Granada, ante el desafío de la acogida de refugiados
Entre 2.000 y 3.000 refugiados llegarán a Andalucía, según cifras ofrecidas ayer por el consejero de Justicia e Interior, Emilio de Llera | Pero más allá de cuántas sean, la ciudad esgrime su capacidad de acogida, por su historia o por su capacidad de integración de estudiantes extranjeros en la UGR, la universidad española que más estudiantes erasmus recibe
Granada reúne condiciones para ser ciudad de acogida. Esa es al menos la opinión o esperanza de Javier García Castaño, director del Instituto de Migraciones de la Universidad de Granada, quien aporta datos y razones para ello. Lo hizo ayer, durante la presentación del VIII Congreso sobre Migraciones Internacionales en España, que desde mañana miércoles y hasta el viernes, abordará una cuestión de plena actualidad, aunque la rectora Pilar Aranda precisó durante el mismo acto en el Hospital Real que "este congreso ya estaba previsto".
LA UNIVERSIDAD, PUNTA DE LANZA DE LA ACOGIDA
Según García Castaño, "Granada tradicionalmente ha tenido una especial sensibilidad hacia la acogida, por lo menos discursivamente". Del discurso a los hechos "o las prácticas", media un camino de entendimiento y aceptación. Sin embargo el profesor pone como ejemplo a la Universidad de Granada como ejemplo de acogida e integración.
Así, recuerda el hecho de que "seamos la universidad española que más estudiantes extranjeros recibimos", un dato que ilustra que tengamos una población extranjera "muy importante". Y cita como ejemplo al barrio del Realejo, donde la población estudiantil extranjera ha motivado que el barrio "haya cambiado sus escenografías". Así mismo recuerda que la universidad ha sido durante años la que más estudiantes ha recibido de África, "especialmente de Marruecos".
Admite no obstante que la ciudad posee "fuertes contrastes", con lugares "muy tradicionales, defendiendo posiciones muy autóctonas y muy de lo primero lo de aquí". Una cuestión que considera "lógica, en todos los lugares se da", y que no impide por ejemplo que "no dejen de aparecer matrimonios mixtos".
EL 'PELIGRO' DE LOS PREMIOS NOBEL
Todo ello arroja la conclusión, según García Castaño, de que "la gente no es xenófoba sin más" y aunque el ciudadano de a pie puede "extrañarse, preocuparse hasta tener miedo", la clave estaría en "explicar que ese miedo puede convertirse en prácticas de asociación, amistad y solidaridad, estoy convencido de ello".
En el mismo acto Aranda decía no saber cuántos refugiados recalarían en Granada. Sin embargo las cifras andaluzas conocidas ayer por el consejero De Llera adelantan que serán entre 2.o00 y 3.000 los refugiados sirios que llegarán a nuestra comunidad. García Castaño ha querido salir al paso del temor del Ministro Jorge Fernández Díaz, acerca de que algún 'yihadista`entrara en España, incidiendo en que también existe 'el peligro' de que entre los refugiados entre algún "premio Nobel o algún artista".
En todo caso, la ciudad se haya inmersa en el proceso de acogida. Desde el ayuntamiento, el portavoz del equipo de Gobierno, Juan García Montero, aseguraba que “nadie en su sano juicio podría no abrir los brazos a personas a las que están matando y pateando en su país”, aunque se hará "con orden y prudencia". Por su parte PSOE e IU pedían al Consistorio su unión a la red de ciudades de acogida. Asímismo han surgido iniciativas como la de La Ciudad Accesible, que no olvida que entre esos refugiados, también hay personas con discapacidad.
65 MILLONES FRENTE A 15.000
Que Granada siga siendo ciudad de acogida se inscribe en las cifras de inmigración registradas en España durante los últimos años. A principios de la pasada década, 1 de cada 100 habitantes era extranjero, hoy lo son 15 de cada 100. Este mismo crecimiento se ha dado en el resto de países europeos a lo largo de 50 años. E ilustra con más datos la representatividad de la 'cuota' de 15.000 refugiados: "España recibe cada año 65 millones de turistas extranjeros. Tenemos 5 millones de extranjeros residiendo. ¿De verdad lo preocupante son los 15.000?"
Respecto al impacto de la foto del pequeño Aylan varado en la arena, García Castaño afirma que "estaría de acuerdo en que esa imagen ha provocado mucho, ha servido de mucho, pero la insistencia de la misma, también. La foto desplegaba ternura a la vez que quietud". Y concluye con ironía que "no queremos estar desayunando con esas fotos en la Europa rica".