Extremoduro arrasa Granada

Hablar de Extremoduro nunca es fácil, como no es fácil hablar de ningún grupo consagrado en la historia de la música española. Muchos dicen que es el mejor grupo de rock español, pero lo cierto es que aunque pueda ser contradictorio a sus principios y explícitamente a sus letras, Extremoduro supera sus propias leyendas y presume descaradamente de ellos, por mucho que les pese.

Robe Iniesta, Iñaki "Uoho" Antón, Miguel Colino, y José Ignacio Cantera, miembros actuales de la banda, que ha sufrido severos cambios en su formación a lo largo de 27 años, los años que tiene Extremoduro, no pueden ocultar ser unos románticos en su estela de rock transgresivo, en la que ellos mismo se autodefinen.

Extremoduro ofreció anoche un concierto en Granada que se puede permitir, libre de pautas, libre de normas, libre de ritmos y libre de tiempos, apto para todos los públicos, como su nombre indica, o contra todos los públicos, según escribió Robe Iniesta, líder de la banda en la presentación de la gira, haciendo gala una vez más de la variabilidad de significado que puedan tener sus palabras en sus canciones, pero a la vez apto para un público fiel a su carrera, con delirios de guitarra eléctrica, deleites en punteos y acomodados a una puesta en escena de la que saben de sobra que pueden presumir, con holgadas pausas para hacer alarde de su talento natural instrumental.

Si bien Robe Iniesta es el auténtico mito de Extremoduro tras haber sembrado luces y sombras en sus poéticas y a la vez irreverentes letras en sus canciones, Iñaki gusta ser la verdadera rock star sobre el escenario, con melena al viento, cinta en la frente y apurando cada canción con su guitarra eléctrica tumbado en el suelo.

 

Un concierto, como no podía ser de otra manera, con un amplio repertorio, combinando canciones de sus viejos y nuevos discos, entre ellas las míticas “So payaso”, “Salir”, “La vereda de la puerta de atrás”, y las nuevas y más melódicas canciones de su nuevo álbum: “Locura transitoria” o “Si te vas”, incluso alguna pieza rozando lo heavy metal que rompe la suavidad de su últio trabajo, “Que borde era mi valle”, en la que Robe deja entrever su controvertida relación amor-odio con su tierra natal, Extremadura.

Extremoduro puede variar su estilo, puede reinventarse cuantas veces quiera, pero su característico talento para hacer letras propias de un rock transgresivo del que ellos mismos presumen es invariable, ya que utilizan sus propias metáforas para dar a entender lo que cada espectador desee.

El público vibró durante el concierto, y afinaron sus gargantas horas antes de que Robe y los suyos los hicieran entrar en éxtasis.