"Callejón quería seguir jugando en Primera, pero le gustó el reto del Granada"
Su padre, José María, y su hermano, Juanmi, recuerdan los inicios del motrileño y miran con ilusión el inicio de su etapa en el conjunto rojiblanco
En casa de los Callejón Bueno, una familia humilde de Motril, germinó hace décadas la pasión por el fútbol. Allí crecieron los tres hijos de José María Callejón y Encarnita Bueno. Vanesa, la primogénita, nació nueve años antes que sus hermanos, Juanmi y José María. Los gemelos nacieron tocados por la varita del balompié. "A ellos no los veías nunca sin balón", comenta entre risas su padre. Ambos salieron futbolistas, pero la carrera del que comparte nombre con su progenitor fue meteórica. Tras pasar por el Espanyol y el Real Madrid, se instaló en Italia, donde ha jugado con Nápoles y Fiorentina. En los últimos 20 años, apenas ha pasado por su tierra en vacaciones y para disputar algunos encuentros, uno de ellos, especial, con la Selección absoluta. Hasta que el pasado lunes se convirtió en nuevo jugador del Granada. "Él quería seguir jugando en Primera, pero le gustó el reto", confiesa su padre.
La noticia no fue una sorpresa en la familia. "Un par de días antes de firmar estuvo hablando conmigo y con mi mujer para pedirnos opinión. Tenía dudas", revela su padre, quien desea que esta etapa "dure unos cuantos años". Callejón disponía de ofertas para seguir en Primera, pero le llamó más el reto rojiblanco, alentado también por su hermano, también conocedor de la operación con antelación. "Estuve hablando con él dos o tres días. Me llamaba e intentaba convencerlo para que viniera, porque también tenía ganas de que firmara por el Granada, volviese a casa y, egoístamente, tenerlo más cerca que antes, porque ya son muchos años separados y viéndonos poco", afirma Juanmi, de pretemporada ahora con el San Fernando.
"Estoy muy contento e ilusionado de que se lo tome como un reto, intentar devolver otra vez a la ciudad y al equipo al lugar que se merece, que es Primera División. Y aquí estaremos, tanto mis padres como mi hermana, mi familia y yo, apoyándole en todo lo que haga, en todas las decisiones que tome", abunda el también futbolista, quien subraya que "no ha sido fácil para él" recalar en el club rojiblanco. "Al final, si el corazón y los sentimientos te marcan lo que hacer, la decisión es la acertada", determina. José María sénior también está encantado. "Hombre, después de nueve años en Italia, claro que nos gusta tenerle cerca, y más en Granada, que lo tenemos a tiro de piedra", exclama.
Inicios en Motril
Los dos hermanos Callejón comenzaron a darle patadas al balón en su Motril natal. "Nosotros casi hemos nacido con una pelota debajo del brazo", ríe Juanmi. "Mi padre ha sido futbolista, no profesional -jugó en el Motril-, pero siempre mi casa irradiaba fútbol por todos lados. Siempre había balones", detalla. De hecho, incluso la tarta de su primera comunión fue un rectángulo de juego. Su padre lo recuerda igual. Más allá de jugar, desempeñaba trabajos variados en el municipio costero, incluso pasó algunos años lanzándose en barco a la mar para pescar, mientras Encarnita regentaba un puesto de verduras en el mercado. "Yo me iba a jugar en las peñas, porque aquí había una liga de peñas, de gente ya mayor, y ellos se venían conmigo. Ellos eran los encargados de llamarme por la mañana", recuerda José María.
Pero todo dio un giro en la escuela. "Cuando empezábamos el colegio, nosotros siempre jugábamos incluso con niños más mayores. Desde que empezamos a jugar al fútbol sala, en los torneos de los colegios, lo hacíamos con clases superiores a nuestra edad", narra Juanmi, que no sabe determinar quién era el mejor de los hermanos cuando eran pequeños. "La verdad es que los dos destacábamos mucho. Diría que mi hermano, porque él jugaba de delantero y era el que hacía los goles. Al final, el vistoso es el que marca, pero no hacíamos la comparativa", expone, dejando que se intuya una sonrisa al otro lado del teléfono. Con mayor precisión subraya que siempre jugaban el uno contra el otro. "Cuando echábamos los partidillos en el colegio, o incluso en los torneos, siempre íbamos cada uno en un equipo", puntualiza.
En uno de esos partidos, ojeadores del club Costa Tropical, recién formado, detectaron su talento. "Ellos iban mirando por los colegios qué niños destacaban un poquito. Ahí empezaron, con 9 o 10 años, y estuvieron hasta que se fueron a Madrid", narra el padre de los hermanos. Ambos recalaron en la cantera del Real Madrid, en la Semana Santa de 2002, después de que el personal de scouting del conjunto blanco les seleccionara tras un torneo de fútbol 7. "Fue nuestro salto", asegura Juanmi. No obstante, la historia auguraba un camino distinto. "Yo tenía los billetes de Barcelona para ir antes de firmar con el Madrid. Íbamos a fichar por el Barça y nos mandaron desde la capital un burofax, diciendo que, si queríamos firmar, nos esperaban. Fue todo muy rápido", ordena José María.
En la cantera del Real Madrid
Los hermanos no lo tuvieron que pensar mucho. "Siempre han sido del Real Madrid, porque era el equipo de su padre también", reconoce José María. Para él y su mujer, fue una etapa complicada. "Ha sido duro, porque nosotros somos una familia humilde y costaba. Yo soy muy aficionado al fútbol y quería ir todas las semanas a Madrid. De hecho, lo hice durante seis años. Era duro, y también para ellos. Lo que pasa es que la ventaja que tenían es que fueron los dos hermanos juntos, y uno se apoyaba en el otro", exterioriza.
Juanmi refrenda sus palabras. "Lo bonito fue para nosotros salir de casa e ir de la mano durante muchísimos años juntos, saber que tienes a tu hermano ahí al lado para todo lo que te haga falta. Eso quita todo lo demás. Es muy bonito saber que tienes a tu hermano ahí para cualquier momento en el que necesites apoyo", incide el jugador del San Fernando, quien considera que los ocho años que pasaron en ‘La Fábrica’ son "la base" de lo que hoy son los dos gemelos. "Esos años te dan mucho recorrido para manejar no solo la vida futbolística, sino también la personal".
Llegada a Granada
A raíz del paso por la cantera del Real Madrid, sus carreras se separaron. El tren del fútbol llevó a José Callejón al Espanyol, al primer equipo del club merengue y a Italia. Un trayecto que no ha tenido una parada en el equipo más representativo de su provincia hasta ahora, ni siquiera en categorías inferiores, lo que siempre ha generado inquietud en el aficionado. "En esa época, estaba el Granada 74 y hubo conversaciones para que se fueran los dos allí, pero, claro, era un trastorno para los estudios y todo. Ellos han sido siempre muy de Motril y les gustaba estar en el Costa Tropical", abunda su padre, quien, no obstante, sentencia que "él lleva su tierra como bandera".
De hecho, su hermano reconoce que siempre anduvo atento al conjunto nazarí. "Cuando uno está en un pueblo, siempre mira al equipo de la ciudad, en este caso el Granada, y, hombre, claro que nos hubiera gustado, tanto a mí como a mi hermano, pertenecer a la disciplina. Las cosas se dan como se dan", resuelve.
El momento de vestirse con la elástica rojiblanca horizontal le ha llegado ahora, con 35 años, tras abandonar un histórico como la Fiorentina y declinar ofertas de la élite. "Cuando firmó, nos llamó: ‘Mamá, papá, ya está hecho’", desvela José María, quien puntualiza que "para un granadino de pro como lo es él, jugar en el campo del equipo de su tierra significa mucho". "Él quería seguir jugando en Primera División, por supuesto, pero, muchas veces, no es la categoría, sino cómo te tomes las cosas. Él se lo ha tomado como un reto. Sabe que tiene presión y que va a estar cada partido, cada entrenamiento, bajo la lupa de la gente, pero sabe manejar bien esa presión. Creo en él y estoy seguro de que lo va a hacer estupendamente", abunda Juanmi.
Ambos están deseando que empiece el curso para animarle. "He hablado con él y quiero hacerme socio del Granada para que vea que la familia está también involucrada en este nuevo proyecto, que sepa que tiene nuestro apoyo", sostiene Juanmi. José María ya lo tiene claro: "Vamos a estar más en Granada que en Motril".