Paco López descongela al Granada (4-0)

El conjunto rojiblanco se reencuentra con la victoria en Liga ante un Albacete frágil que terminó el duelo con dos hombres menos sobre el terreno de juego

Granada CF Albacete Balompie
Bryan Zaragoza celebra el tercer gol del Granada ante el Albacete | Foto: Antonio L. Juárez
Chema Ruiz España
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El Granada estaba congelado, como el Capitán América en el universo cinematográfico, encorsetado en la monotonía y sin gol desde hacía un mes, pero Paco López, curiosamente en la arribada de un invierno adelantado a Los Cármenes, lo ha sacado de su gélida prisión. Lo ha arrancado de su inmovilismo táctico y lo ha hecho sonreír de nuevo. El Albacete, frágil, terminó desmembrado, con dos hombres menos sobre el terreno de juego. Queda para el imaginario adivinar qué hubiera pasado si el duelo se hubiera desarrollado hasta el final en igualdad numérica. La actuación del colegiado granadino Moreno Aragón levanta ampollas, pero el triunfo granadinista, no obstante, ha sido inapelable. El cambio es visible, ofensivo desde el arranque el cuadro local. El encuentro pudo ser una sangría, más que el holgado triunfo que finalmente fue, pero los nazaríes esperaron hasta el segundo tiempo para cambiar la escopeta de la feria por el rifle real. Callejón se desquitó, Ricard engrosó el margen con ayuda y Bryan Zaragoza, un diablo imparable, abrochó el marcador, con una obra maestra primero y con un centro que Glauder introdujo en su propia jaula.

La carta de presentación del valenciano ante su afición fue entre osada y temeraria. "Hola, Granada. Soy Paco López y vamos a atacar por encima de todas las cosas", debió de pasar por la cabeza por el técnico. La lectura por megafonía de los elegidos fue engañosa. Mantuvo el esquema de Yecla sobre el papel, desterrado el predilecto de Karanka, pero introdujo una variante táctica interesante. Víctor Díaz, en el eje de una línea de tres centrales a la que regresó Miguel Rubio, daba un paso al frente cuando el conjunto rojiblanco poseía el balón, para liberar por delante a Meseguer. Melendo jugó junto al mediocentro, reconvertido como volante, intérprete del estilo más hardcore que pudiera tocar la banda nazarí. Jorge Molina fue finalmente el único punta, devuelto Callejón a un costado y apostado Puertas en la orilla diestra, pero ambos muy cerca del área.

La apuesta por el fútbol ofensivo era firme y no quedó en el dibujo. Robó Melendo la primera posesión, intenso en la asfixia en campo contrario, y Puertas cabeceó mal el centro final de Neva. El gaditano repitió envío poco después, con mismo destinatario, que en esta ocasión sí logró dirigir el testarazo a los palos, pero sin potencia para inquietar a Bernabé. El equipo asumía un riesgo tremendo en las transiciones, dependiente de la presteza de Víctor Díaz para retornar a la línea. Quiso adelantarse Dubasin en velocidad, pero el sevillano había regresado a tiempo y el ‘pingüino’ se topó con un muro que le cerraba el paso, así que resolvió con un tímido tiro al pecho de Raúl Fernández.

El inicio fue una promesa de diversión, con visos de convertirse en una manta demasiado corta para cubrir las dos áreas -que, por cierto, no hubiera venido mal para abrigar en la grada-. Álvaro Rodríguez dejó más espacio de la cuenta a Callejón, que buscó un hueco por dentro y golpeó arriba. Intentaron salir del agobio los de Rubén Albés, pero se quedaron con uno menos en cuanto cruzaron la divisoria. Tanto Ricard como Boyomo acudieron a pecho descubierto a un balón dividido y el francés clavó los tacos en el tobillo del carrilero rojiblanco. Moreno Aragón le mostró el cartón amarillo, pero desde la sala VOR le invitaron a revisar la acción y lo visto en la pantalla le hizo cambiar el color de la tarjeta, con nada menos que 80 minutos por delante. 

Recularon los manchegos hasta confinarse en su trinchera, interesados en que se jugara entre poco y nada, sin capacidad para merodear las dependencias locales salvo en acciones de balón parado. Los rojiblancos acamparon en torno al área de Bernabé. Charlaba Paco López con Meseguer, que probablemente hizo una de sus mejores actuaciones como rojiblanco, liberado de tareas destructivas, y Melendo levantó el periscopio para habilitar a Jorge Molina. Cabecearon el alcoyano y Callejón dentro del área, pero fue Puertas quien empalmó un disparo manso. Ricard y Carlos Neva se acomodaban cerca de la línea de fondo, desde donde empezaron a bombardear el área, de nuevo falto de atino con la frente el ‘10’ del Granada. Al catalán se le escapó un control que hubiera hecho de un pase de Meseguer la asistencia de la jornada.

Los dos carrileros se encontraron en un contragolpe, milimétrico el balón al espacio de Callejón y desviado el golpeo de Carlos Neva en el área. Después, lo intentó el catalán, que calentó la espalda de Jorge Molina. Flotaba Melendo, cerca de patentar el pase bombeado por encima de la defensa, y Meseguer distribuía con brío. En uno de esos envíos del catalán, Callejón descargó de cabeza para la llegada de Molina, que encerró la pelota, pero el motrileño tenía un hombro por delante de la defensa visitante en el momento del pase. En los metros decisivos, sin embargo, los rojiblancos derramaban un ataque tras otro sin hacer sufrir a Bernabé. Dispararon hasta en doce ocasiones, pero con la puntería de un soldado imperial de Star Wars. El Albacete paraba el juego todo lo posible y asomaba con más miedo que inquina, por lo que su rebelión apenas alcanzaba para morir en el balcón del área.

No parecía haber cambiado demasiado el panorama tras el paso por los vestuarios, pero los rojiblancos habían reemplazado los fusiles de juguete por los de verdad. En un córner, Meseguer enganchó en semifallo el centro casi raso de Callejón, que Dubasin por poco introduce en su propia portería. Después fue Djetei quien rozó el autogol, tras una internada de Puertas. El terreno se inclinaba hacia la meta de Bernabé, pero el ‘pingüino’ se escapó en una endiablada carrera y ajustició ante Raúl Fernández. El banderín, sin embargo, se alzó en cuanto el balón acarició la red, cuando en la grada ya brotaba la desesperación. La réplica fue decisiva. Ricard se vio acorralado en la esquina, pero se deshizo de Julio Alonso con un giro abracadabrante. Mereció que su centro posterior, combado al corazón del área pequeña, fuera asistencia, pero en el fútbol no todo es poético. Despejó Djetei, y ahí sí apareció Callejón para definir con maestría. Necesitaba ese gol el motrileño.

La puñalada dejó herido al 'Alba' y la posterior expulsión de Álvaro Rodríguez lo hizo desangrarse. La acción fue muy parecida a la que supuso la primera cartulina roja, con Víctor Díaz en esta ocasión como infractor, amonestado. Antes de caer, Álvaro Rodríguez pisó la pantorrilla del sevillano y, de nuevo tras revisar la acción, mandó al zaguero visitante a la ducha. El escenario se tiñó de oscuro para los de Rubén Albés, que buscó en el banquillo algún desfibrilador para su equipo. Entró Perea por el capitán rojiblanco, tal vez temeroso Paco López de que pudiera perderle. Apenas se situaba en el campo el manchego cuando Melendo llevó la posesión hacia el costado zurdo. Combinó Callejón con Puertas, que recortó al llegar al área y elevó un pase al segundo poste, por donde llegaba Ricard con el cuchillo entre los dientes. Empalmó un golpeo duro, que acabó en la red tras toparse con Julio Alonso.

El Granada ya bailaba con un cadáver y Paco López guardaba la ropa. En un despiste, se escabulló el recién incorporado Rubén Martínez, que quiso sorprender a Raúl Fernández con una vaselina que el guardameta leyó a la perfección, anulada la jugada en cualquier caso. Golpeó Perea desde la frontal, atento Bernabé, justo antes del momento de Bryan Zaragoza, que acababa de ingresar. Robó en la medular, en un intento de progresión visitante, y zigzagueó hasta plantarse en el área, donde cruzó como si llevara décadas haciéndolo para rubricar un golazo. Tiene solo 21 años, pero sabe latín. Extendió los brazos y sonrió de rodillas, rendido el estadio al recreativista.

Caían los últimos granos de arena a la cuenca inferior del reloj y Bryan Zaragoza, que se divertía, pedía al árbitro que no pitara el final. Provocó el cuarto, con un centro que Glauder envió a su propia portería, y el duelo acabó con Uzuni sosteniendo el puñal, deseoso de dejar también su firma en el acta de goleadores. Aun en las particulares circunstancias en que se ha desarrollado el encuentro, con un rival sin dos efectivos, el Granada de Paco López firma un inicio prometedor se reencuentra con la victoria en Liga un mes después. La goleada avanza diversión, manda un aviso y vuelve a mirar hacia arriba.

Ficha técnica:

Granada CF: Raúl Fernández; Ricard (Cabaco, 80’), Víctor Díaz (Perea, 65’), Miguel Rubio, Ignasi Miquel, Carlos Neva; Meseguer, Melendo (Bryan Zaragoza, 72’), Puertas (Soro, 80’); Callejón y Jorge Molina (Uzuni, 80’).

Albacete Balompié: Bernabé; Álvaro Rodríguez, Djetei, Boyomo, Julio Alonso; Maikel Mesa, Sergio Maestre (Glauder, 46’), Riki Rodríguez (Attipoe, 65’), Manu Fuster (Dani González, 80’); Dubasin (Fran Álvarez, 80’) e Higinio (Rubén Martínez, 65’).

Fran Álvarez y Dani González por Duba y Fuster.

Goles: 1-0: Callejón, min. 53; 2-0: Ricard, min. 70; 3-0: Bryan Zaragoza, min. 78; 4-0: Glauder, en propia puerta, min. 88.

Árbitro: Moreno Aragón, del comité madrileño. Amonestó a los locales Puertas, Víctor Díaz e Ignasi Miquel, así como a los visitantes Julio Alonso y Djetei. Expulsó a los visitantes Boyomo y Álvaro Rodríguez.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la 16ª jornada de Liga en Segunda División, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante 13.072 espectadores. De ellos, cerca de dos centenares fueron hinchas del Albacete.