Parches en forma de gol para camuflar las goteras del Granada
El conjunto rojiblanco ha recuperado la fragilidad defensiva y sus desconexiones durante algunos tramos de los partidos causan estragos
La agónica victoria del Granada contra el Eldense este sábado deja varias lecturas y un poso de dudas en el entorno rojiblanco. Incluso el propio Fran Escribá, que no es ajeno a los problemas que manifiesta su equipo, se expresó contrariado tras el encuentro. Anteriormente, en la cresta de la ola de triunfos, había advertido algunos de ellos, pero argumentar la regresión que en las últimas tres jornadas ha experimentado aún le resulta complicado. El conjunto nazarí encaja una media de 1,43 tantos por partido, guarismo impropio de un plantel que quiera aspirar al ascenso directo. Ha recuperado la fragilidad defensiva previa a la llegada del técnico al banquillo y sufre desconexiones en algunos tramos de choques que causan estragos. No obstante, tiene arriba a un hombre que convierte en gol casi todo lo que toca y ha vuelto a tomarle el pulso a la meta contraria. Las dianas de Uzuni ponen parches que camuflan las goteras granadinistas y hasta brindan triunfos satisfactorios, pero no suprimen las carencias.
El delantero albanés asumió hace ya un par de temporadas el rol de héroe rojiblanco y lo desempeña a la perfección, sobre todo en escenarios complicados. Lleva ocho goles en lo que va de curso, a pesar de que tuvo un arranque tardío en lo que al acierto se refiere, y ya es el segundo máximo artillero de Segunda por detrás del exnazarí Luis Suárez. Pero el Granada parece haberse acostumbrado a que sea Uzuni quien le salve de los líos en los que se mete con demasiada frecuencia. Suya fue la muesca que puso al equipo en ventaja contra el Málaga y, a la postre, certificó el empate, al igual que las dianas que adjudicaron a los de Escribá el triunfo tanto en Castalia como frente al Eldense este sábado. Y hasta que eso ocurre, el conjunto rojiblanco sestea.
La lesión de Loïc Williams, precisamente en la visita al Castellón, marcó un punto de inflexión en el avance del cuadro nazarí, que desde el orden y la solidez defensiva estaba creciendo. Contra el Levante, con Oscar Naasei junto a Miguel Rubio en el centro de la zaga, la imagen fue buena pese a la derrota; sin embargo, tanto en Zaragoza como ante el Eldense, el equipo tiró del cable y se hundió en minutos. No es nuevo en este Granada, patología que también sufría bajo las órdenes de Paco López. Hay tramos en los que se le va la luz que, normalmente, coinciden con algún tanto en contra, como si la moral se diluyera al tiempo que el balón besa las mallas. Sin el ex del Tenerife, que apura su recuperación, la línea de protección tiembla y abre las puertas.
Bajo rendimiento
Sí se ha mantenido incluso en las victorias, a excepción de la goleada al Tenerife, la dificultad en la construcción y, sobre todo, en el último pase. El conjunto rojiblanco se atasca, aunque pretende practicar un fútbol aseado y fluido, si bien la capacidad anotadora de la que hace gala minimiza esta circunstancia. Solo Gonzalo Villar ha logrado aligerar el tránsito granadinista, también ausente en el último envite. Manu Trigueros no termina de encontrarse con la versión dominante que de él se esperaba y Sergio Ruiz, también de baja, tampoco ha logrado rendir como en cursos anteriores.
En los costados, igualmente, no ha encontrado Fran Escribá un elemento que, con dinamita, rompa líneas en esa zona de desenlace. A Tsitaishvili le cuesta ponerle el lazo a sus fintas y Józwiak no ha vuelto a exhibir las cualidades que convencieron al respetable al final del ejercicio pasado. Corbeanu ve pasar las jornadas sin sacar a relucir ese potencial que se le presumía a su llegada. Pablo Sáenz, una de las sorpresas del curso, sí logra desequilibrar y, con tesón, afianzarse en el once, decisivo para abrir la lata el sábado. A Reinier, también determinante en la consecución del último triunfo nazarí, le cuesta encajar en el esquema del técnico valenciano, siempre mejor como enganche que en cualquier otro sitio. Una amalgama de recursos que, por todo ello, empieza a lucir escasa.
Contra el Eldense, el almacén se encontraba además bastante más vacío que de costumbre. Sin Józwiak, Rubén Sánchez, Gonzalo Villar y Sergio Ruiz, unidos a Marc Martínez, Carlos Neva y Loïc Williams, lesionados de más larga duración, el fondo de armario tenía poco más que una rebeca. En Gijón, el próximo sábado, la tesitura en la que se verá Escribá será peor. Recuperará para la causa al lateral diestro y espera también disponer nuevamente del centrocampista murciano. A cambio, Tsitaishvili, Myrto Uzuni y Martin Hongla no podrán competir, convocados por sus selecciones -el camerunés, el último en ser citado, jugará ante Namibia y Zimbabue en sendos duelos de clasificación para la Copa África-. Se antoja otra oportunidad para los canteranos, que empiezan a aparecer con extintores en la mano. Tal vez, alguno pueda adquirir un papel importante de aquí al final de la campaña. Ya sucedió con Bryan la última vez que el Granada tuvo que escalar hacia la élite.
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