El Granada mantiene la esperanza tras otro encuentro agónico (1-1)

El conjunto rojiblanco empata en el descuento un partido que tenía perdido tras el gol de Puertas en su propia meta; continuará una jornada más en descenso

Granada CF -  Celta de Vigo
Montoro, sorpresa en la alineación de este domingo, pugna con Aidoo durante el partido | Foto: Antonio L. Juárez
Chema Ruiz España
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El Granada sigue moviéndose sobre la fina línea que separa la vida de la muerte en Primera división. Se tambalea, pero no cae, y no porque los contratiempos no le zancadilleen jornada tras jornada, ni porque muestre una resistencia estoica. El conjunto rojiblanco rescató en el tiempo extra un punto que mantiene viva su esperanza, después de un insípido encuentro ante un Celta muy superior. Iago Aspas, ese futbolista que se viste de verdugo siempre que se mide al cuadro nazarí, provocó las pesadillas del joven Sergio Barcia, que no recordará su estreno en Los Cármenes con buen sabor de boca. Antonio Puertas, improvisado lateral, empujó a la red el enésimo disparo del atacante gallego para adelantar al cuadro de Coudet. Era una herida letal, pero Machís, cuando el latido granadinista se debilitaba, conectó con Milla, de excursión en el área después de haber errado en el tanto celeste, para cicatrizarla tras un duelo agónico. La lucha por la permanencia se eterniza.

Barcia fue, finalmente, el único canterano presente en la renovada alineación de Karanka, encajado en el centro de la zaga con Germán. El técnico se decantó por retrasar a Puertas al lateral diestro para completar una defensa de circunstancias, con Escudero en el lado opuesto. La sorpresa asomó en el centro del campo, junto a Petrovic y Milla. Reapareció Montoro, que no era titular desde la derrota en Mestalla, para actuar de enganche y desplazar a Álex Collado a un costado. Machís se quedó en la banca, aún renqueante, por lo que Uzuni ocupó su lugar. En punta, el preparador rojiblanco refrendó la confianza en Luis Suárez. El ‘Chacho’ Coudet, sin demasiadas bajas, apenas hizo una modificación en su once. Entró Renato Tapia por Denis Suárez para liberar a Fran Beltrán. El resto, los mismos hombres que perdieron ante el Getafe, capitaneados por un siempre famélico Iago Aspas.

Pronto quedó claro el reparto de roles. Los vigueses tomaron la pelota y los rojiblancos, algo menos ordenados, elevaron la agresividad en el robo, prestos para galopar en cuanto lograran la posesión. A trompicones, entre faltas e imprecisiones, los de Coudet se fueron sintiendo cómodos. Sergio Barcia se durmió ante la presión de Santi Mina, que, ciego en busca del gol, obligó a Maximiano a repeler. Cervi cazó el rechace, pero encontró a Germán bajo palos. Suspiró la grada. Empero, el Granada, amodorrado, no espabiló. El balón era una patata caliente cuando lo tenían los nazaríes y el Celta no se agobiaba. Aspas, siempre con el cuchillo entre los dientes y los ojos sanguinolentos, detectó una falla en la basculación rojiblanca y se vio con toda la banda libre a la espalda de Escudero. Encaró de nuevo al novato local y cruzó con la derecha para que palmeara otra vez el guardameta granadinista.

Dituro tomaba el sol mientras, en la grada, las cartulinas que se repartieron para conformar un mosaico servían de abanico. En el césped, se jugaba poco. El conjunto celtista jugaba a medio gas, sin la presión de estar involucrado en alguna disputa en la competición, aunque tampoco necesitaba más para someter a los de Karanka, incapaces de retener el balón durante más de dos pases. Javi Galán y Cervi inventaban por la banda izquierda, pero Germán anduvo contundente, sobre todo en el aire, para neutralizar cualquier atisbo de peligro. De la nada, Luis Suárez interrumpió la siesta al borde del descanso. Estuvo fino Uzuni para interceptar un mal testarazo de Araújo y, rápidamente, filtró un pase a la carrera del colombiano. Con tiempo y en buena posición, el atacante rojiblanco quiso ajustar el balón a la red, pero le salió un tiro defectuoso que detuvo el guardameta visitante.

La ocasión, la única del conjunto nazarí en todo el primer tiempo, dibujó la sombra de la reacción. El Granada se acercaba más al marco contrario, sin llegar a inquietar, cuando Iago Aspas borró la ilusión y despertó el pánico con una carrera que se hizo eterna. Despejó un córner la zaga visitante y el ‘príncipe das Bateas’ recogió el despeje en su propio campo. Al impulso de una corazonada, comenzó a correr. Le sacó la cadena a Germán, que rodó por el suelo, y tomó ventaja cuando le salió Barcia, pero disparó demasiado cruzado. El paso por los vestuarios refrescó a los nazaríes. Elevaron la línea de presión y adhirieron una mayor vocación ofensiva, aunque estéril, para esbozar otro espejismo. Escudero lanzó alto un disparo de falta y replicó el Celta, ahora con más espacio, con un cabezazo muy desviado de Cervi, al choque con Puertas. Inventó Aspas una nueva diablura en línea de fondo, pero su pase se paseó sin hallar un aliado.

Karanka se percató de que el empuje de su equipo carecía de inquina y de que, poco a poco, iba propiciando una mejor situación a su rival. Denis Suárez, que sustituyó a Fran Beltrán, tampoco encontró un rematador tras pisar la línea de fondo y los nervios crecieron. Entró Machís por Montoro, con lo que Collado, ausente pese a su alineación, recuperó la media punta. Aspas volvió a superar a Barcia y Maximiano, salvador una jornada más, alejó el envío. Fue el último aviso del gallego.

Al ‘10’ del Celta le mueve el instinto cuando ve la elástica rojiblanca horizontal. Poco importa que su equipo no se juegue nada. Milla, que no tuvo su mejor día, se entretuvo hasta perder el balón. Filtró Denis Suárez para la internada de Aspas en el área. El de Moaña había vuelto a dejar atrás en el desmarque a Barcia y levantó la mirada para desafiar a Maximiano, que intentó achicar espacios. Cruzó bien el disparo, aunque fue Antonio Puertas el que acabó desplazando el balón tras la línea de gol. El gallego extendió los brazos y se besó el escudo. La diana no engrosará sus guarismos, pero era suya.

Gonalons entró por el canterano para intentar arreglar la fuga, sin éxito ante el mago celtista, y Jorge Molina se sumó al ataque, por un Uzuni improductivo. Aspas, imparable hasta que se fue al banco, sentó a Germán y estrelló otro par de tiros contra el portero del Granada. Arezo, que sustituyó a Luis Suárez, cabeceó picado un centro teledirigido de Machís, pero blocó con tranquilidad Dituro. El venezolano agitó el avispero, mejoró las transiciones ofensivas del conjunto rojiblanco hasta hallar la igualada. Antes, Collado impactó con potencia desde lejos, pero el guardameta celtista lo detuvo con un manotazo.

Los minutos se agotaban y la esperanza se apagaba. A Machís, entonces, le empujó la inspiración. Encaró a Gabriel Veiga, recortó sobre su pierna derecha y combó un envío excelente al primer poste. Por allí apareció Milla, tal vez movido por la intuición o por las ganas de enmendar su error anterior, que, como pudo, lo desvió con la espuela al fondo de la red. Gritó liberado, aunque el acta arbitral se lo da a Machís, por un punto que no resuelve la situación del Granada, pero le mantiene vivo. Dormirá una jornada más en descenso, a un punto del Cádiz. La visita al Mallorca, una final aunque Karanka no la quiera etiquetar así, será decisiva.

Ficha técnica:

Granada CF: Luís Maximiano; Antonio Puertas (Arias 81'), Germán, Sergio Barcia (Gonalons 76'), Escudero; Njegos Petrovic, Luis Milla; Álex Collado, Montoro (Machís 62’), Uzuni (Uzuni 76'); y Luis Suárez (Arezo 81').

Celta de Vigo: Dituro; Kevin Vázquez, Aidoo, Néstor Araújo (Gabri Veiga 76'), Javi Galán; Brais Méndez, Fran Beltrán (Denis Suárez (55’), Renato Tapia, Franco Cervi (Nolito 55’); Iago Aspas (Tiago Galhardo 88') y Santi Mina (Carlos Domínguez 76').

Goles: 0-1: Antonio Puertas, en propia meta, min. 71; 1-1: Machís, min. 90+2.

Árbitro: Juan Martínez Munuera. Amonestó al local Jorge Molina, así como a los visitantes Javi Galán, Fran Beltrán y Dituro.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la jornada 34 de LaLiga, disputado en el Estadio Nuevo Los Cármenes. Antes del partido, durante la salida de los jugadores al campo, el cantante Chema Rivas interpretó el himno del Granada.