Fe titánica del Covirán para conseguir otra permanencia histórica (74-67)
Los rojinegros, que llegaron a ir perdiendo de 16 puntos, logró una remontada épica para prolongar su sueño en la élite
Noche mágica en Granada. Más de 8.000 personas se dieron cita en el Palacio de Deportes, una vez más, en una final por la permanencia para el Covirán Granada. Cuantas veces mencionó Pablo Pin en sus ruedas de prensa las grandes noches del Pabellón del Zaidín. Lo importante que es la afición para este equipo, una afición que no le fallará jamas a su club. Un apoyo incondicional que permitió aupar y calmar al mismo tiempo a los rojinegros, pasando el nerviosismo y la presión a un Gran Canaria incómodo en el infierno granadino. Con dos triples de Kramer y Valtonen, el Covirán tomó la delantera en el marcador ante un conjunto canario que mostraba un solvencia en el ataque muy lejana a la habitual. Aunque en partidos como estos, no es tanto como se empieza, sino ser capaz de mantener la excelencia en el juego los 40 minutos. Del 8 a 4 se pasó al 8 a 12 en un arreón de los de Jaka Lakovic y un pequeño bajón defensivo de los locales. Intercambio de golpes entre ambos conjuntos que el Covirán supo resistir e incluso rebatir construyendo desde un gran dominio del rebote, sobre todo, defensivo, para que su rival no anotase en segundas ocasiones. Había garra, había coraje y había una clara intención de no mirar el resultado de Obradoiro. Se quería ganar y cuando se está tan convencido, los puntos llegan solos (19-17).
Llegado el segundo acto, el Palacio comenzaba a calentarse más de lo debido por la actuación arbitral. No será la misma cantaleta de siempre, pero cuando el colegiado señala un aviso de técnica por pasarle el balón con el pie, algo pasa. Entre discusiones con el trío arbitral y protestas, Gran Canaria recordó que tenía un playoff por el que pelear y, con dos buenas acciones y dos triples consecutivos dejó al Covirán de nuevo por debajo en el marcador (21-28). Otra vez a jugar a remolque. Paró el partido Pablo Pin, pero la reacción rojinegra parecía no llegar tan rápido como se pretendía. Los claretianos encontraron los puntos débiles de los rojinegros. Apostaron por un punto más de físico y por no dejar que sus bases subiesen el balón con comodida. Costa y Rousselle se las vieron y se las desearon para superar a Kljajic, mientras que Valtonen, Wiley y Cheatham no podían hacer frente al físico de los interiores visitantes. El marcador de los rojinegros no se movía, mientras que el de Gran Canaria seguía sumando puntos en cada jugada hasta llegar al 21 a 32. Mientras Covirán sucumbía en la tormenta canaria, las miradas de los aficionados se fijaban en sus teléfonos móviles, presenciando atónitos cómo Obradoiro remontaba a Joventut. Con el conjunto isleño en bonus, el Covirán logró sumar algún que otro punto desde la línea de personal, eso sí, se dejaba la mitad por el camino. No tuvo respuesta el conjunto granadino a la superioridad canaria, marchándose al descanso hundido y con once puntos de desventaja en el marcador (28-39).
La fiesta que era el Palacio antes de empezar el encuentro, pasó a ser un auténtico funeral al ver cómo su equipo no daba con la tecla para frenar la eficacia visitante. En tan solo un minuto del tercer acto, dos triples de Gran Canaria llevó a Pablo Pin a parar el encuentro. Sus jugadores no habían entendido el mensaje. Esto era ganar o ganar, no había otra opción. Con el 29 a 45 en el marcador, los 16 puntos de ventaja fueron un laso que costó demasiado tiempo quitar para los locales. Los puntos no entraban, la defensa no era todo lo intensa que se necesitaba y, mientras tanto, Gran Canaria jugaba a placer buscando su cuarta plaza en la clasificación. En un pequeño momento de poca claridad ofensiva de los de Jaka Lakovic desde el tiro exterior, y eso que lanzaban totalmente liderados, la entrada en pista de Jonathan Rousselle dio un cambio de aires a Covirán que comenzó a gestar desde la defensa una remontada épica. Todo comenzó con unos tiros libres que caían a cuenta gotas, pero la dirección de juego del base francés unida al acierto repentino desde el triple y la intensidad de Valtonen y Wiley, peleando por cada rebote como si se les fuese la vida en ello llevó a los de Pablo Pin a un merecido 53 a 53 con el que afrontar los últimos minutos.
No se podían dar por vencidos, la salvación estaba en su mano, solo había que aguantar diez minutos más. La euforia de la remontada llevó al Covirán a ser más valiente. A entender que solo restaba un cuarto y que la vida, la temporada, las esperanzas de toda una ciudad se decidían esa pequeña fracción de tiempo. Un parcial de 6-0 de inicio para los rojinegros obligó a Lakovic a parar el encuentro y es que ya era un parcial de 26-4 en contra. El Covirán estaba queriendo y creyendo más que nadie en la victoria. Gran Canaria colapsaba en un Palacio que se convirtió en una caldera tras el triple de, una vez más, Monsieur Rousselle que ponía el más diez en el marcador por primera vez para los granadinos. Esto era fe y c*jones. Porque pasar de un menos 16 a un más 10 solo significa tener unos c*jones más grandes que la Alhambra, La euforia se apoderó de un Palacio que acariciaba la permanencia, pero Gran Canaria no había dicho su última palabra. Dos triples consecutivos de los visitantes provocados por su imprecisiones de su rival hizo que el marcador pasase del 66 a 56 al 66 a 62. Con Rousselle en el banquillo, el Covirán no era el mismo. Necesitaba la magia del francés. Tras el tiempo muerto de pin, Rousselle regresó a la pista, pero no la concentración de la que tanto había gozado el Covirán desde el tercer cuarto. La balanza se inclinaba temerosamente hacia el lado canario y había que volver a darle la vuelta, pues el marcador ya estaba en el 66 a 64. Aparecían los fantasmas del pasado. El no saber gestionar las ventajas. Las malas decisiones. El 66 a 66 se instauró en el marcador y ninguno de los dos equipos era capaz de romperlo. Dos tiros libres de Felicio pusieron el 68 a 66, pero aun quedaba más de un minuto de juego. Los tiros libres dieron a Covirán una ventaja inesperada con el 70 a 66. Solo restaban 30 segundos en el marcador, pero el juego se paró por una falta sobre Valtonen que se marchó cogeando y las continuas protestas de Lakovic que no vio la técnica. La posesión era rojinegra, pero una falta ena ataque de Felicio devolvió el balón a los visitantes. El alma en un puño, pero esta vez la suerte sí sonreiría a Covirán Granada. Ya era hora. 74-67 y un año más en ACB. Un año más en la élite porque este club, estos jugadores y esta afición se lo merece.
Ficha del partido:
Covirán Granada: Felicio, Cheatham, Kramer, Costa, Valtonen - quinteto inicial - Rousselle, Bamforth, Díaz, Tomàs, Iriarte, Wiley, Dimè
Dreamland Gran Canaria: Kljajic, Albicy, Brussino, Shurna, Happ - quinteto inicial - Slaugther, Bassas, Prkacin, Salvó, Pelos, Landersberg, Lammers
Parciales: 19-17; 9-22 - descanso - 25-14; 21-14
Árbitros: Carlos Peruga, Luis Miguel Castillo y Cristóbal Sánchez Cutillas.
Incidencias: partido correspondiente a la Jornada 34 de la Liga Endesa, último partido de la temporada, disputado en el Palacio de Deportes ante 8.336 espectadores.