Un equipo en regresión que nada hacia el mercado

El Granada ha perdido la capacidad goleadora que le permitió maquillar resultados en el primer tramo del curso en favor de un orden que no evita su desangre

Granada CF Athletic Club Bilbao
Lucas Boyé se lamenta de una ocasión fallada frente al Athletic | Foto: Antonio L. Juárez
Chema Ruiz España
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El Granada no responde, inmerso en un proceso de regresión mientras trata de mantenerse a flote, al menos, hasta llegar al mercado de invierno. Aquella última confesión de Paco López es ya un clamor que rezuma el plantel en cada jornada. El conjunto rojiblanco ha perdido la capacidad goleadora que le permitió maquillar resultados en el primer tramo del curso en favor de un orden que no evita su desangre. Principalmente porque tira por tierra todo el trabajo en errores no forzados, groseros recientemente. Cierra la primera vuelta con tan solo un punto en su contador como forastero. En casa, aún debe recibir a un Sevilla que también se tambalea, aunque los números son igualmente pobres.

Es reconocible en el planteamiento nazarí desde el aterrizaje de Alexander Medina un posicionamiento estricto y una disminución de sus concesiones. En tres partidos, ha encajado cuatro tantos, a pesar de que en todos ellos ofreció facilidades para que el marcador fuera más abultado. Frente al arco rival, en cambio, se ha quedado seco. El equipo ya venía acusando una disminución de su producción ofensiva en las últimas semanas a la destitución de Paco López, pero tras el relevo en el banco el problema se ha agravado. El Granada tan solo ha marcado un gol bajo la dirección del técnico uruguayo, y tuvo que ser Ruiz de Galarreta quien lo orientara hacia su propia red. Su bagaje ofensivo en este periodo es de once remates, cinco de ellos entre palos.

Con el balón, el conjunto rojiblanco ya no es un combinado eléctrico y agitador. Trata de mascar las acciones con algo más de sosiego, reforzado también el centro del campo para propiciarlo. Sin embargo, las posesiones granadinistas carecen de malicia. Mueren en la orilla cuando consiguen cruzar la divisoria, carentes de ideas los nazaríes. Tan solo cuando la pelota cae en los pies de Gonzalo Villar parece fluir con mayor soltura, pero la reubicación del murciano, un paso por delante y, por ende, más lejos de la construcción, reduce sus prestaciones. El plan de ataque parece quedar reducido a forzar la imaginación de Bryan Zaragoza, que no ha rendido igual desde que fue convocado por la Selección Española, si bien es cierto que en las últimas dos jornadas ha vertido algunos zigzagueos prometedores.

Más allá de las ocurrencias del malagueño, del libreto del Cacique Medina no ha brotado una alternativa ofensiva. Uzuni ha protagonizado alguna carrera envenenada que acabó en las nubes y Lucas Boyé, siempre solidario en la brega, queda flotando como una boya en un mar de nadie. Ambos disponen de pocas oportunidades de hincar el diente, menos el argentino que el albanés, con lo que se complica la misión. Tampoco el fondo de armario parece abrigar. Puertas y Callejón distan de inyectar desequilibrio, mientras que Melendo ha pasado a un segundo plano. Weissman y Famara Diédhiou, por su parte, han alternado minutos a la desesperada, pero ninguno ha aportado demasiado. Perea, al margen, cuenta poco.

Y sin el gol, el Granada deja al descubierto sus carencias. Los ajustes defensivos no han desaguado las lagunas defensivas que sufre el conjunto rojiblanco. Ignasi Miquel y Torrente, ambos zurdos, sudan de lo lindo, con frecuencia desajustados. Miguel Rubio trabaja con normalidad desde hace dos semanas y, en principio, en Balaídos estaba disponible para actuar, pero Medina se decantó por conservar la dupla zocata. Erraron en varias ocasiones, aunque quien cantó fue André Ferreira, por segunda jornada consecutiva. No ofrece el rendimiento del curso pasado y no goza de la confianza del entrenador, como mostró en el Bernabéu al decantarse por Raúl Fernández.

Directo al mercado

La tesitura empuja a pensar que cualquier solución a la deriva granadinista pasa por la ventana de transferencias invierno. El club pretende hacer fichajes en prácticamente todas las líneas, como el propio Alexander Medina llegó a reconocer en su rueda de prensa previa al enfrentamiento contra el Athletic. "A ver si en el mercado en todas las posiciones podemos tener la posibilidad de tener algún refuerzo", expuso. Las arcas han recibido una inyección económica por el traspaso de Bryan Zaragoza al Bayern de Múnich, con lo que el margen de maniobra del director deportivo de la entidad, Matteo Tognozzi, ha crecido.

El italiano sostuvo este sábado ante las cámaras de Movistar LaLiga que los objetivos "están claros", aunque esquivó dar nombres. Sobre la mesa, distintas opciones para fortalecer la plantilla, con el foco en la portería, el centro de la zaga y la medular. Dani Cárdenas, actualmente en el Rayo Vallecano, y Diego Mariño, en el Almería, encajan en el perfil de rastreo granadinista para la meta. Ambas posibilidades fueron adelantadas por Onda Cero. Para la defensa, en la agenda se encuentran el neerlandés Dean Huijsen, de la Juventus, y el uruguayo Bruno Méndez, del Corinthians. El interés fue avanzado por el diario Ideal y pudo verificarlo este periódico. El primero de ellos, aunque habría atraído un sólido interés rojiblanco, se acerca al Frosinone; el charrúa, en cambio, coge fuerza como posible fichaje invernal del Granada. Coincidió con Alexander Medina en Internacional de Porto Alegre, por lo que tiene el favor del técnico. En caso de fructificar esta vía, llegaría como agente libre tras finalizar contrato en diciembre. 

El ataque queda pendiente de Matías Arezo. El delantero uruguayo ha terminado en lo competitivo su préstamo a Peñarol con 21 goles y tres asistencias. Como avanzó GranadaDigital, el ariete cuenta con incorporarse a los entrenamientos a la vuelta de Nochevieja, aunque su futuro todavía está por resolver. Se sintió "maltratado" en sus meses previos en el conjunto rojiblanco y espera tener la oportunidad de demostrar que es el jugador que ha goleado en Uruguay.