Desconexiones letales para el Granada

El conjunto rojiblanco repitió en el Ciutat de Valencia los errores que le vienen lastrando todo el curso fuera de su estadio, donde se muestra espeso e intermitente

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Cantero remata durante el partido en el Ciutat de Valencia | Foto: LaLiga
Chema Ruiz España
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Si el Granada todavía no ve sus opciones de ascender por la vía rápida a una distancia sideral, se debe a que la igualdad reinante en la competición ha otorgado un valor aún mayor al excelente rendimiento rojiblanco en casa. Como local, solamente el Eibar, con un partido más disputado en su feudo, mejora sus guarismos. Cuando es forastero, en cambio, solamente el Ibiza los empeora. El cuadro nazarí sufrió este sábado otra derrota a domicilio, contundente tanto en juego como en resultado y dura por sus consecuencias sobre el curso. Pierde el diferencial de goles con el Levante, rival directo por regresar a Primera, y cae hasta la sexta posición, a la espera de que Albacete y Leganés jueguen esta jornada. Los de Paco López sufrieron una regresión en el Ciutat de Valencia que rescató las sensaciones generadas en Ipurua y volvió a propiciar los errores que vienen condenando al equipo en cada salida.

El conjunto rojiblanco sufre desconexiones que resultan letales cuando juega a domicilio. Hay ejemplos en prácticamente todas las salidas, tramos en los que el Granada se desdibuja y se vuelve frágil. Frente al Levante, el más grave fue el inicial, que concluyó con tres balones en el fondo de la red en apenas un cuarto de hora, aunque el primero de ellos fue anulado. Los nazaríes salieron al terreno de juego adormecidos y empezaron a perder disputas, lo que engrandeció las figuras de Wesley, siempre un paso por delante de Cabaco, y Cantero, que descosió a la defensa granadinista con dos centrales y con tres. Pero no fue el único periodo en el que el equipo granadino dejó de emitir señal. Tras espabilar con el gol de Carlos Neva, se fue diluyendo durante el segundo acto hasta ser desenchufado de nuevo en el córner que sumó la tercera diana local.

En Andorra, la desconexión se produjo también de inicio y costó un gol a la postre decisivo en el choque. En casa del Eibar, fueron varios los paréntesis sin servicio granadinista, pero dos minutos sirvieron al conjunto armero para convertir un 1-0 en 3-0. Se dieron de forma más atenuada en Las Palmas y Tenerife inmediatamente después de que los locales abrieran el marcador, y en Butarque de nuevo al comienzo, lo que supuso la expulsión de Raúl Fernandez.

Se une esta intermitencia a la espesura de su juego cuando sale de la ciudad de la Alhambra. A los jugadores del Granada se les complica sobremanera encontrarse en fases de construcción cuando juegan fuera de casa y, una vez cruzada la divisoria de los dos campos, se les nubla la vista. La creatividad que en Los Cármenes permite encadenar ocasiones se esfuma a domicilio. Todo queda en las botas de un Melendo por momentos taciturno. Si al catalán no se le enciende la bombilla, el conjunto rojiblanco no fluye. El crecimiento de Meseguer parecía paliar esta circunstancia, pero su lesión y la de Rochina han agravado el problema, pues el resto de mediocentros de la plantilla no tienen un corte creador.

A ello hizo referencia Paco López tras el encuentro en el Ciutat de Valencia, cuestionado sobre la demora al realizar las sustituciones. Aguardó hasta el minuto 78 para mover piezas, justo después de que su equipo encajara el tercer tanto. "En medio campo, no tenemos nada, solamente a Sergio Ruiz, que está en ese periodo de coger la forma", argumentó, confiado en que Jorge Molina, Callejón y Puertas podían rascar algo positivo. Al salir, los refrescos tampoco interfirieron en el devenir del choque, desesperanzado ya el Granada para entonces.

No son errores nuevos, sino persistentes. La dinámica del equipo lejos de su estadio parecía adquirir otra inercia desde la llegada de Paco López, con buenas actuaciones en Leganés y Málaga. Sin embargo, los viajes posteriores han ido minando lo construido y han hecho tropezar al conjunto rojiblanco con las mismas piedras. Sin solución todavía, la hinchada empieza a buscar culpables, mientras que las jornadas desvelan algunas carencias a resolver en el mercado.

Situación en el mercado

En lo que respecta a la ventana de traspasos, el Granada comienza la semana centrado en cerrar la incorporación de al menos un delantero. Jon Karrikaburu, cuyo fichaje estuvo muy encaminado hasta que el club optó por buscar un perfil más consolidado, ha recalado en el Leganés, cedido hasta el final de temporada por la Real Sociedad. La entidad nazarí mantiene negociaciones con el Valladolid por Shon Weissman, una opción costosa pero que estaría entre las prioritarias en este momento. El club pucelano invirtió en torno a 4 millones de euros por su traspaso hace tres temporadas y desearía recuperar parte de esta inversión. La fórmula por la que muestra preferencia es el traspaso por una cantidad no inferior a los 3 ‘kilos’, pero la puesta sobre la mesa sería una cesión con opción de compra que rondaría dicha cuantía en caso de ejecutarse.

El israelí, de 26 años, no es la única alternativa que valora la dirección deportiva del Granada. Entre otros nombres, baraja a Dyego Sousa, del Almería, si bien el portugués no se encontraría entre las principales opciones. Entretanto, la salida de Matías Arezo se habría atascado en las últimas jornadas, pese a que no viajó a Valencia a priori para concluir su préstamo a Peñarol. El presidente del club uruguayo, Ignacio Ruglio, explicó con detalle la situación en una entrevista con el programa 'Último al arco’, de Radio Sport 890. "Estábamos bastante avanzados. Después, se frenó un poco. Algunas de las condiciones cambiaron. Ahí empezó una etapa más dura en la negociación, por decirlo de alguna manera", expuso, antes de revelar que la entidad granadinista "mandó a un interlocutor a Uruguay para seguir el tema y encontrar algunos caminos de entendimiento". 

"La realidad es que hasta que no está firmado, no está acordado. Cuando supuestamente el acuerdo estaba hecho, nos dijeron que había algunas cosas que las querían cambiar. En algunas cosas no estábamos de acuerdo. De ahí, a volver a negociar", agregó, para seguidamente subrayar que la tesitura económica de Peñarol no es la mejor. Indicó que la gestión "no es sencilla", debido al coste que el año pasado supuso para el Granada -alrededor de seis millones de euros por el 50% de su pase-, y que la opción se gestó porque las dos partes entendieron que el conjunto uruguayo "podía ser el último golpe de horno para las condiciones que tiene". "Se reinició un poco la negociación", concluyó.