Fortalecer nuestra resiliencia repercute en el estado de salud, la autoestima, la afectividad, la creatividad, la autogestión...
La resiliencia no es una cualidad innata, no está impresa en nuestros genes, aunque sí puede haber una tendencia genética que puede predisponer a tener un “buen carácter”. La resiliencia es algo que todos podemos desarrollar a lo largo de la vida. La resiliencia nos ayuda a reestructurar nuestros recursos en función de las nuevas circunstancias y de nuestras necesidades. De esta manera, las personas resilientes no solo podemos ser capaces de sobreponernos a las adversidades que nos ha tocado vivir, sino que podemos ir un paso más allá y utilizar esas situaciones para crecer y desarrollar al máximo nuestro potencial.
Alrededor de 1950, hace casi 70 años, el término resiliencia se comenzó a emplear para describir una cualidad propia del ser humano, que le hace capaz de superar la adversidad con eficacia. Hoy sabemos, que dicha cualidad se componen de elementos biológicos, psicológicos y sociales.
Seis son los pilares sobre los que científicamente se ha demostrado que podemos construir nuestra capacidad de resiliencia:
1. La afectividad
2. La autogestión
3. La autoresponsabilidad
4. La autoestima
5. La positividad
6. El propósito vital
Ejemplos resilientes tenemos muchos, como por ejemplo:
1. Nelson Mandela, superó la discriminación y 27 años de cárcel
2. María Belón y su familia, que sobrevivieron a un tsunami y lograron reencontrarse
3. Los refugiados
¿Cómo podemos ser más resilientes?
Todos y todas podemos ser resilientes, siempre y cuando cambiemos algunos de nuestros hábitos y creencias (fomentamos la autoestima, somos proactivos, aprendemos de los errores, somos optimistas, somos flexibles, somos asertivos, somos bondadosos,..). De hecho, las personas resilientes han tenido que luchar contra situaciones adversas o que han probado varias veces el sabor del fracaso y no se han dado por vencidas y al encontrarse al borde del abismo, han dado lo mejor de sí y han desarrollado las habilidades necesarias para enfrentarse a los diferentes retos de la vida.
Para practicar mejor la resiliencia:
1. Ser conscientes de potencialidades y limitaciones. El autoconocimiento es un arma muy poderosa para enfrentar las adversidades y los retos, y las personas resilientes saben usarla a su favor. Estas personas saben cuáles son sus principales fortalezas y habilidades, así como sus limitaciones y defectos. De esta manera pueden trazarse metas más objetivas que no solo tienen en cuenta sus necesidades y sueños, sino también los recursos de los que disponen para conseguirlas.
2. Ser creativas. La persona con una alta capacidad de resiliencia no se limita a intentar pegar el jarrón roto, es consciente de que ya nunca a volverá a ser el mismo. El resiliente hará un mosaico con los trozos rotos, y transformará su experiencia dolorosa en algo bello o útil. De lo vil, saca lo precioso.
3. Confiar en las capacidades. Al ser conscientes de sus potencialidades y limitaciones, las personas resilientes confían en lo que son capaces de hacer. Si algo les caracteriza es que no pierden de vista sus objetivos y se sienten seguras de lo que pueden lograr. No obstante, también reconocen la importancia del trabajo en equipo y no se encierran en sí mismas, sino que saben cuándo es necesario pedir ayuda.
4. Asumir las dificultades como una oportunidad para aprender. A lo largo de la vida enfrentamos muchas situaciones dolorosas que nos desmotivan, pero las personas con un alto nivel de resiliencia son capaces de ver más allá de esos momentos y no desfallecen. Estas personas asumen las crisis como una oportunidad para generar un cambio, para aprender y crecer. Saben que esos momentos no serán eternos y que su futuro dependerá de la manera en que reaccionen. Cuando se enfrentan a una adversidad se preguntan: ¿qué puedo aprender yo de esto?.
5. Practicar la conciencia plena. Las personas resilientes tienen el hábito de estar plenamente presentes, de vivir en el aquí y ahora y de tener una gran capacidad de aceptación. Para estas personas el pasado forma parte del ayer y no es una fuente de culpabilidad y zozobra mientras que el futuro no les aturde con su cuota de incertidumbre y preocupaciones. Son capaces de aceptar las experiencias tal y como se presentan e intentan sacarles el mayor provecho. Disfrutan de los pequeños detalles y no han perdido su capacidad para asombrarse ante la vida.
6. Ver la vida con objetividad, pero siempre a través de un prisma optimista. Las personas resilientes son muy objetivas, saben cuáles son sus potencialidades, los recursos que tienen a su alcance y sus metas, pero eso no implica que no sean optimistas. Al ser conscientes de que nada es completamente positivo ni negativo, se esfuerzan por centrarse en los aspectos positivos y disfrutan de los retos. Estas personas desarrollan un optimismo realista, también llamado optimalismo, y están convencidas de que por muy oscura que se presente su jornada, el día siguiente puede ser mejor.
7. Rodearse de personas que tienen una actitud positiva. Las personas que practican la resiliencia saben cultivar sus amistades, por lo que generalmente se rodean de personas que mantienen una actitud positiva ante la vida y evitan a aquellos que se comportan como vampiros emocionales. De esta forma, logran crear una sólida red de apoyo que les puede sostener en los momentos más difíciles.
8. No intentar controlar las situaciones, sino las emociones. Una de las principales fuentes de tensiones y estrés es el deseo de querer controlar todos los aspectos de nuestra vida. Por eso, cuando algo se nos escapa de entre las manos, nos sentimos culpables e inseguros. Sin embargo, las personas con capacidad de resiliencia saben que es imposible controlar todas las situaciones, han aprendido a lidiar con la incertidumbre y se sienten cómodos aunque no tengan el control. Se centran en cambiar sus emociones, cuando no pueden cambiar la realidad.
9. Ser flexibles ante los cambios. A pesar de que las personas resilientes tienen una autoimagen muy clara y saben perfectamente qué quieren lograr, también tienen la suficiente flexibilidad como para adaptar sus planes y cambiar sus metas cuando es necesario. Estas personas no se cierran al cambio y siempre están dispuestas a valorar diferentes alternativas, sin aferrarse obsesivamente a sus planes iniciales o a una única solución. Por ello, tenemos que comprender que no debemos tener miedo al cambio porque es algo natural que nos acompañara a lo largo de nuestra vida. No tenemos que verlo como una amenaza, sino como una oportunidad de crecer. Si nos aferramos a la seguridad eso genera más inseguridad. Cuánto más control queremos tener, más tensión generamos. Lo rígido se rompe, así que para ser resiliente hay que ser flexible.
10. Ser tenaces en los propósitos. El hecho de que los resilientes sean flexibles no implica que renuncien a sus metas, al contrario, si algo las distingue es su perseverancia y su capacidad de lucha. La diferencia estriba en que no luchan contra molinos de viento, sino que aprovechan el sentido de la corriente y fluyen con ella. Estas personas tienen una motivación intrínseca que les ayuda a mantenerse firmes y luchar por lo que se proponen.
11. Afrontar la adversidad con humor. Una de las características esenciales de las personas resilientes es su sentido del humor, son capaces de reírse de la adversidad y sacar una broma de sus desdichas. La risa es su mejor aliada porque les ayuda a mantenerse optimistas y, sobre todo, les permite enfocarse en los aspectos positivos de las situaciones.
12. Buscar la ayuda de los demás y el apoyo social. Cuando las personas resilientes pasan por un suceso potencialmente traumático su primer objetivo es superarlo, para ello, son conscientes de la importancia del apoyo social y no dudan en buscar ayuda profesional cuando lo necesitan.
Desde la Neurociencia se considera que las personas más resilientes tienen mayor equilibrio emocional frente a las situaciones de estrés, soportando mejor la presión. Esto les permite una sensación de control frente a los acontecimientos y mayor capacidad para afrontar las situaciones difíciles y estresantes.
Comentarios
Un comentario en “Fortalecer nuestra resiliencia repercute en el estado de salud, la autoestima, la afectividad, la creatividad, la autogestión...”
Inés
27 de octubre de 2019 at 13:40
Me ha parecido todo lo dicho de una gran ayuda, ya que desarrollar la resiliencia nos garantiza
saber luchar contra las adversidades que nos pone la vida.
Me a gustado mucho !!