Bryan roza la hazaña (2-2)
Dos goles brillantes del malagueño y un extenuante ejercicio de resistencia del Granada escribieron la epopeya frente al Barça, que logró salvar el punto ya en el tramo final del partido
Ha nacido una estrella en el Granada, lleva botas rosas y hace magia cada vez que frota con ellas el balón. Bryan Zaragoza estuvo muy cerca de matar al gigante, como aquel histórico equipo rojiblanco de los años 70. Ha desbordado este domingo al Barça en dos acciones brillantes, la primera nada más comenzar el duelo, para casi rubricar la epopeya. Se le escapó en las postrimerías, después de un esfuerzo coral de los de franjas horizontales y varias paradas de mérito de André Ferreira que parecían abrochar la victoria. Lamine Yamal había recortado distancias antes del descanso para batir una plusmarca más en su pubertad, pero la figura del guardameta luso se hizo después gigante para expulsar todo el peligro hasta el minuto 85, cuando Sergi Roberto minimizó el botín de los de casa. En Los Cármenes se queda un punto de oro, pero que deja sabor agridulce tras acariciar la gesta.
La joya nazarí tiene un talento descomunal que amenaza con marcar una época en el fútbol español. Es un prodigio que, de seguir así, no tardará en valer una millonada. Quiere la permanencia y, desde luego, en sí es un argumento sólido para pensar que es posible. Lejos de arrugarse en las grandes citas, Bryan Zaragoza se crece ante los focos, como si el césped fuera el patio del colegio y las cámaras grabaran el derbi entre dos clases del mismo pasillo. Era la primera vez que jugaba uno de esos encuentros en los que cualquier niño se ve en sueños y necesitó apenas 20 segundos para darse a conocer ante el mundo entero. Robó con picaresca Gonzalo Villar, novedad junto a Gumbau en la medular, prolongó Lucas Boyé, que caerá rendido en la cama tras semejante esfuerzo, y al malagueño se le congeló la sangre. Detuvo el tiempo como si hubiera pactado con Cronos y conectó un disparo cruzado imposible para Ter Stegen. Se deslizó de rodillas ante la hinchada, que rugía. Temblaron los cimientos del estadio.
El Barça había arribado a Los Cármenes con aires carolingios y una tropa que, aun sin su mejor artillero, infunde temor por toda Europa, aunque en ocasiones la lidere un adolescente. Por poco no acabó precisamente como el primer emperador del Sacro Imperio Romano Germánico cuando trató de conquistar la Península, ante un sistema maleable con el que Paco López quiso resistir e intercambiar golpes. El técnico rojiblanco dio continuidad al planteamiento con el que también rozó la épica en Almería, con Álvaro Carreras en un carril y Carlos Neva a medio camino entre ser central y lateral zurdo, en función de la fase del duelo. Retiró por sorpresa a Torrente, en la foto de las últimas pifias, retornado en su lugar Miguel Rubio. Arriba, la garra de Lucas Boyé, el olfato de Uzuni y la imaginación sin fin de Bryan, el tridente al que se aferra el granadinismo.
Bryan inauguró el marcador tan rápido que aún había aficionados entrando al campo, y no precisamente por la iniciativa de protesta promovida por redes sociales. Fue un relámpago que descompuso el rostro de los culés, tras cuyo impacto los de franjas horizontales se enfundaron el mono de trabajo. Se arremangaron e hicieron funcionar la cementera para sellar cualquier vía de acceso a las dependencias de André Ferreira. El duelo tornó en un extenuante ejercicio de resistencia del cuadro nazarí, desesperados los azulgrana en un durísimo examen a su paciencia. Movían de un lado a otro el esférico en busca de una grieta, impenetrable la muralla local.
Al guardameta granadinista le empezaron a esquivar las balas con un silbido inquietante. En un rebote tras un contragolpe frustrado, Joao Félix se encontró un balón suelto en el área que trató de encauzar a la media vuelta, rápido su compatriota para invadir su espacio y escupir el intento. Se escapó después Gavi por el carril del ‘10’, tal vez atormentado aún por el error anterior, y golpeó centrado, alejado de nuevo por André Ferreira. Ambos probaron suerte otra vez desde el balcón del área, y más tarde Lamine Yamal, pero cada chut fue desviado con la mirada por el portero. Bryan, con carisma, pedía calma a los suyos, todo corazón y brega, pero sin producir en ataque desde el comienzo del duelo, agazapados en su trinchera.
Los rojiblancos sudaban de lo lindo y debían de sentir sus muelas desgastarse de tanto apretar la mandíbula, insistentes los de Xavi Hernández. Hubo un instante de sosiego en el bando local y Gumbau levantó el periscopio. Detectó la carrera del chico de las botas rosas, que iba levantando las pegatinas a Koundé en un adelantamiento vertiginoso. Bryan recibió, quebró a su marcador con dos recortes, dejando también a Ter Stegen sentado con el segundo amago, y con tres dedos rubricó la obra de arte. Un gol para colgar en las paredes del Louvre.
El Barça jugaba sin luz, por pura inercia, superado en dos fogonazos. André Ferreira repelió otro intento de Joao Félix al galope y, poco más adelante, recogió un tímido acercamiento de Fermín. Los de casa tapaban las goteras apurados, con Ter Stegen muy lejos. Villar quiso sorprender desde la divisoria, sin atino, y la rodilla de Koundé colapsó, reemplazado por Ronald Araújo. El duelo se iba al intermedio sin aparentes perturbaciones, pero una eterna combinación llevó al cuadro culé hasta la cocina ya en el alargue. Se tiró Joao Félix para alcanzar la pelota antes que el portero del Granada y en el segundo palo apareció Lamine Yamal para convertirse en el goleador más joven de la historia de LaLiga. La grada sintió el nerviosismo cundir entre los de Paco López, pero el pitido del descanso sonó a tiempo.
El segundo asalto hizo temblar a los de casa, revitalizado el Barça tras el paso por los vestuarios. Gündogan tomó la batuta y Lamine Yamal empezó a producir problemas al tándem Neva-Carreras por el perfil diestro del ataque azulgrana, mientras que Ferran desajustaba a los centrales con movimientos maliciosos. Ricard expulsó un centro de Balde tras un pase de fantasía del mediocentro alemán y, tras el córner, empalmó Fermín para que André Ferreira embolsara la pelota. Paco López llamó a filas a Petrovic, Torrente y Puertas, piernas frescas para aguantar el tirón. Aún se situaban cuando Boyé giró demasiado el cuello al peinar una falta escorada.
Al Barcelona le fue entrando prisa. Lamine Yamal rozó con el flequillo un centro de Balde, sin impacto suficiente para dirigir el testarazo. En una falta posterior, Araújo cabeceó el centro a la pomada y entre Ferran Torres y Puertas santificaron a André Ferreira, felino para atajar sobre la línea. Lucas Boyé se giró en un golpeo rabioso, desviada la mirilla del rifle. Sí precisó mucho más Gündogan, con rosca en la media luna, si bien al guardameta del Granada solo le faltó la capa en el vuelo disuasorio. Después quedó petrificado, en un escorzo de Araújo en el área que hizo dudar de si su posición natural no es la de delantero centro, por poco desatinado.
En la grada faltaban uñas para moder y las palmas de André Ferreira continuaban enrojeciendo a cada ocasión culé. Entró Vallejo, acalambrado Ricard, mientras que el Barça se desesperaba. El maño, en su primera acción, chocó con Joao Félix, que le devolvió el recado cuando el balón llegaba a su orilla. Balde aprovechó el espacio y asistió a Sergi Roberto, que consiguió superar la barrera nazarí, muy protestada la acción. En la réplica, Bryan Zaragoza pudo firmar el triplete, pero el poste se lo impidió. A Joao Félix, ya en el descuento, le cortó la celebración el banderín del linier. Los de Paco López rozaron la hazaña, que se le fue entre los dedos, pero volvieron a manifestar su capacidad para sostener el ambicioso objetivo de la salvación.
Ficha técnica:
Granada CF: André Ferreira; Ricard (Vallejo, 83’), Miguel Rubio, Ignasi Miquel, Carlos Neva; Bryan Zaragoza, Gumbau, Gonzalo Villar (Petrovic, 58’), Álvaro Carreras (Torrente, 58’); Uzuni (Puertas, 58’) y Lucas Boyé (José Callejón, 74’).
FC Barcelona: Ter Stegen; Cancelo, Christensen, Koundé (Araújo, 44’), Álex Balde; Gündogan, Gavi, Fermín (Sergi Roberto, 61’); Lamine Yamal (Oriol Romeu, 76'), Joao Félix y Ferran Torres.
Goles: 1-0: Bryan Zaragoza, min. 1; 2-0: Bryan Zaragoza, min. 29; 2-1: Lamine Yamal, min. 45+1; 2-2: Sergi Roberto, min. 85.
Árbitro: César Soto Grado, del comité riojano. Amonestó a los locales Bryan Zaragoza, Miguel Rubio, Vallejo y Carlos Neva, así como al visitante Cancelo. También amonestó al entrenador local, Paco López.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la 9ª jornada de Liga en Primera División, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante 20.354 espectadores.