Un mes de Escribá para relanzar al Granada
El técnico ha instaurado la normalidad en el conjunto rojiblanco y lo ha enganchado a la pugna por el ascenso con un inicio de récord
Cuando Fran Escribá aterrizó en Los Cármenes, el pasado 23 de septiembre, el Granada ocupaba la decimosexta posición de la tabla, con tan solo seis puntos y dos de ventaja sobre el descenso. Este jueves, en cambio, el conjunto rojiblanco amanece en la tercera plaza, tras haber enlazado cuatro victorias que, incluso, le metieron en ascenso directo durante unas horas. El giro es brusco, tanto en puntuación como en sensaciones. El técnico ha logrado instaurar la normalidad en el cuadro nazarí y, con ello, relanzarlo en un mes hasta engancharlo a la pugna por el ascenso. La Liga de la hipertensión todavía deparará muchas vueltas, seguro, pero el valenciano ha invertido la flechita de sus pupilos, que ahora apunta al cielo.
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Sostuvo Escribá tras ganar al Córdoba que desde la victoria siempre se construye mejor, y probablemente lo hizo pensando en situaciones como la de este martes en Castalia. En un partido tosco, con un apagón casi mortal de los de franjas horizontales, la inercia positiva que habían adquirido en las fechas anteriores fue motor de un triunfo in extremis, remontada incluida. Uno de esos intangibles que, con frecuencia, mueven a este deporte. Al Granada ahora le sale casi todo, incluso en jornadas algo nubladas. Sus delanteros vuelven a perforar la red, los relevos le suman puntos y hasta cualquier sistema parece encajarle a la perfección. El entrenador valenciano probó un rombo con medio equipo nuevo y le sacó rendimiento hasta la lesión de Loïc Williams, que lo desajustó todo. Tiró de pizarra para igualar y, cuando el punto dependía de los reflejos de Mariño, el centro de un revulsivo propició un penalti.
Son cuatro victorias consecutivas y cinco jornadas sin conocer la derrota -ocho con los últimos tres encuentros de Guille Abascal en el Granada-, un inicio de récord en los anales rojiblancos. La racha de Escribá constituye el mejor comienzo de un entrenador en el banquillo rojiblanco en categoría profesional, como apuntó el estadístico Fran Martínez en su cuenta especializada de X (@LaLigaenDirecto). En total, 13 puntos, en partidos de diferente naturaleza a los que se ha logrado aclimatar en una buena lectura. Poco a poco y siempre desde el orden, el técnico ha ido corrigiendo los vicios del cuadro nazarí, que primero pasó de abrir la puerta a cada rival a echar el candado a su meta y, después, consiguió afilar su romo ataque para, incluso, golear. Con mayor o menor entretenimiento para el respetable, el balance es hasta el momento impecable.
Esta mejora colectiva, sostuvo en su comparecencia previa al viaje a Castalia, es fruto del progreso individual en el que ha incidido con sus futbolistas. Este es probablemente uno de los mayores éxitos que ha cosechado desde que relevó a Guille Abascal, recuperar a jugadores que empezaban a deambular, conectarlos y exprimirles hasta la última gota de rendimiento, ya sea de inicio o como agitadores tras el intermedio. Estableció nuevos roles que otorgaron protagonismo a hombres llamados a ser importantes, como Gonzalo Villar o Lucas Boyé, y ha ido dando su momento a quienes han aparecido con menor asiduidad entre los once de inicio, como Manu Trigueros o Pablo Sáenz. La respuesta sobre el verde ha sido notoria.
El Granada se encuentra ahora en su prime de la temporada, justo en un punto en el curso en el que los equipos empiezan a marcar su destino. Su objetivo ahora es aprovecharlo y estirarlo al máximo, para que las consecuencias si el frío arrecia no sean calamitosas. Va por buen camino. El plantel se lo cree, aborda ahora los envites con otra actitud y, sobre todo, se los lleva. Ese es el camino. Por lo pronto, ya se ha encaramado a los pisos altos de la clasificación.