Remontada, locura y reparto para creer en la salvación (3-3)
El Granada empata ante el Barça en un encuentro vibrante en el que llegó a ponerse por delante en dos ocasiones para salvar finalmente un valioso punto
Muy poco ha faltado para el 'Granadazo' en Montjuic. El conjunto rojiblanco ha asaltado con coraje el piso de alquiler en el que juega este curso el Barça para llevarse un punto que, si bien en la clasificación no tiene grandes efectos, permite a los de Alexander Medina creer en la salvación sin titubeos. El encuentro fue vibrante, un continuo intercambio de golpes que mostró que los nazaríes tienen alma para emprender con fe la búsqueda de la permanencia. Con la misma convicción respondieron al tempranero tanto de Lamine Yamal y voltearon el marcador por medio de Ricard, primero, y Pellistri, brillante. Lewandowski devolvió las tablas, aunque el empate duró muy poco porque Ignasi Miquel marcó de inmediato un gol reivindicativo. Los de franjas horizontales apretaron los dientes y casi hasta se encomendaron al año del dragón de madera en el postrero acoso azulgrana, que firmó el reparto final a través de su juvenil prodigio en un despiste de Callejón. A los de casa se les aleja LaLiga, mientras que el Granada se acerca al umbral.
El Cacique hubo de improvisar sobre la marcha, dolorido Carlos Neva en el calentamiento. Se unió a la baja por sorpresa de Bruno Méndez, que viajó con el equipo pero no entró en la convocatoria. Otro estirón de los enanos de este circo. Se abrigó con Hongla entre los centrales y un meloso marcaje al hombre en la medular. Sergio Ruiz y Gumbau se pegaron con cinta adhesiva a la espalda de Frenkie De Jong y Gündogan, respectivamente, con la premisa de acometer ataques relámpago al recuperar. Un plan previsible, pero efectivo porque el plomizo juego del Barcelona carece de la pulcritud de antaño. Ter Stegen, de vuelta tras una larga inactividad, se empeñó en adormecer el balón y erró en varias entregas para permitir que los rojiblancos salieran de la madriguera con hambre. Aun con ello, fue el cuadro culé el que empezó a aderezar el duelo con algo de peligro. El primer escarceo de Lamine Yamal mostró las costuras de Maouassa, que calculó fatal, inalcanzable para Lewandowski el centro posterior. El francés es alegre en ataque, pero anda desubicado en defensa. Lo que vino después ya fue el gol azulgrana.
Ignasi Miquel se quitó la pelota de encima como pudo, agobiado dentro del área, y De Jong le imprimió lógica. Cancelo recortó al divisar el límite del campo y combó un envío que Lamine Yamal encauzó en el segundo poste. Parece que el Granada se le da bien al chaval, que se estrenó precisamente ante los rojiblancos en la primera vuelta. El combinado nazarí lo encajó con entereza, tal vez a causa de ese carácter del que el mercado de invierno le ha dotado, o quizás porque este Barça cortocircuita con facilidad. Los de Xavi Hernández son una obra plagada de erratas. Permitieron que el Granada fuera avanzando yardas sin demasiado esfuerzo, continuamente equivocados en el pase. Tras una intercepción, Pellistri, puro tesón, levantó el esférico para hacer salivar a Uzuni, que levitó en busca de la tijereta sin llegar a impactar de lleno.
El extremo charrúa empezó a emular a Desmond Doss, dispuesto a dejarse el alma para luchar hasta el último balón, mientras Ortiz Arias indultaba a Cubarsí en una entrada que señaló la rodilla de Uzuni. El Barça trató de desperezarse con una acción que bien podría haber entrado como ejemplo en el manual de estilo culé de no ser por Martin Hongla. Lamine Yamal cambió la orientación y Pedri se inventó un taconazo para Gündogan. El alemán aguantó hasta que se le abalanzó Batalla y regaló el gol a Lewandowski. El polaco culminó, pero contempló ojiplático cómo el pivote camerunés del Granada sacaba la ‘gadgetopierna’ para escupir el peligro. Un espejismo, en realidad, porque el mal rollo se iba contagiando entre los blaugrana.
La réplica rojiblanca fue mortífera. Ricard descargó la posesión sobre Pellistri, que agitó la varita y descolocó a Cancelo con un truco de ilusionismo. Ganó la línea de fondo y tensó un envío a ras de hierba. El lateral granadinista, que había continuado su internada, lo atacó con el colmillo afilado y lanzó un misil que limpió las telarañas de la meta. Sonó el gong al tiempo que la frágil confianza de los de casa se hacía añicos. "Tenemos que salir a morder, pelear todos los balones e intentar marcar otro", sostuvo el goleador rojiblanco antes del segundo asalto. Fue casi un presagio.
De vuelta los púgiles al cuadrilátero, Xavi ordenó a los suyos ensanchar el campo y percutir, lo que desató la locura. Un frenético intercambio de golpes promovido por la necesidad de ambos conjuntos. Primero amenazó Lewandowski tras una rápida combinación azulgrana, al lateral de la red su intento. Después le tocó a Pellistri intimidar, con un violento chut que estampó en el rostro de Ter Stegen. Ninguno de los dos dio más avisos. El charrúa abrió una acción hacia Ricard y el zaguero trazó el centro. Hubo una falta de entendimiento entre Cubarsí y Koundé que entregó la pelota a Uzuni en el área. El albanés asistió con fuerza y el extremo uruguayo llevó al granadinismo al nirvana.
Lewandowski anuló de inmediato la celebración. Cancelo levantó el balón y Gündogan descargó sobre el polaco, que apretó el gatillo con precisión desde la media luna. En otro momento de la temporada, ahí habría muerto el partido, pero este Granada de sangre caliente no parece achantarse con tanta facilidad. Respondió rapidísimo, en la enésima imprecisión blaugrana. Maouassa, errático atrás, hizo gala de su buen pie para envolver un servicio precioso. Ignasi Miquel conectó el frentazo al poste, que cruzó la línea tras golpear en Ter Stegen. De nuevo, éxtasis en el conjunto rojiblanco, decidido ya sí a guardar la ropa.
El Barça se agobió al perder de vista la cabeza de LaLiga y promovió una ofensiva desesperada. Íñigo Martínez orientó bien un remate en una falta, pero en fuera de juego. Se durmió seguidamente Callejón al sacar una acción de peligro, recién incorporado al campo el granadino, y Lamine Yamal le desvalijó en un santiamén. No dudó en el balcón del área, inalcanzable el latigazo para la estirada de Batalla. En la locura, Ter Stegen alejó un trallazo de Uzuni y desvió con la mirada un cabezazo de Miguel Rubio en el córner posterior, pero en el salpicadero nazarí ya se había encendido el piloto de la reserva. El Barça atosigó al inagotable ritmo de su estrella juvenil, arremangados los rojiblancos para proteger el botín hasta el final. El premio es mínimo, pero en su contexto, sabe a oro.
Ficha técnica:
FC Barcelona: Ter Stegen; Koundé, Íñigo Martínez, Cubarsí, Joao Cancelo (Raphinha, 75’); Christensen (Fermín, 67’), De Jong, Gündogan; Lamine Yamal, Pedri (Guiu, 89’) y Lewandowski.
Granada CF: Augusto Batalla; Ricard, Miguel Rubio, Martin Hongla, Ignasi Miquel, Faitout Maouassa; Sergio Ruiz, Gumbau (Torrente, 90+4’); Facundo Pellistri (Józwiak, 84’), Melendo (Callejón, 75’) y Uzuni (Arezo, 84’).
Goles: 1-0: Lamine Yamal, min. 14; 1-1: Ricard, min. 43; 1-2: Pellistri, min. 60; 2-2: Lewandowski, min. 64; 2-3: Ignasi Miquel, min. 66; 3-3: Lamine Yamal, min. 81.
Árbitro: Miguel Ángel Ortiz Arias, del comité madrileño. Amonestó al local Fermín, así como a los visitantes Sergio Ruiz e Ignasi Miquel. También amonestó al entrenador local Xavi Hernández
Incidencias: Encuentro correspondiente a la 24ª jornada de Liga disputado en el Estadi Olímpic Lluís Companys, ante 41.901 espectadores.