Una coraza más dura que no frena la sangría
A pesar de su mejoría defensiva, el Granada continúa encajando goles con facilidad y cierra sus últimos cuatro envites con siete dianas en contra
La mejoría progresiva que el Granada está manifestando desde hace semanas todavía no ha conseguido contener la sangría goleadora que padece el conjunto rojiblanco. Desde la derrota frente al Girona, el equipo dirigido por Paco López ha ido endureciendo su coraza jornada a jornada, un refuerzo manifiesto durante los encuentros, pero que, aun así, no ha servido para disminuir los guarismos de tantos encajados. En este lapso, de cuatro encuentros, ha encajado siete tantos, con lo que ya son 23 las dianas recibidas en lo que va de campaña. Un dato que, en comparativa con las ligas italiana, británica, alemana, portuguesa y francesa, solo empeora el Almería, que ha concedido 24 goles.
Cerrar la portería sigue siendo la principal preocupación de Paco López, en busca del ansiado balance entre ataque y defensa. Las últimas actuaciones invitan a pensar que el conjunto rojiblanco va en buen camino, aunque por errores individuales o desconexiones colectivas todavía no ha logrado cortar el caudal goleador de sus adversarios. La reincorporación de Torrente, primero, y Miguel Rubio, a quienes ahora se une de nuevo Jesús Vallejo, han aportado solidez a la zaga, aunque el incremento de la protección ha involucrado a todas las líneas. El dispositivo ha ido ganando en agresividad en la presión y generosidad en el esfuerzo en la transición defensiva, con lo que Las Palmas, Betis, Almería y Barça encontraron más dificultades para desarmar el entramado, a pesar del resultado final.
Frente al conjunto canario, retornado Torrente al centro de la zaga, el equipo se protegió bien durante prácticamente todo el duelo. El murciano se adhirió a la espalda de Munir y le inhabilitó con frecuencia, pero un despiste colectivo en los últimos minutos, coincidiendo con su salida del terreno de juego, implicó el gol de Las Palmas, que jugaba con un hombre menos. Ante el Betis, el central apareció en la fotografía al errar en una salida de balón que echó por tierra un buen ejercicio coral en labores defensivas, aunque el progreso en esta línea fue notable. El Granada iba por la misma senda en Almería, hasta que siete minutos de apagón flagrante lo destrozaron, obligado tras el descanso a buscar la épica. Ante el Barça, por último, los de Paco López realizaron un extenuante ejercicio de resistencia, si bien dos lances aturullados impidieron la gesta.
Números insuficientes
La mejora es perceptible, pero las goteras continúan lastrando al conjunto rojiblanco, con números totalmente opuestos en ataque. Los seis tantos que ha anotado en este periodo de cuatro partidos tan solo le han dado para guardar tres puntos en el zurrón, en sendos empates que, aunque meritorios y con minutos de buen juego, no fueron suficientes para sacarlo de la enfermería. Actualmente, es penúltimo, con seis puntos, a dos unidades del Alavés, que marca el corte del descenso al llegar al parón liguero.
Con el retorno de Vallejo, que frente al Barça disputó sus primeros minutos desde que se lesionara tras la primera jornada de Liga, Paco López ya dispone de sus teóricos tres centrales llamados a pugnar por la titularidad, lo que supone un argumento propicio para encontrar la manera de disminuir los goles en contra. A ello se une la aclimatación de Álvaro Carreras, que ofrece una alternativa para reforzar el perfil izquierdo de la defensa granadinista, que ha sufrido mucho desde el principio del curso, incluso desde una mutación del sistema, como sucedió frente al Barça. El técnico rojiblanco dispone ahora de los ingredientes para formular la receta. Solo le queda encontrar con ellos la mezcla más efectiva, o examinar si son los adecuados para afrontar la travesía.