Edna y Laura Pérez se quedan con ganas de más (1-1)

El Granada Femenino reacciona con un gol de su máxima artillera, servida una vez más por la mejor asistente de Liga F, pero no logra la remontada

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Edna abraza a Ari Mingueza tras marcar el gol del empate del Granada Femenino | Foto: Granada CF
Chema Ruiz España
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Chebbak y Edna han equilibrado las fuerzas de Levante Badalona y Granada Femenino, en un encuentro igualado hasta el extremo. Por momentos, parecieron un único equipo que se miraba al espejo sobre el césped de la Ciudad Deportiva rojiblanca. El plan nazarí pasaba por asfixiar a su rival y en el balanceo todo terminó por nivelarse, aunque las de Arturo Ruiz siempre parecieron más cerca del triunfo que su adversario. Se adelantaron sin embargo las catalanas, fruto de la imaginación de María Llompart, que manejó el juego a su antojo para ser nombrada MVP. Las de franjas horizontales no se acobardaron y Laura Pérez volvió a colgarse la mochila de reparto desde la esquina para que su mejor aliada, máxima artillera granadinista, cabeceara a la red con la potencia de un Airbus A320. Seis dianas lleva la anotadora y siete servicios de gol, más que nadie en la Liga F, la asistente. Se quedaron con ganas de más en el intento de remontada, pero hubieron de conformarse con el botín menor.

Tan igualado estuvo el duelo que, incluso, parecieron pactar contratiempos en el arranque. A las catalanas se les lesionó Ana González en el calentamiento y a las rojiblancas, Jujuba nada más comenzar. Por ello el pulso en realidad empezó cuando Arturo Ruiz reubicó a sus jugadoras, con Alba más centrada y Laura Pérez como pareja de baile de Maca Portales. Saltaron chispas entre las dos ilusionistas. La premisa del Granada era asfixiar en territorio enemigo y así, contener la elaboración visitante, estrategia que descolocó a las visitantes. Edna se encargó de empezar a hacer travesuras, potente en una carrera que culminó con un caramelo que Iribarren no logró embocar. Después incidió por la derecha, pero cruzó demasiado el cuchillo.

Las de casa mandaban, aunque los guarismos de posesión se asemejaban. El Granada infundía el miedo por el carril diestro, enrevesado siempre en la orilla. Las de Ferran Cabello se sacudían la presión como podían en lo que María Llompart asumía la dirección, con más presencia al paso de los minutos, pero sin demasiado peligro. Irina se escapó a la espalda y bailó sobre la presión de Alexia, que se rehizo a tiempo para interponerse y desviar el latigazo. Respondió Laura Pérez desde el cuarto de circunferencia, con un saque cerrado que Lauri no pudo mandar a guardar. Ari Mingueza empalmó más tarde otro centro de Edna, pero el balón salió sin ganas. Las balas silbaban a un lado y otro de la meta visitante, mientras en el otro fondo Laura Sánchez escupía las intentonas de Maca Portales y Elena Julve. Ornella, apagada en esta ocasión, mandó el duelo a los vestuarios con un impacto que no inquietó.

El Granada regresó del intermedio con Leles incrustada en la zaga, de vuelta Laura Pérez a la zona de peligro. En el Levante Badalona lo que cambió fue la fachada. María Llompart empezó a ondear la batuta y las notas catalanas empezaron a tener el mismo tono que las rojiblancas. Julve mandó a las nubes un remate y Maca Portales comenzó a percutir con la meta entre ceja y ceja. Llompart golpeó mordido lejos del alcance de Laura Sánchez, pero también desviado por poco. Luego Alba Pérez regaló el gol a Edna al envolver un centro teledirigido, pero el frentazo de la delantera salió horizontal, aun vencida la guardameta. De inmediato asumió Chebbak el cobro la deuda de quien perdona.

María Llompart se vio rodeada y sacó de la chistera un pase a ras de hierba entre Isa Álvarez y Leles, con Mingueza como espectadora, que pedía a gritos un pulso de cirujana. A Chebbak se le congeló la sangre, precisa con el bisturí para adelantar a su equipo. Un sopapo de los que pican, pero que no dejó demasiado tiempo en shock a las de Arturo Ruiz. Maca Portales, guerrillera y tenaz, pretendió una folha seca que detuvo sin demasiado apuro Laura Sánchez, antes de que su tocaya, pero de apellido Pérez, se montara en la bici de los repartos. Curvó el lanzamiento y Edna despegó, impecable el testarazo, pero insuficiente para saciar el hambre nazarí. Laura Pérez encaró a Majarín como un relámpago y descargó el derechazo, pero lo que sonó como un trueno fue el poste. El Levante Badalona se conformó, pero en el alargue el Granada quiso más, mucho más. Se le hizo corto.







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