, María Elena Martín-Vivaldi, comenzó agradeciendo la colaboración de Fundación Cajasol en esta nueva iniciativa y a la comisaria por el trabajo. Destacó igualmente la labor de Pilar Citoler y la brillantez de la colección que ha reunido a lo largo de los años. Del mismo modo, hizo hincapié en lo oportuno de esta exposición como broche de oro al trabajo desarrollado en el Centro de Exposiciones CajaGranada Puerta Real. Una exposición multidisciplinar que aúna la obra de artistas consagrados con el talento emergente de los nuevos valores. “Ese ha sido el espíritu de estos 30 años de labor expositiva. Convertir la sala de Puerta Real en el centro neurálgico de la actividad cultural de Granada donde todos los artistas e instituciones han encontrado acogida”, añadió.
Por su parte, la subdirectora de Cultura y Acción Social de Fundación Cajasol, Gloria Ruiz, destacó el agradecimiento de su entidad a CajaGranada Fundación por su acogida y la enorme calidad de todas la propuestas culturales y artísticas realizadas conjuntamente.
La coleccionista Pilar Citoler mostró su satisfacción y orgullo por la producción de esta exposición en la que se muestra parte de su colección atesorada a lo largo de los años de forma íntima y sencilla. Resaltó la labor de investigación de la comisaria en la que tiene plena confianza desde hace mucho tiempo y su especial ilusión por estar en Granada, una ciudad que le fascina desde que era niña por su luz y su brillo.
Por último, la comisaria de la muestra, Nathalie Pariente, agradeció la confianza depositada tanto por las fundaciones CajaGranada y Cajasol para la realización de esta exposición, así como el cariño de Pilar Citoler a la que conoce desde hace muchos años, por haberle dado acceso total a su obra.
La Nueva Colección Pilar Citoler
La exposición ‘¡Fiat Lux’, compuesta por 36 obras de 34 artistas diferentes de los fondos de la Nueva Colección Pilar Citoler, permite adentrarse en unas piezas llenas de misterios, de lecturas imposibles que incitan al ejercicio de descifrarlas. De imágenes importantes que marcan elecciones estéticas. Es refugio espiritual que hace que el caminar por la vida sea más ligero; tal y como señala la propia coleccionista.
Pilar Citoler Carilla es piedra angular del coleccionismo español contemporáneo. La colección Circa XX, depositada en Zaragoza, que precede a la Nueva Colección Pilar Citoler reúne en cuarenta años aproximadamente mil doscientas piezas, tanto nacionales como internacionales. Abarca varias disciplinas tales como pintura, escultura, fotografía, vídeo, instalaciones y obra gráfica que cubren los principales movimientos históricos de las últimas décadas. Desde el informalismo del Grupo El Paso, los abstractos de la Escuela de Cuenca, pasando por el Pop Art americano e inglés, la Movida de los 80, la colección se extiende hasta el siglo XXI. En 2013, Pilar Citoler cede gran parte de esta colección Circa XX al Instituto Aragonés de Arte Contemporáneo Pablo Serrano (IAACC), de Zaragoza.
Desde entonces, la coleccionista ha proseguido con su proyecto iniciando una nueva etapa que mantiene el mismo nivel de exigencia y se centra con el mismo tesón y curiosidad en los artistas tanto históricos, como en las personalidades singulares e inclasificables de las nuevas generaciones.
La exposición ‘¡Fiat Lux! Nueva Colección Pilar Citoler’ presenta el trabajo de una treintena de artistas y permite interrogarse sobre el coleccionismo tal y como Pilar lo entiende: una actividad artística, una herramienta de conocimiento de su época y por lo tanto de sí misma.
Obras de la exposición ¡Fiat Lux!
La colección se asemeja a un espejo caleidoscópico que hace interactuar un conjunto de obras de índole heterogénea del cual la coleccionista constituye su epicentro. No obstante, en el intento de discernir la articulación poética, simbólica, formal, política etc., habrá que tener en cuenta la naturaleza singular y polisémica de la obra.
Aquí se resume el lenguaje artístico de algunas de las propuestas de la exposición:
Si una reflexión formal sobre la pintura es llevada a cabo por Miki Leal en Kahamanko (2012) o por Luis Gordillo en Sin título (1986), la relación con lo político es puesta de manifiesto por la obra Cultura = Capital (2012) de Alfredo Jaar o por la de Simeón Saiz Ruiz Víctimas del Bombardeo a la cárcel de Istok, Kosovo, (1999), según fotografía aparecida en TVE (2011), sin excluir una interrogación sobre el medio -collage, neón, pintura, fotografía, mass media- tal como lo subraya Juan Ugalde en su obra Pure Tech (2014): “otros llevan pancartas de foto collages y pantallas de televisión, exhibiendo intermitentemente sus demandas”.
La obra de Dario Urzay, Phaistos-vestigio (2011) así como la de Catalina Swinburn, Rituales de identidad 1 (2015) proponen una arqueología de la memoria a través de la confrontación de las técnicas -pintura, fotografía, escultura, collage- mientras que la obra de Daniel Verbis, Expande su energía retoma las palabras de Fernando Castro y se interroga sobre la confrontación de las formas.
La luz como tal hace una vibrante aparición en la pintura de Antonio Mesones, Sin título, (2012-2013). En su Celosía (2000), Juan Uslé nos invita a traspasar el espejo, lo que no da paso a paisajes de ciencia ficción como los del alemán Michael Najjar, Sands of Mars (2013) que evocan una visión del mundo diseñado por la cultura de las nuevas tecnologías del siglo XXI. En Raum VI (2010), Alejandra Ranner describe la artificialidad de un paisaje percibido a través de una ventana de la que se puede adivinar que la fotografía procede de una caja maqueta. La naturaleza en apariencia meditativa del horizonte presentado por Eduarde Nave, Serie Wuhan Lago Donghu (2016), nos remite a la imposibilidad de un real aislamiento en una época en la que ya no queda ningún territorio inexplorado. La obra La Mancha 1 (2012) del artista granadino José Guerrero, la sitúa en una sutil línea entre el carácter documental y abstracto de la fotografía.
La cuestión del museo, del acceso al conocimiento y a la cultura se traduce como una manifestación del poder en la obra de Thomas Ruff m.d.p.n.08 (2002). No obstante, artistas tales como Eugenio Ampudia y su obra Donde dormir I (Goya), (2008), y la colombiana Doris Salcedo Shibboleth I, II, III, IV, (2007), se interrogan sobre la noción de la democratización del arte, evocando la imposibilidad de una real comunicación entre el hombre o el niño de la calle, tal como lo representa Cristina García Rodero, y la actividad cultural como factor de emancipación de la sociedad.
El universo femenino o una interrogación sobre su posible definición nutre el trabajo de Estefania Martín Sáenz, Cenizas, pájaros y montaña (2018), ofreciendo una dialéctica entre claridad (el bordado como actividad supuestamente femenina) y sombra (la mancha negra). La representación del cuerpo humano es también analizada en las figuras erotizadas de Ana Laura Alaez, Shadows 1 (2005) o en las de Isabel Muñoz, JAP 27670 (2018), mientras que en la obra de Dalila Gonzalves, el baile de las siluetas da más bien lugar a una reflexión sobre el tiempo. El trabajo introspectivo de Alberto García-Alix explora la noción de margen y de individuos fronterizos.
Las obras oníricas tales como el carboncillo de Rinus Van de Velde Towards the end of the previous decennium, I preferred to relate myself only to those objects that mattered... (2015) abren el campo a trabajos de índole poético-simbólico tales como los objetos de Chema Madoz, Sin título (2007), o los que evocan los ciclos ancestrales de la vida y de la muerte de Juan Manuel Castro Prieto, Winay Waina, (1994). La obra Cielo e infierno (2013) de Pablo Genovés a su vez evoca un cataclismo provocando el fin de la cultura y por lo tanto el de la humanidad.
A estas categorías generalmente admitidas para una aproximación teórica e interpretativa de las obras, se podría añadir la índole metafísica -en su dimensión eminentemente humana-, manifestada por la vibrante pintura Soñé que revelabas (solenga), (2017) de Juan Uslé, o por las figuras espectrales inmersas en una especie de inconsciente colectivo de José Manuel Broto, Otros universos cuatro (2017). En su obra Trauma _7999 (2017) Joan Fontcuberta se interroga sobre la naturaleza efímera de la fotografía, su capacidad de transformarse y reinventarse, asociándola a un proceso alquímico.
Finalmente, la imagen ampliada del dorso de una foto polaroid e intervenida con un fondo de oro de Amanecer 7107908584 (2015) de la artista costarricense Priscilla Monge invita al silencio y a dejar que hablen las obras.
Uno de los aspectos más destacados de esta exposición es mostrar por primera vez al público un elevado número de obras, inéditas hasta la fecha.