Una película sin acción en Los Cármenes (0-0)

Granada y Mirandés empatan sin goles en un encuentro tosco y lento que tuvo opciones para ambos equipos en la primera parte

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Lucas Boyé protege el balón en un lance del encuentro frente al Mirandés | Foto: LaLiga
Chema Ruiz España
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Granada y Mirandés han rodado una película sin acción en Los Cármenes. Puro cine de sábado por la tarde, uno de esos largometrajes que invitan a hacer zapping o ceder ante la llamada de Morfeo. Somnífero. Nadie hizo honores a la celebración de los Goya en la ciudad de la Alhambra, en un encuentro tosco y lento que culminó con el empate inicial, a pesar de que ambos equipos tuvieron opciones en el primer tiempo. Luca Zidane y Raúl Fernández se robaron el show para anular las fuerzas. El reparto deja mejor regusto en los jabatos, que al menos puntúan fuera de casa, asignatura que se les resiste. Los de casa siguen por detrás del pelotón del ascenso y cada semana tienen menos oportunidades de engancharse. 

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Bastó la primera escena para que en las butacas se comprendiera que este no sería uno de esos vertiginosos filmes de acción, ni mucho menos. Nada de Fast and Furious o John Wick; era un largometraje pausado, en el que habría que rumiar un guion lento y abierto hasta el desenlace, aunque previsible. Tras un inicio malo, aun con llegadas y paradas meritorias, una segunda parte soporífera. Era mejor darse un paseo por los alrededores del Palacio de Congresos, en busca de alguna estrella con la que adornar la galería del móvil. Los de casa lo intentaron, pero se dieron de bruces contra un muro. Stoichkov, su nueva estrella, deambuló y la brega de Lucas Boyé no fue productiva en esta ocasión. Como consuelo, recuperaron a Rodelas y Carlos Neva. El de Alhendín se antoja fundamental para la causa, aunque el ascenso directo parece poco menos que una quimera.

El elenco rojiblanco apareció en pantalla dispuesto a llenarla con su presencia, pero ni un minuto tardó el Mirandés en reclamar algo de protagonismo. Se amodorró Hongla en un pase atrás y a Panichelli le pudo el ansia por hacer pagar caro el error, blando en el golpeo. Los de Lisci formaban una mole en el carril central, así que el Granada licitó la construcción de una autovía por los costados. Brau ganó el concurso y puso en funcionamiento el expreso de Cartagena antes de romperse, en lo que Gonzalo Villar peleaba una nominación a mejor director.

El mediocentro elevó el esférico y Tsitaishvili, forzado, obligó a Raúl Fernández a exhibir reflejos. Ricard encontró de nuevo al georgiano, que a la media vuelta contempló anonadado otra estirada del guardameta bilbaíno. En la grada se escapó algún suspiro nostálgico. Los nazaríes abrieron una empresa de paquetería dedicada exclusivamente a enviar al área desde las bandas, aunque una y otra vez pareció condenada a la quiebra. Rebbach, que al final del choque debió de reiniciar el cuentakilómetros de tanto correr, pedaleó para entrar en el área y sintió su camiseta dar de sí hasta que crujió alguna fibra, desplomado tras el agarrón sin que Sánchez López apreciara nada punible. El Mirandés, entretanto, se agazapaba. Solo Ander Martín sacaba la zarpa de vez en cuando. En una falta encontró a Tomeo, que no apuró a Zidane. En otra carrera, hasta la misma línea de cal, hizo descarrilar a Brau, que le perseguía.

Regresó Neva para reemplazar al herido, acompañado desde que pisó el césped por toda una orquesta de viento. El respetable aún no perdona que le mandara a callar al marcar en su último encuentro, frente al Málaga. Lisci había aprovechado la dolencia para convocar en asamblea a sus pupilos, quién sabe disgustado con lo que veía o iluminado por la inspiración. El caso es que su discurso pareció efectivo y sacó al Mirandés de la trinchera. Salieron los jabatos en una estampida embarullada y la pelota salió rechazada en la frontal. Izeta no dio tiempo ni a que la duda le embargara. Armó la pierna y enroscó un disparo diabólico que fue a parar al poste. Rebbach pisó de nuevo a fondo el acelerador y regaló el gol a Lucas Boyé, pero bajo palos parecía estar el mismísimo Gigante de Hierro. En el intercambio, Hugo Rincón filtró otro pase a Izeta, que controló orientado y estampó el zurriagazo en Luca Zidane. Resopló el francés, con el rival a cada minuto más cerca de sus dependencias.

El nerviosismo se propagó en los dos bandos, también chinados con el colegiado, y el primer acto se difuminó entre planes de un modo u otro desbaratados. Fue el estímulo necesario para agitar la cita a la vuelta de los vestuarios. El Granada quiso mantener su papel, pero los de blanco se desplegaban ahora en ataques relámpago que justificaban el salario del arquero nazarí. A cada lance, un jaleo en el área; fútbol tosco, pero impávido, lo necesario para desajustar a los rojiblancos. Uno de los líos adquirió tintes dramáticos, con una suerte de amago de chilena poco ortodoxo con el que Alberto Reina motivó el vuelo de Luca Zidane, una vez más en el casting para la próxima de Los Vengadores.

Los de franjas se iban enrabietando, enfrascados en una refriega estéril, y Escribá acudió a su mejor actor revelación, recuperado ya para alimentar la ilusión del granadinismo. Saltó Rodelas, ovacionado, y en apenas una arrancada descompuso el rostro del Mirandés, pero no había quien rompiera el libreto. A Lisci le parecía valer el resultado, conservador en sus relevos para poner el punto a buen recaudo. Al Granada, en cambio, se le iba retorciendo el colmillo. Salieron Weissman y Rubén Sánchez. Su revulsivo de Alhendín, aun bajo de forma por la inactividad, zarandeó el avispero todo lo que pudo y, a su ritmo, los de casa persiguieron el triunfo con más coraje que convicción, un poco más desquiciados en cada roce con el que se paraba el juego. El final estaba escrito. Reparto insulso, en apariencia mejor para los jabatos. Los de franjas enlazan otra semana sin perder, pero continúan rezagados en la carrera. No quedan tantos metros como para seguir postergando la remontada.


Ficha técnica:

Granada CF: Luca Zidane; Ricard (Rubén Sánchez, 77’), Manu Lama, Loïc Williams, Miguel Ángel Brau; Tsitaishvili (Rodelas, 65’), Martin Hongla, Gonzalo Villar (Sergio Ruiz, 65’), Abde Rebbach (Shon Weissman, 77’); Stoichkov y Lucas Boyé.

CD Mirandés: Raúl Fernández; Hugo Rincón (Parada, 69’), Pablo Tomeo, Juan Gutiérrez (Egiluz, 86’), Tachi, Julio Alonso (Joel Roca, 62’); Jon Gorrotxategi, Ander Martín (Álex Calvo, 86’); Alberto Reina, Izeta (Iker Benito, 62’) y Panichelli.

Árbitro: Rafael Sánchez López, del comité murciano. Amonestó a los locales Gonzalo Villar, Martin Hongla, Loïc Williams y Miguel Ángel Brau, así como a los visitantes Juan Gutiérrez, Parada e Iker Benito.

Incidencias: encuentro correspondiente a la 26ª jornada de Liga en Segunda División, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante 15.823 espectadores.







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