El Granada pierde el dominio del balón parado
El conjunto rojiblanco ha concedido cuatro goles en acciones de estrategia y no ha sido capaz de marcar en jugada ensayada en lo que va de temporada
"Hoy no hemos defendido el balón parado como hay que defenderlo", reconoció Paco López este sábado, después de haber perdido frente al Levante. De los tres goles que encajó el Granada, dos nacen de acciones en estático en las que el conjunto rojiblanco no se impuso. En el 2-0, Campaña catapultó al corazón del área un envío desde la esquina que Postigo remató para forzar penalti de Ricard, posteriormente transformado. En el que cerró el encuentro, el balón cayó sin que nadie acertara a despejarlo, fue prolongado por Víctor Díaz de forma involuntaria y lanzado a la red por Bouldini. Acciones distintas que revelan una laguna en el engranaje de protección granadinista. El balance no es sangrante, pero se une a la incapacidad para hacer de la pizarra un arma a su favor. El cuadro nazarí perdió el dominio de la estrategia y, en una competición tan igualada como la Liga en Segunda, eso resta puntos.
La debilidad del Granada en esta faceta del juego viene siendo manifiesta en las dos áreas. El conjunto rojiblanco todavía no ha celebrado un gol en jugada ensayada en esta temporada, más allá de las tres dianas que ha convertido Uzuni desde los once metros. Lo más parecido a un tanto en acción de estrategia que ha anotado el cuadro nazarí fue la muesca de Miguel Rubio frente al Zaragoza en Los Cármenes, en un segundo lance posterior al rechace de un saque de esquina. Ni siquiera en lanzamientos directos de Callejón, que se ha topado con la madera en tres ocasiones, o del propio atacante albanés ha conseguido arañar algo positivo hasta la fecha.
Ha dispuesto al cierre de la jornada 23 de Liga de hasta 113 lanzamientos de esquina a su favor sin lograr dirigir ninguno al fondo de la portería contraria. Tampoco lo consiguió en sus dos viajes consecutivos en Copa del Rey, en los que tuvo otros 10 intentos desde el rincón. De hecho, sí ha llegado a sufrir las consecuencias de no ejecutar bien sus acciones a balón parado, en Leganés después de una falta que Callejón no logró levantar lo suficiente para que aterrizara en el área. El contragolpe armado por Fede Vico y Dani Raba, con los de Paco López en inferioridad numérica, fue letal.
En su área, en cambio, el Granada sí ha concedido en jugadas a balón parado. En concreto, entre Liga y Copa del Rey, ha recogido el balón de su portería hasta en cuatro ocasiones después de una acción ensayada por el rival, siempre desde el córner. Dos goles hizo el Eibar, similares en saques cortos desde la esquina, otro el Oviedo y otro, el último, el Levante. Además, el propio conjunto granota, Las Palmas y Tenerife han anotado al cuadro nazarí desde el punto de penalti.
Poderío perdido
Los guarismos exponen el suspenso en una asignatura en la que el conjunto rojiblanco solía sobresalir. El Granada de Diego Martínez acopló el balón parado como un vehículo hacia los puntos, esencial en el curso del ascenso -anotó 12 y encajó solo 7 dianas en acciones de estrategia- y de vuelta en la élite. Sin embargo, ya en la pasada campaña perdió fortaleza en esta suerte. Germán Sánchez y Domingos Duarte, finalizadores en la élite, salieron del equipo y, en su lugar, arribaron otros zagueros potentes en el juego aéreo, con los que el cuadro nazarí esperaba volver a dominar las áreas.
Ignasi Miquel y Miguel Rubio se incorporaron después de ofrecer un buen rendimiento ofensivo la última temporada, ambos en Segunda División. El madrileño, además, se presentó con un golazo en pretemporada que elevó las expectativas sobre su contribución en el balón parado. Es el granadinista que ha ganado más duelos aéreos, con 74, y el zaguero del equipo que más ha rematado -ha tirado 10 veces-, pero no ha logrado imponerse, privado en Ponferrada del festejo por golpear el balón con la mano en el único balón que logró dirigir hacia la red en acción de estrategia. Tanto en defensa como en ataque, sigue siendo un aspecto a corregir por los de Paco López. A veces, resulta decisivo, para bien o para mal.