Fiscal mantiene petición de 25 años de cárcel para acusado de matar a su ex y profanar su cadáver

El jurado se pronunciará en las próximas horas sobre el grado de culpabilidad del acusado

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Exteriores de la Audiencia Provincial de Granada
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La Fiscalía de Granada ha mantenido este miércoles su petición de 25 años de prisión para el acusado de asesinar de 18 puñaladas a la que había sido su exnovia y después profanar su cadáver, en el domicilio que habían compartido, en Granada capital, hechos por los que ha sido juzgado desde este lunes en la Audiencia Provincial de Granada por un jurado popular.

En la última sesión del juicio, que culminará una vez que el jurado se pronuncie en las próximas horas sobre el grado de culpabilidad del procesado, de 38 años e iniciales O.C.T, todas las acusaciones, tanto el Ministerio Público, como la acusación particular --la madre de la víctima-- y la popular --la Junta de Andalucía-- han reclamado la misma condena para él, aunque modificando ligeramente su relato de hechos, considerando que éste apuñaló a su víctima cuando él se encontraba detrás de ella, y con la joven de pie o de rodillas.

Así lo han considerado después de que los médicos forenses que practicaron la autopsia al cadáver hayan expuesto su criterio sobre cómo se produjo la agresión. Según han dicho, todas las heridas apuntan a que el agresor quiso asfixiar a la joven, que entonces tenía 29 años, con una cuerda gruesa en primer lugar, que le lesionó la comisura de los labios y el cuello. Ella se encontraba de espaldas cuando él la asaltó con esa cuerda --un juguete de perro-- y, pese a sus intentos de zafarse, como evidencian las huellas de sus dedos en el cuello, pudo llegar a desfallecer y a quedar de rodillas, momento en el que él cogió un cuchillo y la apuñaló hasta en 18 ocasiones.

Según los expertos, ocho de las puñaladas fueron en el tórax, tres de ellas mortales de necesidad, y el resto fueron consecuencia de los movimientos de defensa de la víctima, ya que le afectaron a los brazos de forma superficial. Los peritos han apuntado que el agresor usó el cuchillo como "un arma automática" porque las puñaladas fueron "rápidas y profundas", y que la joven estaba "totalmente inmovilizada" durante la acometida. Por ello, han considerado que el acusado no podía estar bebido, puesto que su actuación requería fuerza física y equilibrio.

Por otro lado, han comparecido también como peritos las psicólogas forenses que analizaron el estado del inculpado y su posible adicción al alcohol, como él mismo refirió en la primera sesión del juicio para justificar de alguna forma su actuación.

Para las expertas, el inculpado no tiene ni embriaguez patológica, ni plena, sino que simplemente hace un consumo "abusivo" del alcohol, que sin embargo no le hacen perder la conciencia de lo que está bien y lo que está mal. "No existen indicadores de que tuviera sus facultades alteradas por el consumo de alcohol", ha dicho una de las psicólogas, que ha descrito al inculpado como una persona insegura, e insatisfecha consigo mismo.

De hecho, la que fuera su pareja anterior, que ha declarado como testigo, también le ha calificado como "inestable" y ha señalado que nunca fue maltratada por él, pero que las discusiones eran continuas por su consumo de alcohol.

Tras la comparecencia de los peritos, las partes han elevado a definitivas sus conclusiones, aunque con una pequeña modificación en el relato de hechos tras lo expresado por los forenses, confirmando sus peticiones de penas. En el caso de las acusaciones, 25 años de prisión, y en el de la defensa, 10 años de cárcel, por un delito de homicidio, o 15 años por asesinato, con las atenuantes de consumo de alcohol, arrebato y confesión de los hechos.

Así, en las próximas horas se le entregará el objeto del veredicto al jurado, para que analicen punto por punto lo expuesto durante la vista, y decidan sobre su grado de culpabilidad en este caso.

ACUSACIÓN DE LA FISCALÍA

Según la acusación del Ministerio Público, el inculpado mantuvo una relación sentimental de pareja con la joven, de 29 años, desde aproximadamente primeros del año 2012.

La pareja estableció su domicilio en Granada, en la calle Escritor Miguel Toro, y allí convivieron hasta primeros del mes de julio de 2013, fecha en la que la joven dejó la vivienda y se fue a vivir con un amigo, pues era su deseo romper la relación sentimental con el procesado.

El 9 de julio de 2013 la joven y el acusado quedaron en verse en el domicilio que habían compartido para que ella recogiera sus efectos, limpiar entre los dos el piso y entregarlo al dueño.

Una vez allí y mientras limpiaban la cocina, el inculpado le reprochó su relación con el amigo con el que vivía pues sospechaba que ya había iniciado una nueva relación sentimental y tras este reproche decidió acabar con la vida de su exnovia.

En ejecución de dicha idea, entre las 13,00 y las 14,00 horas y aprovechando el inculpado que la joven se encontraba dándole la espalda y limpiando los platos en el fregadero de la cocina, cogió un cordón grueso de los que se utilizan como juguete de perro y "de forma inopinada y sorpresiva" le rodeó el cuello, inmovilizándole.

Acto seguido, "y para culminar su propósito de matarla", el procesado cogió con su mano derecha un cuchillo de cocina de 13 centímetros de hoja y, encontrándose detrás de la víctima y, estando la joven de pie o de rodillas, "pero en cualquier caso con el torso en eje vertical", comenzó a apuñalarla para acabar con su vida.

En total, le propinó 18 cuchilladas, ocho de ellas en el tórax, y tras asestar la última, le clavó el arma hasta la empuñadura con los 13 centímetros de hoja en el interior del cuerpo de su exnovia. Según el informe forense realizado, la causa inmediata de la muerte fue 'shock' hipovolémico, tras las múltiples heridas por arma blanca que sufrió en el tórax.

Además, una vez muerta, el encausado procedió a profanar su cadáver, introduciéndole objetos en ano y vagina, y en ese estado los agentes de Policía se encontraron el cuerpo sin vida de la joven.

Según considera el fiscal, por lo prolongado de su acción y el número de cuchilladas asestadas, el acusado pretendía aumentar de "forma deliberada e inhumana" el dolor y sufrimiento de la fallecida.