El Granada se hace fuerte a domicilio
El conjunto rojiblanco enlaza su tercera salida consecutiva sin perder y vuelve a demostrar que ha adquirido capacidad de reacción cuando los encuentros se le atascan
El paso de las jornadas fue enseñando al Granada que sostener un objetivo tan ambicioso como el ascenso directo requería algo más que ser un anfitrión impecable. Los números del conjunto rojiblanco en Los Cármenes son brillantes desde el inicio de Liga, pero en la clasificación caía a causa del peso de su nefasto rendimiento como forastero. En la grada brotaba una hipótesis que el tiempo ha terminado por confirmar: si empezaba a sumar lejos de casa, el equipo se engancharía con facilidad a los puestos de cabeza. De la mano de Paco López, el cuadro nazarí ha crecido a domicilio, sin lustre pero con una solvencia de la que hasta hace poco carecía. Ha adquirido capacidad de reacción y, tras replicar de nuevo en Burgos, en un encuentro que se le iba de las manos sin solución previsible, volvió a sumar tres puntos como visitante.
El equipo rojiblanco se hace fuerte a domicilio y, con ello, empieza a compensar su excelente rendimiento como local. Era lo que le faltaba, pues el contraste era mayúsculo. Lo obtenido en Los Cármenes le daba para instalarse en promoción, pero es su crecimiento lejos de la ciudad lo que le ha introducido en la lucha por el ascenso directo. Enlaza su tercera salida consecutiva sin perder, que en sí supone un hito a tenor de cómo se ha desempeñado en esta condición durante todo el curso, siete puntos añadidos a su imparable marcha en el Zaidín que le han servido para acercar las dos primeras plazas. Dos unidades lo separan del segundo clasificado, y tres del liderato, propiedad todavía de Las Palmas. Son siete las jornadas que encadena sin conocer la derrota, todas desde que perdiera en su desplazamiento al Ciutat de Valencia, seis de ellas resueltas con victoria.
En Burgos, no obstante, el cuadro nazarí vistió su antiguo traje de visitante. Durante buena parte del encuentro, el equipo no funcionó en ninguna fase del juego, excesivamente frágil en tareas de protección e incapaz en la producción. Los de Paco López sufrieron por los costados, con balones a la espalda que hicieron sudar al trío de centrales que el técnico alineó de inicio, mientras que el centro del campo se diluía, desnortado por perseguir a los inquietos atacantes albinegros. Encajó muy pronto y se descompuso, como en otros tantos viajes. Pero algo ha cambiado en este Granada, que ha aprendido a reaccionar a los golpes. Sucedió en Huesca y este sábado, de nuevo. Replicó al tanto inicial del anfitrión para rascar algo positivo, tres puntos en esta ocasión tras voltear por primera vez un marcador a domicilio.
Fue también un ejercicio de eficacia. El Granada había adolecido en distintos tramos de la solvencia necesaria para resolver encuentros enquistados, e, incluso, aquellos en los que dominaba sin oposición. Hace semanas que la ha encontrado y ahora se le caen los goles, a pesar de expresar dificultades para generar las ocasiones. En El Plantío, hizo seis tiros en todo el duelo, cinco de ellos entre palos, lo que supone que mandó a la red la mitad de sus intentos. Obtuvo el mismo balance contra el Tenerife y similar ante Málaga, Villarreal B y Andorra, lo que resalta la eficacia del plantel.
La remontada de esta semana fue propiciada por la incursión de los hombres de refresco en el segundo tiempo. Cabía preguntarse por qué, tras lo visto en el primer acto, Paco López no hizo cambios al descanso, pero todo formaba parte del plan del técnico valenciano, que, a juzgar por el resultado, funcionó a la perfección. Retocó al cuarto de hora del segundo tiempo el esquema, que hacía aguas con carrileros, y situó un dibujo más habitual. Entró Bryan Zaragoza para percutir por banda y Jorge Molina, con el olfato agudizado ante la necesidad, para cazar loa goles. El alcoyano se resiste a quedar descolgado de la rotación granadinista pese a la incorporación de dos puntas. Aprovechó sus minutos con dos tantos y una asistencia que sellaron el triunfo. Jonathan Silva, Sergio Ruiz y Perea, también actores de reparto, participaron en las acciones, en una nueva muestra de que en este Granada todos están enchufados. "Aquí no se echa en falta a nadie", reconoció después el capitán, Víctor Díaz.
La inercia, aun en ausencia de brillantez, es demoledora. El Granada va pisando fuerte y reclama un sitio en lo más alto de la clasificación. Ha tomado impulso justo cuando la Liga entra en su recta decisiva y los de arriba han pinchado. Aspira a todo, ahora ya sin matices a domicilio y con el fondo de armario listo para sumar su granito de arena.