Uzuni es inevitable en Los Cármenes (2-0)

El Granada derrota al Andorra en otra actuación demoledora del albanés, que anotó los dos tantos que mantienen inexpugnable el fortín rojiblanco tras quince minutos brillantes

Granada CF FC Andorra
Uzuni celebra uno de sus dos goles al Andorra con Callejón subido a su espalda | Foto: Antonio L. Juárez
Chema Ruiz España
0

Myrto Uzuni es inevitable en Los Cármenes, un goleador despiadado con cualquier intruso que se cuele en sus dominios. En el barrio del Zaidín impone una ley de la que nadie puede escapar, no importa qué plan de asalto trace el osado equipo que intente tomar el fortín rojiblanco, ni que el albanés haya pasado dos semanas en barbecho. "Yo solo hago goles, perdón que te salpique", debió de tararear este sábado, despechado al medirse al Andorra, el rival con el que empezaron los males del Granada a domicilio. El conjunto nazarí ha derrotado con cierta comodidad al cuadro pirenaico, que, aun así, forzó varias paradas de mérito de Raúl Fernández, en otra actuación demoledora del albanés en su feudo. Anotó los dos tantos que pusieron a salvo los puntos, restablecida su conexión con Callejón, y que culminaron un primer cuarto de hora exquisito de los de Paco López.

El albanés, rey de Los Cármenes, robó el show, con la colaboración de un gran Callejón, en la que tenía que ser la tarde de Bryan Zaragoza. El intrépido principito rojiblanco, con tesón, convenció a Paco López para, incluso, jugar al despiste en las horas previas al duelo, en las que el técnico sugirió que no estaría en el once, pero todo era una estrategia. El malagueño, de desborde prodigioso, reúne las cualidades idóneas para dinamitar a cualquier equipo al galope y ese era, precisamente, el plan urdido por el preparador granadinista. Cumplió con creces, también en tareas defensivas, aun eclipsado por el infalible fusil que Uzuni emplea en casa. Ausente Neva, Jonathan Silva encontró los minutos que ansiaba, con Ricard de vuelta en el otro lateral. Víctor Díaz apareció de nuevo como pivote, junto a Petrovic y Melendo, para ejercer de soporte en fases ofensivas y trabar las combinaciones pirenaicas en espacios interiores.

Convocó el sevillano a sus compañeros en el centro el campo para una última conjura previa y comenzó la contienda. Quién sabe qué tecla tocó el capitán, cuál fue el breve discurso que pronunció, pero el Granada salió eléctrico. La fórmula con la que Paco López pretendía desactivar al Andorra era ejercer una presión asfixiante, con un tridente veloz que anduviera presto en la reducción de espacios al inicio de la jugada. La maniobra obstruyó a los de Eder Sarabia, aunque no evitó el sobresalto temprano a la parroquia local. Elaboraban con más calma de la esperada los nazaríes, disfrutón Melendo en la creación, pero en una secuencia de amagos se entretuvo demasiado y, aunque pareció falta, perdió la pelota con el equipo en pleno despliegue ofensivo. Iván Gil asistió rápido a Bakis y el ariete definió como reza en el manual del delantero, pero inhabilitado por delante de los zagueros al momento de recibir.

Fue una acción aislada en un cuarto de hora brillante del Granada. Mordían los locales sin balón, incluso el rebelde Bryan, y movían con inquina cuando robaban. En una acción hilvanada, el malagueño buscó a Uzuni en el área, pero se adelantó un zaguero para repeler el pase. A la siguiente, el albanés hizo lo suyo. Callejón, que hizo una de sus mejores actuaciones del curso, pugnó un balón dividido en la franja ancha y el joven extremo rojiblanco lo templó para combinar de nuevo con el granadino. Este alzó la mirada y rehabilitó la conexión Motril-Berat para que el máximo goleador de Segunda engrosara sus cifras. Dribló a Marc Vidal y sopló para que la pelota entrase muy despacito en la portería, para que los hinchas pudieran saborear el gol y casi temer por que no entrara. E iban 13 en su cuenta.

El conjunto pirenaico estaba ausente, desnortado ante la magnífica ejecución táctica de los locales, y el tanto no hizo más que descolocarlo aún más. Intentó abrirse y combinar, pero se encontraba con una maraña difícil de romper. Reinició una acción con un pase atrás para Diego Alende y este entró en trance. Callejón, pícaro como el Lazarillo, le robó la pelota, la cartera y hasta las llaves de casa, tras lo que tiró de freno motor para esperar a Uzuni. Su mejor aliado en el Granada le sobrepasó como un avión. Recibió al borde del fuera de juego, dejó atrás en la carrera al portero y definió como en la acción anterior. Y son ya 14 en su cuenta. Extendió los brazos y se dejó querer por una hinchada que le adora, en una explosión de júbilo, ahora sí, liberadora.

Fue la culminación de un cuarto de hora excelente del conjunto rojiblanco, arrollador ante el Andorra, completamente desconectado ante el perfecto desempeño de los locales. Antecedió, no obstante, a la previsible reacción tricolor, que requirió de dos sopapos para llegar. Los de Eder Sarabia se empezaron a soltar, más abiertos aún y presentes en campo contrario. Movían Iván Gil, Jandro y Héctor Hevel, tres peloteros que miman la pelota como un niño cuida de sus juguetes. El primero abrió una conducción hacia Bundu, un interesante híbrido de potencia y técnica que hizo sudar a Jonathan Silva como si no hicieran falta abrigo, bufanda y guantes en estos días para ir al estadio. El extremo puso la pelota atrás y Hevel falló una ocasión manifiesta, vencido Raúl Fernández.

Se fueron animando desde la esquina los pirenaicos, que ponían a todos sus hombres de campo en las dependencias del enmascarado guardameta nazarí -en la grada brotan las comparaciones con Batman y El Zorro cuando le ven vestido de negro-, aunque sus guantes solo tuvieron que escupir un potente impacto de Bakis, de nuevo en fuera de juego. Antes, Miguel Rubio descosió la pelota con un frentazo desviado por poco, medido el envío de Callejón en el córner, y Uzuni mandó arriba un mal tiro, asistido por Petrovic en una encorajinada arrancada del serbio por banda. Controlaron el empuje los rojiblancos para hacer llegar al vestuario visitante la frustración en el descanso, soso el tramo final del primer acto.

A la vuelta, con Callejón pese a que su rodilla hizo un giro feo en un choque con Petxarroman, el conjunto dirigido por Paco López imprimió más pausa, consciente de que tenía que afrontar minutos difíciles. Necesitados, los visitantes echaron más carbón y funcionario en torno al área rojiblanca. Volaba algún centro, penetrante Bundu, pero el peligro se quedaba en la orilla. Melendo robó en un nuevo despiste defensivo visitante, de Mika Mármol en esta ocasión, pero tuvo demasiado tiempo para pensar y erró la oportunidad para sentenciar el duelo. Respondió Iván Gil con un testarazo ligeramente alejado del poste izquierdo de la meta, a lo que siguió un veloz contragolpe que detuvo Raúl Fernández tras el chut de Héctor Hevel.

Empezaba a costarle cruzar la divisoria al Granada, mientras que el Andorra lo hacía con cierta facilidad, pese a la solidez nazarí. Iván Gil, con un potente golpeo desde la frontal, hizo volar a Raúl Fernández, tras lo que Paco López movió sus piezas. Retiró a Víctor Díaz, Bryan Zaragoza y Uzuni, a quienes se unió más tarde Melendo, para apostar por un fútbol menos vertiginoso. Introdujo a Sergio Ruiz, Perea, Puertas y Melendo, hombres que retienen más la pelota, mientras el técnico visitante refrescaba su ataque con Albanis, Carlos Martínez y Germán Valera. Entre el carrusel de cambios, Iván Gil se lucía en el balcón del área, con un repertorio de recortes, pases entre líneas, caños y golpeos que mantenían en jaque a los nazaríes.

Se escapó Perea tras un robo de Jorge Molina en otra despistada salida visitante, directo hacia el área pirenaica, pero se entretuvo en busca del gol, descartada la posibilidad de devolver al ariete alcoyano pese a encontrarse en una posición franca. Bakis empezó a desesperarse, desacertado desde lejos y en el cabezazo más tarde, otra vez en fuera de juego. Puertas casi sorprende después en una acción ensayada puesta en marcha por Ricard y el de Alcoy casi levanta de su asiento a todo el estadio en una carrera maliciosa, pero el marcador ya no se movería. El fortín rojiblanco sigue siendo inexpugnable bajo el gobierno de Uzuni. El albanés se disfraza de Thanos, el poderoso villano de Marvel, cuando ejerce de anfitrión. Quién sabe dónde estaría el Granada si aquella derrota en Andorra no fuera el desencadenante de una nefasta tendencia como inquilino, o si su goleador viajara con el rifle que usa en casa. Claramente, miraría mucho más alto.


Ficha técnica:

Granada CF: Raúl Fernández; Ricard, Miguel Rubio, Ignasi Miquel, Jonathan Silva (Quini, 78’); Víctor Díaz (Sergio Ruiz, 65’), Petrovic, Melendo (Jorge Molina, 73’); Callejón, Bryan Zaragoza (Perea, 65’) y Uzuni (Puertas, 65’).

FC Andorra: Marc Vidal; Petxarroman (Morer, 65’), Diego Alende (Marc Aguado, 61’), Mika Mármol, Pampín (Germán Valera, 72’); Héctor Hevel, Jandro, Iván Gil; Bundu (Carlos Martínez, 72’), Jacobo (Albanis, 65’) y Bakis.

Goles: 1-0: Uzuni, min. 10; 2-0: Uzuni, min. 13.

Árbitro: Adrián Cordero Vega, del comité cántabro. Amonestó a los locales Ignasi Miquel y Petrovic, así como a los visitantes Jacobo, Héctor Hevel y Mika Mármol.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la 25ª jornada de Liga en Segunda División, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante 13.916 espectadores.