La falta de lluvias agrava la situación de alerta por sequía en Granada
Hasta tres demarcaciones hidrográficas se encuentra en estado de emergencia debido a la falta de precipitaciones
Pocas veces se da la excepcionalidad de una Semana Santa sin un solo día de lluvia como la de este año. Lo que para las cofradías y hermandades de Granada ha sido una bendición, para el campo y el consumo supone la constatación de una realidad preocupante. La provincia encara el verano con la incertidumbre de una posible sequía. Son ya varios meses en los que las precipitaciones no llegan o lo hacen de forma intermitente, lo que ha encendido las alarmas en varias demarcaciones hidrográficas.
El último informe de situación elaborado por el Ministerio de Transición Ecológica, con fecha de 28 de febrero y vigente a fecha actual, mantiene a dos demarcaciones hidrográficas en situación de emergencia por falta de lluvias. Son los Bermejales y la Hoya de Guadix, además de los territorios granadinos pertenecientes a la regulación general de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Otro más, la Vega Baja de Granada se encuentra en alerta, y un tercero, la Vega Alta y Media, en prealerta.
Este escenario de escasez coyuntural podría dar paso a uno de sequía prolongada como el que ya se vive en Cataluña, el Guadiana, el Segura o las Tierras del Ebro. La diferencia entre uno y otro contexto es que la escasez coyuntural está relacionada con los posibles problemas de atención de las demandas. Suele presentarse diferida en el tiempo respecto a la sequía meteorológica o incluso no llegar a producirse, por la gestión hidrológica que puede llevarse a cabo en los sistemas o por no existir demandas importantes en un sistema. La sequía prolongada está muy relacionada con la habitualmente conocida como sequía meteorológica.
Situación de los embalses
Con la Mesa de la Sequía convocada para el próximo miércoles por el Gobierno, y que sentará al Ejecutivo central con las comunidades autónomas, las de regantes y las confederaciones hidrográficas, la situación obliga a mirar el agua embalsada en los pantanos de Granada, muy mermados por esta falta de precipitaciones. Según los datos en tiempo real consultados al cierre de esta edición por GranadaDigital tanto de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir como de la de las Cuencas Mediterráneas Andaluzas, las presas de la provincia se encuentran actualmente 32,84% de su capacidad. Esto supone 384,06 hectómetros cúbicos almacenados de los 1.169,36 que pueden llegar a albergar.
El nivel es aún más bajo sólo si se tienen en cuenta los embalses de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, lo que excluye las infrautilizadas presas de Rules y Béznar. En Este caso, los 277,703 hectómetros cúbicos de los 1.005,680 que pueden embalsar los nueve pantanos de Granada suponen un 27,61% de su capacidad, casi siete puntos porcentuales menos que hace justo un año, cuando los 343,921 hectómetros cúbicos embalsados representaban un 34,2% respecto al volumen total que pueden albergar.
Con un 90,09% de su capacidad, Quéntar es la presa que mejor estado presenta en términos porcentuales al albergar 12,186 hectómetros cúbicos de volumen embalsado de los 13,526 de capacidad total. Le siguen Béznar (74,65%, con 39,49 hectómetros cúbicos embalsados de 52,90 totales) Canales (74,04%, con 51,827 hectómetros cúbicos embalsados de 70 totales), Rules (60,28%, con 66,78 hectómetros cúbicos embalsados de 110,78 totales), El Portillo (51,09%, con 16,011 hectómetros cúbicos embalsados de 31,336 totales) y Cubillas (50,74%, con 6,866 hectómetros cúbicos embalsados de 13,532 totales).
A partir de ahí, ninguna presa llega al 30% de su capacidad actualmente. El Negratín, el más grande de todas las de Granada con 571,044 hectómetros cúbicos de capacidad, permanece al 25,06%, con 143,086 embalsados. Por detrás aparecen el Francisco Abellán (20,15%), Bermejales (18,80%), San Clemente (12,47%), Colomera (10,58%). Es importante reseñar la poca capacidad total de algunos de estos embalses, como el de Quéntar (13,526 hectómetros cúbicos), el de Cubillas (13,532) o el de El Portillo (31,336).
El factor de las temperaturas
A todo lo anterior hay que añadir el crecimiento progresivo de la temperatura media. Tal y como apunta Juan de Dios del Pino, delegado territorial de Aemet en Andalucía, Ceuta y Melilla, "la subida de las temperaturas en los últimos nueve años también hace que aumente la evaporación del agua y, por ende, la pérdida tanto en los suelos como en las plantas", fenómeno que se conoce como evapotranspiración. También la pérdida por evaporación en los pantanos. Esto, sin embargo, no implica una mayor probabilidad de que llueva, según explica este experto.
Del Pino recuerda que "desde el año agrícola 2013-2014, todos han sido deficitarios en precipitaciones, a excepción del 2017-2018, que puede considerarse húmedo. Llovió un 123% de lo que suele llover, o sea un 23% más de lo normal. Luego, el año 2019-2020 llovió exactamente lo que tiene que llover, por lo que llevamos un periodo de sequía provocada por la falta de agua de estos dos últimos años. Así que con la excepción de esos dos años, que como digo han sido insuficientes, acumulamos nueve de sequía", afirma. A diferencia del año hidrológico, que se extiende entre el 1 de octubre y el 30 de septiembre, el agrícola va del 1 de septiembre al 31 de agosto.
"La situación actual es preocupante. El año agrícola que empezó el 1 de septiembre de 2022 ha sido seco, por lo que estamos sumando un año más hasta ahora. Las precipitaciones que se esperan hacen que preveamos una primavera regular, por no decir mal. Y luego en el verano, evidentemente no se esperan precipitaciones, por lo que vamos a cerrar este año agrícola probablemente como deficitario, con lo que sumamos un año más", zanja.