Al Granada CF se le aparece un ángel en forma de empate
Los rojiblancos firmaron un partido para el olvido, pero una genialidad de Ángel Montoro al filo del pitido final dio un punto más que necesario para los de Robert Moreno
El fútbol tiene estas cosas, un día te quita la victoria en el último momento y otro día te da un empate que quizás no es merecido, pero que sabe a gloria. El Granada CF llegó a Pamplona con las pilas recargadas tras casi veinte días sin disputar un encuentro oficial, sin embargo esas energías parece que se apagaron con el pitido inicial.
El Osasuna saltó al césped de El Sadar entre vítores y festejos al celebrar sus 100 años de historia, con la confianza que otorgan tres victorias consecutivas en LaLiga y con la ilusión de conseguir la cuarta. Por su parte, el Granada CF parecía que rezaba por ver los minutos pasar y, sobre todo, para que no llegasen los instantes finales, momentos que traen demasiados malos recuerdos a la afición granadinista.
Los focos se centraron rápidamente en un Chimy Ávila que acaparaba todo el juego de los rojillos en sus botas. Desde los primeros compases del encuentro el delantero argentino demostró porqué toda la confianza de los de Pamplona está depositada en él. Mientras tanto, en el lado de los nazaríes, esta vez vestidos enteros de blanco, la estrategia de jugar demasiado rápido, con pases al primer toque para evitar el contragolpe del rival no estaba dando sus frutos.
El primer aviso de los de Robert Moreno llegó pasados los primeros 15 minutos de juego. Rochina mandó un gran pase a Darwin Machís que llegó algo forzado a la portería rival donde esperaba un Sergio Herrera preparado para atrapar el intento de gol del Granada. Los rojillos comenzaron a apretar el área obligando así a los rojiblancos a defender de urgencia. La primera ocasión clara de Osasuna llegó rondando la media hora de partido debido a una pérdida de Carlos Neva, aunque Luis Maximiano consigue atrapar el disparo en dos tiempos.
La salida de Maxime Gonalons por lesión se notó en exceso, tanto que los rojiblancos se reencontraron con los fantasmas del pasado. Los minutos finales, esta vez al borde el descanso volvieron a pasar factura a los de Robert Moreno al recibir el tanto en contra del Chimy Ávila en el minuto 45. Víctor Díaz desvió el remate desde la frontal de Cote, pero el delantero de Osasuna estuvo muy atento y con una muestra evidente de sangre fría remató a bocajarro con un disparo imparable para Luis Maximiano. Intentó reaccionar el Granada CF al tanto de Osasuna, pero nada pudo hacer por poner las tablas en el marcador antes de marcharse camino a vestuarios.
De regreso al terreno de juego, ambos entrenadores apostaron por mantener a los mismos jugadores de inicio, exceptuando el cambio de Gonalons por Monchu por lesión. El Chimy Ávila pudo hacer el segundo nada más comenzar la segunda mitad tras un nuevo despiste de la defensa rojiblanca. Por suerte, Luis Abram consiguió despejar primero un centro y luego un segundo remate con la cabeza bajo palos.
Los de Robert Moreno merodeaban el área rojilla, pero no conseguían acercase lo más mínimo en una ocasión clara a la portería rival. Los minutos pasaban y el Granada centraba todo su juego en aplacar de la mejor forma posible el avasallaje de Osasuna contra Luis Maximiano.
El Granada avisó en la segunda mitad por primera vez en el minuto 75. Luis Suárez se marchaba solo ante Sergio Herrero, pero su cabalgada hacia la portería de los rojillos la frenó Cote con claro agarrón que le costó la tarjeta roja. Tuvo una segunda oportunidad el conjunto de Robert Moreno con un disparo desde la frontal ejecutado por Rochina, pero el cancerbero de Osasuna consiguió despejar para mantener a los suyos por delante en el marcador.
Cuando parecía que todo estaba perdido e incluso se pudo ver al técnico rojiblanco revisando el reloj con cara de pocos amigos, una genialidad de Ángel Montoro despertó al Granada CF del letargo en el que había estado durante todo el encuentro. El centrocampista tiró de picardía al ver a Sergio Herrera adelantado y no dudó ni un segundo en lanzar el balón hacia la portería de Osasuna. El gol se vio como esas escenas de las películas a cámara lenta cuando el director quiere mostrar una escena que calará en el espectador. Por fin la maldición de los minutos finales jugó a favor del Granada, por fin no eran los rojiblancos los que sufrían el golpe psicológico de perder todo lo trabajado durante 90 minutos en un segundo.
El plantel granadino regresa a casa con un punto bajo el brazo que sabe a gloria, pero que no camufla el mal partido vivido en El Sadar. Los veinte días de parón parecer ser que no han servido de mucho y la competición continúa. Este barco habrá que arreglarlo sobre la marcha.