Uzuni cree en el ascenso directo (2-0)
Dos goles del albanés, ambos de penalti, permiten a un Granada amuermado enlazar frente al Tenerife su cuarta victoria consecutiva
Myrto Uzuni cree en el ascenso directo y está dispuesto a convencer a cualquier incrédulo que trate de mitigar la ilusión del Granada. El albanés, rey en Los Cármenes, es de los que piensan que ninguna causa está perdida mientras haya un insensato dispuesto a luchar por ella, y por ello se enfunda el disfraz de héroe cada vez que juega en casa, no vaya a ser que alguien se contagie de negatividad tras algún partido poco lúcido, como el de este viernes. Dos goles suyos, ambos de penalti, han servido al conjunto rojiblanco para derrotar a un Tenerife rebelde, al que el VAR anuló el empate por un fuera de juego dudoso, en un encuentro tedioso y congestionado. Las musas prefirieron quedarse en casa, bien abrigadas en una noche gélida, pero el goleador de Segunda no necesita mucha inspiración ante su público. Los de Paco López encadenan cuatro victorias consecutivas y, aunque sea momentáneo, ya marcan el corte para ascender por la vía rápida.
No fue este duelo el mejor exponente de la identidad que el conjunto rojiblanco ha adoptado en casa, pero suma igual y le sirve para seguir alimentando el entusiasmo de su hinchada, en la que ha vuelto a prender la llama de la emoción, superado el trauma a domicilio, también deseosa de ver en acción a su nuevo ariete, por primera vez en casa. Weissman apunta a ser indiscutible junto a Uzuni, goleador incansable en el barrio del Zaidín, flanqueada la pareja por Callejón y Melendo. En ellos encomendó Paco López el liderazgo en la misión de abordar el barco que lleva directo hacia Primera, al alcance después haberse perdido en el horizonte en varias ocasiones durante el curso. Modificó poco su once con respecto al que tomó La Cerámica, aunque los cambios fueron de calado. Sentó a su capitán multiusos para protegerse con cuatro hombres atrás e introdujo a Pol Lozano, otro de los nuevos.
El Granada vistió en los primeros compases su traje de las grandes noches, dictador y agobiante en la presión, y el mediocentro catalán exhibía dotes para la dirección de orquesta. Enric Gallego, sin embargo, enseñó el revólver primero, en un contragolpe de Waldo que, forzado, culminó desviado. Pero el que disparó certero fue de nuevo Uzuni, que no estaba dispuesto a que nadie amenazara su trono, amigo o enemigo. Combinaban bien los rojiblancos hasta que Callejón, escorado, encontró a su socio favorito en el área. El albanés quebró a Sergio González, que, en un escorzo por alcanzar el balón, le zancadilleó. El máximo goleador de Segunda desafió con la mirada a Soriano desde los once metros y apretó el gatillo sin mostrar un ápice clemencia para espantar el escepticismo.
Se festejó con ilusión en la grada, pero lo cierto es que la decimosexta diana del goleador rojiblanco amuermó al Granada. Se soltaron los de Luis Miguel Ramis, a quienes no les quemaba el balón, y empezaron a colapsar algunas vías de tránsito local. La pólvora, no obstante, era de los de casa. Se infiltró Uzuni con malicia y recibió un pase medido de Melendo, rápido Soriano para tapar el tiro. Después, Ignasi dirigió desde su trinchera el balón como si fuera un dron, directo a la bota de Weissman. El israelí controló y, cuando armaba la pierna, fue derribado por José León, aunque el colegiado no apreció infracción en este lance.
El cuadro tinerfeño olfateaba en torno al área local sin inquietar a Raúl Fernández, por momentos asentado en territorio rojiblanco. Volaban centros como aviones de papel, con buen planeo pero dirección errática, mientras Melendo sacaba el maletín de ‘Magia Borrás’ para dar vidilla a los suyos. El catalán forzaba la imaginación para dar pases que solo él podía ver, pero el cuadro nazarí estaba congestionado, tal vez como consecuencia del frío que arreciaba sobre Los Cármenes. Ricard despertó la admiración de la grada con otro caño de fantasía sobre Nacho Martínez, similar a otro que hizo hace varias jornadas, pero la acción le provocó un pinchazo en la parte anterior del muslo derecho y tuvo que ser sustituido -pillo, forzó su quinta amarilla cuando ya estaba en el banco-. Más tarde, con Quini ya en el campo, Weissman se ansió y, desde la esquina del área, pegó desviado. Teto, después, hizo bueno un caracoleo de Mellot, fuera por poco el golpeo.
El Granada era el dominador por eficacia de un partido en el que, como durante buena parte del metraje del film Érase una vez en Hollywood, no ocurría absolutamente nada. Solo el pitido que anunciaba el descanso, como señal de que era el momento de quitar la capa plateada al bocadillo y empezar a masticar, debió de despertar a algún aficionado sesteante por el chute de morfina que inyectaba el encuentro. A la vuelta de los vestuarios, el espectáculo no mejoró, si bien el Tenerife afinó la puntería. Aunque Weissman cazó un balón que llovía a la salida de un córner y lo estrelló en la espalda de un zaguero nada más comenzar, el cuadro insular achuchó y despertó cierto runrún en la grada. Primero tiró Teto con inocencia, habilitado tras una peinada de Enric Gallego, y después Waldo obligó a Raúl Fernández a estirarse para palmear un disparo cruzado.
El motor rojiblanco seguía gripado y el propio Enric Gallego, con tiempo para pensar, avisó de nuevo, pero se hizo un lío en el área y disparó lejos del marco. Quisieron replicar los de franjas horizontales instalándose en campo contrario, pero Ramis movió piezas y dinamitó el duelo. Entraron Mo Dauda, Alexandre y Elady en las filas tinerfeñas, y este último empalmó un latigazo a la escuadra al cazar un despeje de Ignasi Miquel en una falta. El árbitro lo anuló de inmediato, por fuera de juego en el primer intento de remate, pero el VAR, sin imágenes claras que respaldaran la decisión, mantuvo la congoja durante tres largos minutos hasta comprobarlo. La decisión ha levantado ampollas y dará que hablar en los próximos días. Suspiró aliviado Paco López, quien rápidamente introdujo a Meseguer y Bryan Zaragoza, que habían vivido la tensa espera desde la banda, preparados para entrar.
El malagueño se encargó de quitar el susto del cuerpo de los rojiblancos. Revolucionario una vez más, el joven canterano salió a rodar con un par de marchas más que de lo que circulaba ya Nacho Martínez por el costado y se encargó de neutralizar al cuadro visitante. En una carrera, centró al área y, cuando Weissman se relamía, la mano de Sergio González, de nuevo en la foto, le privó de rematar. Otra pena máxima clara y otro gol de Uzuni, que agradeció el regalo a Bryan Zaragoza. Paco López quiso poner a buen recaudo los puntos con Famara Diédhiou y Víctor Díaz, cuya entrada modificó el esquema hasta el final, aunque el Tenerife ya había leído su epitafio con el lanzamiento del albanés desde los once metros. Ni siquiera los ocho minutos de descuento que agregó el colegiado, por la pausa en el gol anulado a Elady, permitieron reaccionar al conjunto canario.
El Granada enlaza su cuarto triunfo consecutivo, aunque con más efectividad que brillantez, pero para sus cuentas vale lo mismo. Empieza a vaticinar su media y la nota de corte, a la espera de que jueguen los demás rivales, le empieza a dar para subir por la vía rápida. Uzuni está empeñado en que los suyos cojan ese tren y, así, es difícil contener el hype en la hinchada.
Ficha técnica:
Granada CF: Raúl Fernández; Ricard (Quini, 34’), Miguel Rubio, Ignasi Miquel, Carlos Neva; Melendo (Bryan Zaragoza, 70’), Bodiger (Meseguer, 70’), Pol Lozano, Callejón (Víctor Díaz, 84’); Uzuni y Weissman (Famara Diédhiou, 84’).
CD Tenerife: Juan Soriano; Mellot (Selma, 87’), Sergio González, José León, Nacho Martínez; Teto Martín (Elady, 64’), Javi Alonso (Alexandre, 64’), José Ángel, Waldo (Aitor Buñuel, 87’); Borja Garcés (Mo Dauda, 64’) y Enric Gallego.
Goles: 1-0: Uzuni, de penalti, min. 7; 2-0: Uzuni, de penalti, min. 83.
Árbitro: Rubén Ávalos Barrera, del comité catalán. Amonestó al local Ricard, así como a los visitantes Mellot, Javi Alonso y Elady.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la 27ª jornada de Liga en Segunda División, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante 13.362 espectadores. Antes del inicio del partido, se guardó un minuto de silencio en memoria de las víctimas de los terremotos en Turquía y Siria. De igual modo, ambos equipos posaron conjuntamente junto con un faldón de apoyo solidario. En el descanso, Pepe Macanás, responsable de Relaciones Institucionales del Granada CF, brindó a la afición la distinción como hijo adoptivo de la ciudad.