El Granada se disculpa con goles y bronca (3-0)

El conjunto rojiblanco zarandea a un débil Racing de Ferrol gracias a los tantos de Lama, Rubén Sánchez y Tsitaishvili, pero asume los pitos de la hinchada

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Rubén Sánchez celebra su gol contra el Racing de Ferrol | Foto: Antonio L. Juárez
Chema Ruiz España
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El Granada se disculpó con goles tras el bochorno de Córdoba, no sin asumir la consecuente bronca de sus fieles. Al conjunto rojiblanco le bastó con aplicar la ley del mínimo esfuerzo para zarandear a un Racing de Ferrol que apesta a Primera Federación, absolutamente incapaz en Los Cármenes. Aun así, les costó a los de Fran Escribá, tan nublados como la noche de este domingo. Hicieron funcionar la estrategia para adelantarse después de un arranque dubitativo, premio para el siempre cumplidor Manu Lama, y Rubén Sánchez penetró como cuchillo en mantequilla para abrochar la victoria. Tsitaishvili, ya tras el intermedio, redondeó el marcador. Resultado abultado, pero insuficiente para aplacar al granadinismo, que despidió a los suyos con pitos.

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No fue una noche plácida, por más que el tanteo induzca a pensarlo. Había juicio en el estadio del Zaidín y el Granada acudió a declarar ante el tribunal de su hinchada, que lo recibió de uñas y lo despidió no mucho más satisfecha. Lo de este domingo no admitía otro final si Escribá y sus pupilos querían mantener sus aspiraciones, aunque realmente el examen llega la próxima semana. Cumplieron, sí, pero en un encuentro en el que el conjunto rojiblanco no anduvo demasiado desenvuelto. Balsámico para el vestuario y tranquilizador para el técnico, aunque no dio para el indulto.

La lluvia repiqueteaba sobre el techado de Tribuna y, bajo él, la petición de dimisión a la directiva rojiblanca cogía fuerza cuando el balón empezó a rodar. Tal vez fuera por esa cortina de agua que se dejaba caer hasta el verde, o quizás por el enrarecido ambiente en la grada, pero el caso es que los de franjas horizontales salieron una vez más con la tensión por los suelos, aliento incluso para un equipo prácticamente desahuciado como el gallego. No necesitaban demasiado los de Alejandro Menéndez para presentarse a las puertas de los dominios de Mariño, que al poco de comenzar vio cómo la barrera desviaba un disparo violento de Gelardo en una falta. Eran torpes y lentos los movimientos rojiblancos, tan firmes ante las inocentes embestidas del Racing como los primeros pasos de Bambi en la película animada.

Todo discurría en lo insustancial, a pesar de que Rubén Sánchez enroscó una segunda jugada con tanto veneno que Naldo casi pica en su propia meta. El Granada continuaba entumecido y su docilidad no tardó mucho en despertar silbidos, aunque en el gris ceniciento que adquiría el duelo empezaron a aparecer motas de color rojiblanco. Tras un tiro en órbita de David Castro, Neva colgó un balón defectuoso que, lejos del alcance de Lucas Boyé, fue a dormir al pecho de Tsitaishvili, muy blando el golpeo del georgiano. El ariete argentino, más tarde, fustigó con vehemencia la palma de Yoel, que logró desviar.

El Racing se iba aculando, aun enérgico cada vez que veía campo abierto para correr. El Granada tomó definitivamente el bastón de mando, pero sus oleadas apenas alcanzaban para romper en la orilla. Tsitaishvili recortaba una y otra vez, sin aliados que encauzaran en el área. Rebbach, por el otro perfil, sí halló a Sergio Ruiz entre las piernas de Reinier, pero al cántabro le sorprendió la dejada del brasileño. Afinó sus sentidos desde el cuarto de circunferencia para teledirigir el envío a la testa de Miguel Rubio, que giró el cuello con inquina hacia la esquina más alejada del alcance de Yoel, pero el arquero, con la elasticidad del mismísimo Spider-man, estiró la mano y escupió el peligro. El balón se fue al otro rincón, en esta ocasión para que fuera volado por Giorgi. Aterrizó en el corazón del área, donde Manu Lama rugió tras soltarse de Castro, fruto del laboratorio de Escribá. Liberación a cargo de ‘el bichito’.

Los rojiblancos fueron más elocuentes en su discurso una vez roto el hielo, no sin sus trabas en una velada espesa, aunque ni tiempo otorgaron a su presa para comprobarlo. Rubén Sánchez recogió la pelota cerca de la divisoria y se subió a la moto. Aleteó como una mariposa, de vuelo imparable hasta la cocina de Yoel, y picó como una abeja, ajustado a la cepa del poste. Golazo y trámite visto para la sentencia. Los gallegos, hundidos en una expresión de impotencia.

El Granada volvió con hambre de los vestuarios y Lucas Boyé se apresuró a blandir el cuchillo tras adentrarse hasta poder mirar a los ojos al guardameta gallego, pero pinchó en hueso. Comenzó en ese momento un litigio en paralelo. El Racing de Ferrol no era capaz de inquietar, pero los de franjas horizontales tampoco competían con suficiencia para vapulearlo, motivo de desesperación para la afición, desquiciada con la pachorra de algunos de sus hombres. Señalaban a golpe de silbido la aparente indolencia de Reinier y Neva cuando el argentino que ejerce de faro en este equipo iluminó a Tsitaishvili en un ataque relámpago. El georgiano apretó el gatillo certero para blindar los puntos mientras más de un hincha emprendía la vuelta a casa para resguardarse del frío, aprovechando una tregua de la lluvia.

Lo de después fue una larga agonía del Racing de Ferrol, que se limitó a tratar de evitar un resultado sangrante. Escribá dio cancha a Rodelas y Gonzalo Villar, piernas frescas para intentar la goleada, pero el equipo ya había entrado en modo ahorro de energía. Reinier se llevó el rapapolvos del respetable al dejar su sitio a Manu Trigueros. También lo recibió Ricard, ya en las postrimerías, cerca de marcar una diana de bella factura tras un sombrero cuando actuaba como extremo. Al final, el castigo fue para todo el grupo. El triunfo era obligatorio, pero este Granada necesita más para ser perdonado. Y mucho más para aspirar al ascenso.


Ficha técnica:

Granada CF: Diego Mariño; Rubén Sánchez, Manu Lama (Oscar Naasei, 83’), Miguel Rubio, Carlos Neva; Sergio Ruiz, Martin Hongla (Gonzalo Villar, 72’); Giorgi Tsitaishvili (Ricard, 83’), Reinier (Manu Trigueros, 77’), Abde Rebbach (Rodelas, 72’); y Lucas Boyé.

Racing Club de Ferrol: Yoel; Aitor Buñuel, Naldo, David Castro (Puric, 63’), Emanuel Insúa; Álvaro Sanz (Manzanaro, 80’), Gelardo; Josué Dorrio (Chiki, 77’), Raúl Blanco (Naim, 77’), Héber (Álvaro, 63’); y Eneko Jáuregi.

Goles: 1-0: Manu Lama, min. 32; 2-0: Rubén Sánchez, min. 36; 3-0: Giorgi Tsitaishvili, min. 57.

Árbitro: Salvador Lax Franco, del comité murciano. Amonestó al local Martin Hongla, así como al visitante David Castro.

Incidencias: encuentro correspondiente a la 30ª jornada de Liga en Segunda División, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante 6.143 espectadores. Antes del partido, se ha guardado un minuto de silencio en memoria de Nico Hidalgo, exjugador del Granada Club de Fútbol recientemente fallecido. Adicionalmente, los jugadores rojiblancos han portado un brazalete negro en señal de duelo.







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