Uzuni acude al rescate (2-1)

Dos tantos del albanés otorgan la victoria a un Granada que, de nuevo espeso, lo pasó mal frente al Mirandés, colista de Segunda

Granada CF Mirandes
Myrto Uzuni celebra el primero de sus dos goles | Foto: Antonio L. Juárez
Chema Ruiz España
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No todos los héroes llevan capa y Myrto Uzuni, que sigue empeñado en ser el adalid de este Granada, es uno de los que vuelan sin adornos. El MVP de agosto ha acudido este sábado al rescate de un espeso conjunto rojiblanco que sigue sin funcionar como se espera. Dos goles del albanés, pichichi, le han otorgado el triunfo y tres puntos sanadores, en una vuelta a casa que para Karanka y sus pupilos debió de ser como para Ulises pisar Ítaca en La Odisea. Frente al Mirandés, lo pasaron casi tan mal como en sus dos jornadas fuera de casa, pero el acierto del internacional por Albania, aparentemente reservado solo para su hinchada, ha cambiado el gesto en esta ocasión. Abrió la lata en una jugada rara al borde del descanso y, cuando los nervios dominaban al cuadro granadinista, devolvió la ventaja que el accitano Raúl García había neutralizado a la vuelta de los vestuarios.

No fue una cita en la que el viento soplara a favor de los rojiblancos. Desde el inicio, 'fallón' el cuadro nazarí pese a su intención de dominar, se sucedieron los percances. Raúl Navas agravó un comienzo impreciso con un golazo en un saque de esquina, con tiempo para correr libre de marca por todo el área hasta cazar el balón con el empeine cuando caía a la altura del poste largo. Resoplaron los locales, aliviados al ver el banderín levantado, pero ya lamentaban el error y buscaban culpable, brazos en jarra y vista al suelo. La máquina estaba oxidada, a pesar de que Karanka había introducido permutas. Aunque insistente en su sistema, el técnico confió en Meseguer, ex del Mirandés, la tarea de descongestionar la circulación de su equipo y en Alberto Perea la de desajustar al rival entre líneas. No aparecieron la claridad del murciano, mejor en la contención, ni la creatividad del manchego, completamente desconectado.

El Granada estaba espeso y extremadamente tenso, todo lo contrario que el conjunto de Etxeberría. Los jabatos, que son un plantel joven y con desparpajo, se asentaron con calma sobre el césped, sin demasiada inquietud ante los suaves envites nazaríes, y raudos para acentuar cada error no forzado que encadenaba el conjunto rojiblanco. Emprendían un contragolpe peligroso cuando Ignasi Miquel, que regresó aparentemente recuperado, volvió a sentir dolor. Entró en su lugar Víctor Díaz, inédito hasta entonces, en otro de esos cambios sorpresivos de Karanka. El bagaje ofensivo era escaso y el duelo transcurría sin sobresaltos en ninguna de las dos metas, lo que en sí era incentivo suficiente para provocar cierto runrún en la grada. Alfonso Herrera cerró el paso a Quini, también retornado con Jonathan Silva maltrecho en esta ocasión, en una internada madrugadora y Bodiger lanzó fuera una falta.

La pugna se endureció y el puntapié a campo contrario empezó a parecer una alternativa seductora en los dos bandos para sortear la maraña interior -alerta de spoiler: así se fabricaron los goles-. Reculó el Mirandés, que perdió profundidad cuando se apagó el persistente Juanlu, pero el Granada no daba con la llave para abrir el portón amarillo que sus hombres levantaron ante el área. Perea seguía sin ensamblar con sus compañeros, nublado casi en cada acción, y Callejón quiso dar un paso al frente. Recortó primero, sobre Michelis, caído hacia el pasillo diestro del ataque nazarí, y envió la pelota al flequillo de Uzuni, que no pudo darle dirección al testarazo. Más tarde, se pidió una falta que, aunque combó bien, se le fue arriba.

La contienda se acercaba al descanso y los hinchas, sobre todo aquellos a quienes el sol pegaba de frente, lo esperaban con ganas de ir a por algún refrigerio cuando surgió la extraña acción que rompió la igualdad. Como la elaboración no funcionaba, Bodiger, mirada fija en el balón, golpeó arriba, sin calcular demasiado la dirección, y el esférico llovió sobre Callejón. Al motrileño se le escapó el control, que acabó convirtiéndose en una descarga perfecta para la llegada en segunda línea de Uzuni. El albanés impactó la pelota con una precisión soberbia desde la media luna, para ajustarla por abajo al poste y pillar a contrapié a Herrero. Un estrambótico golazo; así también valen.

La muesca aplacó tanto los nervios que sumió al Granada en un profundo sueño tras el descanso. En una construcción anodina en campo propio, y sin demasiada presión jabata, Bodiger regaló el balón a Raúl y el accitano, espigado pero rebosante de habilidad, firmó una diana maravillosa. Apartó a Víctor Díaz con una facilidad pasmosa en una maniobra brillante y, una vez se vio ante André Ferreira, levantó la pelota con sutileza para hacer saltar del asiento a sus familiares, en la grada este sábado.

La ansiedad volvió a embargar al conjunto rojiblanco, animados los de Etxeberría. Callejón intentó subir las revoluciones de su equipo y Jorge Molina, que reemplazó en el descanso al errante Perea, no cazó por poco un disparo de Ricard que se iba muy desviado. Karanka trató de agitar más el árbol. Introdujo a Bryan Zaragoza, por un Puertas desaparecido, y Petrovic relevó a Meseguer. La incursión del canterano refrescó las ideas y removió el ataque nazarí. En su primera galopada, forzó un córner que Miguel Rubio cabeceó fuera. Después, habilitó bien a Ricard, que puso un buen centro al que nadie pudo llegar.

Al Granada, aun así, se le saturaban las conexiones, a lo que Miguel Rubio encontró de nuevo la misma solución que Bodiger en el primer acto. Lanzó en largo una falta en campo propio que Jorge Molina prolongó con la coronilla. Callejón recogió el esférico y asistió, ahora con intención, al segundo gol de Uzuni. El albanés, otra vez impecable en un solo toque, atacó el primer poste y superó a Herrero. Su tesón en este curso sí se ha aliado con el atino. De lo que restaba, se jugó poco. Arezo entró, más por administrar el reloj que por buscar otro tanto, y el Mirandés también se vio desbordado por la histeria. Volaron las tarjetas, una de ellas roja para Jofre, y el duelo murió.

El conjunto rojiblanco retorna a la senda de la victoria, pero sigue lejos de ofrecer una versión brillante. La ausencia de Melendo y Soro sigue pesando en el Granada, carente de inventiva sin los dos menudos futbolistas. Los puntos, no obstante, valen lo mismo cuando se consiguen de esta forma, y con tres en el zurrón se afronta mejor la semana de trabajo. Uzuni los puso a buen recaudo, terco en su meta de ser un ídolo de la afición granadinista. Resolutivo, es el máximo artillero de la Liga, con seis goles, y ha asegurado otros tantos puntos con sus dianas. El MVP del equipo que duerme líder. Habrá que ver si se le echa en falta en Las Palmas.

Ficha técnica:

Granada CF: André Ferreira; Ricard, Miguel Rubio, Ignasi Miquel (Víctor Díaz, 12’), Quini; Bodiger, Víctor Meseguer (Petrovic, 62’); Puertas (Bryan Zaragoza, 62’), Perea (Jorge Molina, 45’), Uzuni; y Callejón (Arezo, 90+2’).

CD Mirandés: Alfonso Herrero; Raúl Parra, Raúl Navas, Michelis, Salinas; Juanlu (Javi Serrano, 63’), Prados (Jofre 63’), Oriol Rey; Pinchi, Marcos Paulo (Nico Serrano, 77') y Raúl García.

Goles: 1-0: Uzuni, min. 43; 1-1: Raúl García, min. 49; 2-1: Uzuni, min. 75.

Árbitro: Rafael Sánchez López, del comité murciano. Amonestó a los locales Meseguer, Ricard, Uzuni y Callejón, así como a los visitantes Prados y Salinas. Expulsó al visitante Jofre.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la sexta jornada de Liga en Segunda División, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante 15.006 espectadores. Antes del partido, Myrto Uzuni recibió el premio MVP al mejor jugador de LaLiga SmartBank en el mes de agosto.