FACUA Granada recomienda cuidar el mantenimiento de estufas, chimeneas y sistemas de calefacción
El mantenimiento adecuado y el uso correcto de estos sistemas son clave para mantener unas condiciones óptimas de seguridad y comodidad en el hogar
En los últimos meses la provincia ha vivido un preocupante repunte en los incidentes relacionados con estufas, chimeneas y otros elementos de calefacción. Situaciones que pueden tener nefastas consecuencias pero que también son evitables con las debidas precauciones y siguiendo las instrucciones de uso y mantenimiento de los mismos. Y es que aunque resulta habitual un incremento en el número de incidencias en estos tiempos de frío llevamos un invierno algo preocupante tal como ya se ha indicado desde el Cuerpo de Bomberos de Granada.
Por eso desde FACUA Granada se recomienda a los consumidores que no descuiden el mantenimiento de los sistemas de calefacción, sin importar su tipo, para evitar estos problemas. Al respecto David Avellaneda, responsable de comunicación de FACUA Granada destaca que “es fundamental que en todos los sistemas que funcionen mediante combustión nos aseguremos de que las vías de evacuación tales como chimeneas y similares estén siempre limpias y no presenten roturas o desperfectos que puedan afectar a la normal salida de los gases. También conviene ventilar las estancias con frecuencia y apagar la chimenea o estufa si se observan llamas de color amarillo, que reflejan una mala combustión.”
Otro aspecto clave en el uso correcto de estos sistemas de calefacción es hacer un uso correcto de los mismos. En el caso de chimeneas o calderas, se deben respetar los procedimientos de encendido, los de carga de combustible y los de funcionamiento que establece el fabricante. En cuanto a los radiadores, y especialmente a los braseros, debe tenerse la precaución de que no entren en contacto con elementos inflamables o que puedan arden tales como la ropa de la mesa. Estas precauciones son especialmente importantes con los braseros mas antiguos, cuyo enrejado todavia puede permitir el contacto de la resistencia calefactora con elementos externos. Tampoco deben emplearse estos aparatos para otras funciones diferentes a las planteadas como el secado de ropa. Y obviamente siempre debemos asegurarnos de haber apagado el brasero o radiador al ir a dormir o si vamos a dejarlo sin vigilancia. En este aspecto un reloj programador puede ayudarnos a suplir nuestra mala memoria y evitarnos disgustos.
LA POBREZA ENERGÉTICA AVANZA
Aparte de las precauciones ya comentadas, desde que comenzó la crisis, pero durante este año más todavía, se percibe un incremento de los problemas y riesgos relativos al mero hecho de calentar nuestra vivienda provocado por la pobreza energética, que cada vez sacude a mas ciudadanos.
“Cuando se habla de pobreza energética es inevitable pensar en gente que carece de recursos con los que afrontar el pago de la luz o el gas y que se lo tiene que pensar dos veces a la hora de poner una estufa o un brasero. Pero en momentos de frio extremo como los actuales la gente tiene que calentarse como sea, y no son pocos los que forzados por la situación tienen que recurrir a formar de calentarse que no solo ofrecen una baja eficiencia, sino que pueden llegar a poner en riesgo su salud. Este es el caso de los usuarios que tienen que recurrir a los braseros de picón y similares, que generan en su combustión monóxido de carbono, que puede tener graves consecuencias para la salud. Estos usuarios deben tener especiales precauciones a la hora de ventilar las estancias y deben evitar dejar los braseros en los dormitorios durante la noche”, añade Avellaneda.
En este contexto lo ideal para los usuarios seria poder acceder a sistemas de calefacción asequibles y seguros, además de ser eficientes en términos energéticos. Por eso la lucha contra la pobreza energética toma en invierno un peso mayor al que ya de por si tiene. Los prohibitivos precios de la energía, especialmente de la electricidad, suponen no solo un problema para todos, sino un riesgo adicional para la seguridad y la salud de los usuarios afectados por la pobreza energética, que finalmente tienen que recurrir a estas soluciones de riesgo para poder calentarse. Situación frente a la que las diferentes administraciones deberían tomar partido, con una regulación que limite el expolio eléctrico que sufrimos los ciudadanos y que ponga remedio a esta lacra social. “No es razonable que el ciudadano que no tenga recursos suficientes tenga que poner en riesgo su salud solo por el hecho de poder calentarse en invierno” añade Avellaneda.