La madre granadina de la hija de Wonder Woman
La dibujante e ilustradora Belén Ortega, diseñadora del cartel del Día de la Cruz 2024, trabaja con las grandes compañías del cómic tras perseguir incansable su vocación
El día a día de Belén Ortega (Granada, 1986) no parece esconder nada extraordinario. "Me levanto y desayuno tranquilamente. No tengo que ir corriendo a ningún sitio, no tengo que tragarme ningún tráfico. Después me pongo a trabajar, cuando no voy a entrenar, porque hago bastante ejercicio, aunque ahora me encuentro en una fase muy complicada porque tengo una lesión que no se me va", detalla. Todo muy normal, hasta que se sienta y comienza a dibujar. Es entonces, al tiempo que su mano se desliza dejando tras de sí trazos precisos en los que imprime un poquito de sí misma, cuando se descubre entre viñetas y grandes onomatopeyas. No le ha picado una araña radiactiva ni procede de otro planeta; ella, la artista que ha diseñado el cartel del Día de la Cruz 2024, es la madre granadina de la hija de Wonder Woman.
-¿Cómo ha llegado una chica de Granada, que pasó su infancia en Córdoba, a dibujar las páginas de los cómics de Marvel y DC?
-La verdad es que yo tampoco lo entiendo bien -ríe, mientras ilustra su próxima viñeta-.
"Muy bien, gente: empecemos por el principio una última vez", aparece sobre la primera página del cómic de su historia. Comienza como la de otros tantos jóvenes andaluces. "Supe lo que eran el anime y el manga por lo que echaban en el Canal 2 Andalucía", comienza a relatar la granadina. Las series japonesas y los tomos que le prestaban sus amigos despertaron en ella la inquietud por dibujar. Con el tiempo, incluso se animó a enviar a algunas revistas. "Veía que me gustaba y que se publicaban", recuerda. No soltó el lápiz con el paso de los años, sino que fue comprobando que aquello que para muchos se queda en una afición de la infancia era en realidad su vocación. "Veía que, si tenía que dedicarme a algo y pasar muchas horas de mi vida haciéndolo, me tenía que gustar. Aunque para mí, dibujar era una pasión, algo como muy personal, me di cuenta de que se me daba bien", prosigue.
Estudió Bellas Artes, aunque, matiza, "por obligación", pues no se veía en un trabajo vinculado con ello "ni cuajaba con ese estilo". "No me sentía cómoda, pero eso sí me permitió pedirme la beca para ir a Japón, así que casi me alegro", apunta Belén. Allí, en la Human Academy de Osaka estudió japonés, Comic, caligrafía japonesa, diseño de moda e Historia Japonesa. A la vuelta, estaba completamente convencida. En 2011, tras haber aparecido en varias revistas, publicó su primera obra profesional, Himawari. "En esa época ya me decían ‘con el manga, te vas a comer los mocos’", señala. Y ella misma, "entre la espada y la pared", se convenció. Decidió apostar por lo que le gustaba. Cambió su estilo, probó suerte en Francia, creó Pájaro Indiano y dibujó a Marc Márquez. Más tarde, finalizó la serie de Millenium Saga, bestseller de Stieg Larsson. Estaba despegando.
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"Fue en 2018 que me fui a la New York Comic Con, un poco por mi cuenta, para probar. Ahí sí que hice los contactos en Marvel para que luego pudiera enviar esas pruebas. En 2019 empecé a hacer portadas y en 2021, DC vio lo que estaba haciendo en Marvel. Le gustó y quiso proponerme proyectos para trabajar con ellos", sintetiza. Empezó a estampar su firma en las páginas de las viñetas más importantes, como reclutada por los mismísimos Vengadores del cómic. "No pensaba yo hace tantos años que me fuera a sentir tan cómoda dibujando superhéroes", se sorprende todavía.
Ahora revolotean por su cabeza durante todo el día. Batman, Capitana Marvel, Catwoman o Tim Drake, de quien ilustró su revelación como bisexual. Fue este, por el impacto que tuvo, el trabajo que más le marcó. "Yo no tengo una profesión que salve vidas, no soy médico ni bombera, pero ver que una historia pueda ayudar tanto a alguien me ha sorprendido para bien, y más que sea en el ámbito de los superhéroes. Me impactó bastante", argumenta.
"En DC he hecho casi todo lo que más me ha aportado a nivel laboral en tres años", subraya la granadina. Empezó allí con Batman y ahora trabaja en la creación de los back-up stories -historias de acompañamiento- de Wonder Woman; en concreto, dibuja a las versiones jóvenes de su hija, creada por Dani Sampere. "Yo no he hecho el guion, pero me estoy descojonando y está siendo algo muy divertido, una de las mejores experiencias laborales, incluso sin tener yo ningún tipo de relación, más allá de lo que empecé a hacer con estos personajes el verano pasado", esgrime. Una "sorpresa" en un trabajo que, asegura, es "muy exigente y duro", alejado casi siempre de la libertad creativa y de la intervención en la propia historia. "Realmente eres un eslabón de la cadena", aclara.
El cartel del Día de la Cruz 2024
En ello anda y, también, en un Patriarchy, un proyecto para el mercado franco-belga cuyo último tomo va terminando mientras atiende a GranadaDigital. "Hay más cosas en el horizonte, pero, de momento, con eso me queda ya para el resto del año", indica Belén Ortega. Pero su superheroica identidad también le depara aventuras que se alejan de las viñetas. Dibujó la portada del single ‘Mala Cara’ de Lola Índigo, empezó a trabajar con empresas de videojuegos como ilustradora y, lo más reciente, diseñó el cartel del Día de la Cruz 2024 en Granada. "La primera vez que me lo pidieron fue hace tres años y al final, apostaron por otro artista. Casi que me alegré. Siempre tengo miedo de coger este tipo de retos, porque soy dibujante de cómics e ilustradora, pero no estoy especializada en dibujar carteles. Es un reto que te desubica y te pone un poco a prueba, porque ser dibujante de cómics o hacer portadas no te hace buena cartelista", revela sus dudas.
En este año, sin embargo, asumió la responsabilidad que siempre conlleva un gran poder, también cómoda porque le permitieron ser ella misma. "Me han dejado apostar por mi fuerte, que era un retrato más figurativo, a mi estilo, dándole lo que ellos pedían", se alegra. Solo hizo una propuesta, en la que una mujer toma el protagonismo al escapar de la propia cruz, rodeada de motivos granadinos y con predominio del rojo de los claveles tradicionales. De sus ojos nace una mirada penetrante. "Yo sé que se me da relativamente bien expresar a través del dibujo. Sé que lo que más ha gustado de mi trabajo son las portadas, como las de Wonder Woman. Trabajo mucho eso, cuido al milímetro la expresión del personaje porque necesito que tú conectes con él. Sabía que para que alguien conectara con mi trabajo tenía que haber una mirada, un personaje. Quise barrer para mi terreno", precisa. Casi una portada de cómic, como las que hace a diario, a las que volvió nada más presentarla. Su mano deja de dibujar durante la conversación. En la esquina de la última viñeta, un letrero: "Continuará".