Myrto Uzuni, el goleador que lavaba platos y creció en el barro

La isla griega de Zakynthos y los campos de fango albaneses fueron parte de los duros inicios del jugador del Granada, que vivió rodeado de dificultades

Granada CF Sporting de Gijon
Uzuni celebra un gol para el Granada esta temporada | Foto: Antonio L. Juárez
Quique Briz Farran
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Myrto Uzuni está siendo un jugador fundamental en el esquema del Granada. A pesar de no haber visto puerta como visitante, es el máximo artillero de la categoría y en pocos meses ha pasado de ser un desconocido a llevar el peso de la faceta goleadora granadinista. Las opciones de ascenso de los de Paco López pasan por su olfato goleador, pero lo que pocos conocen es el camino que le llevó a la ciudad de la Alhambra. La de Uzuni es una dura historia de superación protagonizada por un chico que se dejó la piel para llegar a lo más alto.

Nacido en 1995 en Berat, una turística ciudad en el sur de Albania con postales parecidas a las del Albayzín, Uzuni pasó parte de su infancia lejos de casa para tener una vida mejor. El lugar que acogió a él y su familia fue la isla griega de Zakynthos, conocida por sus impresionantes costas. Ahí llegó con 10 años y permaneció hasta los 17. Durante ese tiempo ayudaba a su madre en el restaurante donde trabajaba, además de empezar a jugar a fútbol con un club local, el Doxa Pigadakion.

Según contó el futbolista al diario AS, la familia de Uzuni tenía dos opciones para llegar a Grecia: cruzar por las montañas durante tres días o viajar de forma ilegal pagando mucho dinero, opción que eligieron. "Fuimos para tener una vida mejor. Mi padre trabajaba reformando carreteras mientras que mi madre lavaba platos en un restaurante. Yo tuve también que trabajar y le ayudaba. Echaba 12 horas y luego jugaba al fútbol, aunque me tuviera que levantar a las 6 de la mañana. Nunca detuve mi sueño", se sinceró.

"Me despertaba en Berat a las 5 de la mañana con la nariz roja por el frío. Me preguntaba si sería capaz de llegar a ser futbolista"

Durante su estancia en Grecia, tuvo la posibilidad de hacer una prueba con el gigante del país, el Olympiacos. Como no tenía los papeles en regla, esa oportunidad nunca llegó. Su padre le dijo que lo mejor era volver a Albania, y así sucedió. A los 17 años, tras casi media vida fuera de casa, regresó a Berat para jugar en las categorías inferiores del Tomori. "Le debo todo a mi familia, que regresó a Albania para que pudiera jugar a fútbol", comentó para AS. Una imagen que publicó su representante cuando jugaba en Hungría reveló las condiciones en las que jugaba por aquel entonces. En ella, se ve a un imberbe Uzuni celebrando junto a sus compañeros en un modesto campo lleno de barro. Mientras muchos juegan a esa edad en las mejores instalaciones, él tenía que sacrificarlo todo para jugar en estas condiciones. "Me despertaba en Berat a las 5 de la mañana con la nariz roja por el frío. Me preguntaba si sería capaz de llegar a ser futbolista", relató para medios griegos.

Declarado hincha de la Juventus y con Cristiano Ronaldo como referente, empezó a hacerse hueco en el fútbol de su país. Creció en el club de su ciudad, llamó la atención de equipos de Primera y hasta anotó en Europa League con el Laçi, quien lo fichó por 20.000 euros. Se convirtió así en uno de los mejores de la liga local y a los 23 años, seis años después de que su familia regresase por él, salió de Albania para jugar en el Lokomotiva de Croacia. Ahí tampoco tardaría en despuntar y en su camino se cruzó la llamada de su selección y el Ferencváros. En el verano donde se estrenó, el club húngaro superó ocho partidos de previa de Champions para regresar a la fase de grupos 24 años después. Él contribuyó a la clasificación anotando en las dos últimas eliminatorias.

Los caprichos del destino quisieron que el Ferencváros cayese en el mismo grupo que la Juventus, liderada por aquel entonces por Cristiano Ronaldo. De repente, iba a jugar contra su ídolo. En la visita de los transalpinos a Budapest, Uzuni se perdió el encuentro por dar positivo en Covid-19. Sin embargo, en Turín partió de titular. Antes del descanso, consiguió adelantar sorprendentemente a los suyos en un gran escenario europeo, apenas dos años después de dejar Albania. ¿Su celebración? La de Cristiano Ronaldo, que se encontraba jugando en el equipo contrario.

Aunque muchos se tomaron ese gesto como una provocación, en realidad era una muestra de admiración. Simplemente y como llevaba haciendo años, tomó al astro portugués como modelo. Al final del partido, pudo intercambiar camisetas y charlar con su ídolo, al que tanto había admirado desde sus inicios. "Le agradecí a Ronaldo por cambiarme la camiseta y no pude evitar decirle que es el mejor jugador del mundo. Me dijo que siguiera trabajando y me dio las gracias", explicó Uzuni en el medio de su país Panorama Sport. “No tenía pensada esa celebración, pero siempre he seguido a la Juventus por televisión. En ese momento, inmediatamente después del gol que anoté, me acordé de él y fue así... Sentí que tenía que hacerlo, como lo he vivido muchas veces por la televisión”, explicó.

En el club húngaro siguió despuntando y se metió a los aficionados en el bolsillo, hasta que el Granada llamó a su puerta. Y en su nuevo hogar, ha caído de pie. Sus goles en el Nuevo Los Cármenes están contribuyendo a hacer unos registros como local de récord, por lo que ha llamado la atención de grandes equipos. En total, son 14 tantos los que ha anotado en Liga con la rojiblanca. "No quiero volver a donde estaba. Pero nunca olvido de dónde vengo y los sacrificios que hice para llegar aquí", contó para el medio albanés. Y por eso, en cada gol de Uzuni hay un poco de Zakynthos, de Berat y de los campos embarrados donde se curtió.