Los Cármenes se queda con el gol en los labios (0-0)
El Granada Femenino pone al Atlético contra las cuerdas, con numerosas ocasiones que coronan a la guardameta visitante como MVP, pero se quedan solo con un punto
El Granada Femenino puso al Atlético de Madrid contra las cuerdas y por poco no añadió otra tarde de gloria a su idílica historia con Los Cármenes. El feudo del Zaidín y los 1.768 aficionados que respaldaron a las rojiblancas se quedaron con el gol en los labios, que bien pudo haber llegado en alguna de las numerosas ocasiones que se le escaparon al conjunto dirigido por Arturo Ruiz. Tantas fueron que coronaron a la guardameta atlética, Patricia Larqué, como MVP del encuentro gracias a varias paradas de mérito. Por centímetros, los que hicieron que un remate de Andrea Gómez ya en las postrimerías fuera al poste y no a la jaula, el signo no fue distinto. Las colchoneras también labraron sus opciones en un duelo por momentos eléctrico, negadas frente a la solidez nazarí y la omnipresencia de Alba Pérez. El botín se antoja escaso para el cuadro granadinista, que continúa alimentando la ilusión. Algo ha cambiado en este equipo, que de luchar por la salvación ha pasado a llevar al límite a un aspirante a todo, e incluso a frustrarse por no ganar.
El plan esta vez era otro, forzado también el técnico a aplicar otra fórmula por el rival que tenía delante. El Granada concedió la pelota y se armó de paciencia, con la sobriedad de un maestro a punto de dar las notas de un examen. Imponente, contundente y, durante buena parte del choque, incluso cómodo. Se soltó en transiciones y buscó a Edna con insistencia, que no pudo saciar en esta ocasión su voraz apetito. El Atlético debió de ver en la mirada nazarí las malas intenciones aun así y pareció temeroso, sin el sosiego suficiente para esperar a la apertura de alguna vía. El final se le hizo largo, mientras a las de casa no parece que les hubiera importado que la cosa durara cinco minutos más.
Las de franjas horizontales saltaron con el semblante serio y dispuestas a marcar territorio. Tan pronto hubo comenzado el balón a rodar, Postigo lo puso a volar en busca de la carrera de Edna, que estrelló el centro en Lauren Leal. En el córner se alzó Jujuba como si en sus botas hubiera muelles en lugar de tacos, aunque el remate salió rebotado a la bolsa de Patricia Larqué. El repliegue fue progresivo desde entonces, con Laura Pérez muy cerquita de Postigo en una suerte de defensa impar, pero cambiante. El equipo de Víctor Martín empezó a rumiar las jugadas hasta casi desgastar la pelota, soluble en cuanto podía divisar las dependencias de Sandra. Intervenía Gaby y la pedía Tatiana, que tras certificar el atasco volvía a empezar hasta que los párpados pesaran. El Granada permanecía atento y pisaba a fondo el acelerador en cuanto su adversario daba alguna cabezada, siempre afilado por donde corre la máxima asistente de Liga F.
Postigo culminó desde lejos la primera estampida, para desconcierto colchonero. Quisieron las atléticas aplicar un correctivo que docilitara a las irreverentes nazaríes y Tatiana provocó un escalofrío con una dejada de espuela que, sin embargo, no encontró una aliada que encauzara en el área pequeña. Después Sandra se abrochó la capa roja para palmear un tiro durísimo de Boe Risa desde el balcón, inyectado en veneno tras rozar en una zaguera. Insuficiente para amedrentar a las de franjas horizontales, pero no para acentuar la frustración. Laura Pérez facturó un tenso lanzamiento de falta, pero en esta ocasión Jujuba no pudo hacer más que acariciar la bola con la frente. Ajibade quiso dar un golpe de autoridad, sin amigas que la acompañaran en la galopada, y Leles le pegó arriba desde lejos. Tiroteo con balas de fogueo.
Las colchoneras se estaban hartando y pretendieron invadir el territorio granadinista, pero a cada ofensiva se encontraban con la férrea negativa de Alba Pérez, que iba creciendo al tiempo que se desquiciaba el Atlético. Moraza se relamió tras una asistencia de Gio, pero la de Mollet del Vallés, imperceptible como la mujer invisible en Los 4 Fantásticos, apareció de la nada para frenar el golpeo. Las de casa se replegaron y trataron de seleccionar con cuidado el momento de salir a la presión, aunque el empuje atlético, más furioso que planificado, las obligó a refugiarse en su trinchera hasta el intermedio, solventes bajo el mazo de la káiser granadino-catalana.
Al Atlético le entró el agobio tras el avituallamiento, trabajo para que Sandra -aka Capitana Carter-. Se desplegaron las colchoneras como cazas en el aire y descargaron la ráfaga, sólida la portera granadina. Ajibade sí se encontró las puertas del gol abiertas tras una carrera endiablada de Gio, providencial Alba Pérez una vez más. Replicaron las nazaríes en una embestida de rabia que despertó el olfato de Edna. Alexia tensó un envío y la artillera aterrizó como un avión, aunque su remate no tuvo tanta potencia. Jujuba derribó a Luany, que penetraba como cuchillo en mantequilla nada más entrar. Fiamma enroscó el disparo, que buscaba la escuadra, pero la guardameta rojiblanca despegó de nuevo para repeler el peligro. "Aguantaría todo el día", parecía decir.
La ansiedad terminó por desbordar a las colchoneras y el Granada sintió la llamada. El conjunto de Arturo Ruiz creyó más que nunca, tembloroso su contrincante. Ornella se escoró en un contragolpe e impactó abajo con la zurda, ágil Patricia Larqué en la estirada. La uruguaya colgó después un saque de esquina que Jujuba atacó como si fuera la semifinal del Mundial 2010 entre España y Alemania, bien situada de nuevo la portera visitante para evitar el gol. Postigo trazó la parábola y Edna giró demasiado el cuello, tras lo que Alexia entregó la diana a Andrea Gómez, que llevaba poco sobre el césped, privada de la celebración por la madera. La goleadora se escapó en un sprint ya cuando la tablilla mostraba el alargue. Encaró con calidad a Lauren Leal y finalizó con más potencia que atino. Las rojiblancas persiguieron la victoria hasta que la portera visitante terminó por ganarse ya el salario de todo el mes. Les faltó poco.
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