Alto voltaje para electrocutar al líder (3-0)
El Granada se impone al Racing de Santander en una de sus mejores actuaciones del curso, coronada en tres ataques relámpago
El Granada electrocuta al líder de Segunda con una actuación de alto voltaje. El conjunto rojiblanco ha destrozado al Racing de Santander en una interpretación eléctrica del fútbol, puro frenesí frente al planteamiento casi kamikaze de los de José Alberto López. No hubo una fisura en los nazaríes, implacables y ambiciosos en ataques relámpago que hicieron añicos la adelantadísima zaga cántabra. Se divirtió como un crío en el patio del colegio Rodelas, que envolvió dos regalos para que anotaran Villar, al ecuador del primer acto, y Uzuni, tras el descanso. Al albanés, sin embargo, todavía le rugían las tripas, así que se echó a la boca otro gol más, su 46º con la camiseta de franjas horizontales, para convertirse en el máximo anotador extranjero y redondear el resultado, aunque hubo ocasiones para que la goleada fuera escandalosa. La victoria es de quilates.
Sabían los de Escribá que no se podían permitir descolgarse, por muy líder que fuera el Racing, y, lejos de amedrentarse por su condición de invicto a domicilio, salieron a devorarlo. En oleadas apresuradas, desarmaron el fútbol elitista del conjunto cántabro, del que apenas se pudo ver algún retal sobre Los Cármenes. Poco tuvo que trabajar Luca Zidane en su vuelta al once, seguro aun con ello cuando tuvo que actuar. Sí porfió más Loïc Williams, también titular, pegajoso hasta sacar de quicio tanto a Karrikaburu como a Arana, más tarde. Los rojiblancos brillaron, enfundados en la carrocería de Rayo McQeeen, y la grada volvió a animar con el alma y la garganta. Les faltó gritar 'kachow' en cada gol.
Se conjuraron los de franjas y pareció que en el corrillo hubieran tomado un trago de la poción mágica de Panoramix. El equipo de José Alberto López plantó la línea de protección en la misma divisoria, a fin de asfixiar en la salida, pero los de casa se lo vieron venir e hicieron honores a la bala que da forma a su escudo, rapidísimos en la transición. Tan pronto el balón echó a rodar, Tsitaishvili comenzó a correr como perseguido por El Coyote. Rodelas entró con sigilo en el área, sin atención cántabra en el repliegue, controló y cruzó el zurdazo entre piernas, que fue a parar al poste. Suspiraron aliviados los racinguistas, aunque ni tiempo tuvieron para rearmarse. Cuando quisieron darse cuenta, Rubén Sánchez quemaba rueda de nuevo por el carril derecho. Combó un servicio exquisito y Reinier se relamió en el punto de castigo, bien colocado Ezkieta para embolsar el frentazo, no sin dificultad. Una salida frenética, en la que algún hincha en la grada bien podría jurar haber visto a Fabri en la banda.
El espumoso planteamiento rojiblanco apabulló al cuadro santanderino, frustrado por la exigente presión local cada intento de anestesiar la posesión. Su entrenador pedía calma mientras los de casa seguían corriendo como propulsados por la estrellita de Super Mario Bros. Cargaban la banda diestra, por donde Tsitaishvili y Rubén Sánchez activaban el DRS, y las llegadas fueron alcanzando las dependencias santanderinas, desviadas en última instancia. Villar dirigía y Hongla imponía su ley en la franja ancha, con Insua y Williams como guardaespaldas expeditivos si algún intruso osaba a escapar de los tentáculos del camerunés, aunque se cargaron pronto con cartulina. El Racing no sabía cómo salir de la madriguera y el Granada se gustaba.
Al tanto solo le faltaba emplatar, pero en la grada ya lo olían. Salió Hongla en una carrera impulsiva y Reinier descargó sobre Villar, clarividente. Despejó el camino abriendo a banda y Rodelas se puso la camiseta de Dani Benítez para rasear el pedido al borde del área. Lo fue a controlar Uzuni, pero vio con el rabillo del ojo que Villar llegaba como un tren desbocado y se apartó. El murciano armó la pierna y le pegó con el alma, lejos del alcance de Ezkieta. Golazo en su punto, listo para alimentar de euforia a la hinchada.
José Alberto López se desesperaba, incapaces sus pupilos de encontrar el norte. Hipertrofió rápido la franja ancha con Maguette e insistió en pausar el ritmo, pero no había quien bajara las revoluciones rojiblancas. Karrikaburu forzó un malentendido entre Williams y Luca Zidane, pero la zaga resolvió sin apuros. El conjunto de Escribá continuó lanzando ataques fugaces, temblorosos los de verde. Ahora era por el perfil izquierdo por donde penetraba como cuchillo en mantequilla. Rodelas y Brau calibraron el rifle, en órbita ambos golpeos. Uzuni salió disparado cuando el resto ya enfilaba el camino de los vestuarios y envolvió la asistencia a Reinier, que imaginaba ya la celebración, pero rebañó Manu Hernando a tiempo.
Todo siguió igual tras el paso por los boxes, con gomas nuevas el Racing al introducir a Arana. El Granada, tal vez motivado porque no escuchó en bucle Jerusalema como es costumbre, continuó desgastando sus neumáticos por donde Rodelas juguetea. Centró al poco de la reanudación y Tsitaishvili, con todo el tiempo del mundo, la mandó cerca del córner. Pero Uzuni no iba a fallar. En lo que los visitantes pedían una posible mano de Rubén Sánchez en un control atropellado, descartada por colegiado y VAR, Williams llevó el fútbol al otro costado. El extremo de Alhendín pisó a fondo el acelerador y dejó en la cuneta a Michelin antes de tensar otro pase bajo. Allí apareció el goleador albanés, que en el rugido hincó el colmillo. Ya llevaba diez dianas.
El bocado no hizo más que acentuar el hambre de Uzuni, que se sirvió de un pase precioso de Zidane desde su área para levantar un globo por encima de Ezkieta. No pudo el meta hacer más que observar la parábola, que fue a parar al larguero. Luca se hizo después grande para negar el gol a Arana, antes de que Reinier enjaulada el rechace de otro tiro del artillero de Albania, invalidada la acción por fuera de juego. Escribá, en lo que su equipo seguía castigando la espalda racinguista, hizo girar la rueda de relevos, al campo Weissman y Sergio Ruiz, pero quien seguía corriendo era Tsitaishvili. Hongla rompió líneas en otra gran entrega y el georgiano se vio solo ante el cancerbero visitante, pero se le hizo de noche.
Quien no falla esas ocasiones es Uzuni. Robó Sergio Ruiz y se puso el frac para asistir al albanés en el enésimo mano a mano que concedieron los forasteros. El goleador lo que se puso fue la capucha de verdugo, infalible, para cerrar el partido y permitir a su entrenador preservar a algunos efectivos. Ya lleva once tantos. El último desencadenó la ola, que impulsa de nuevo al Granada, que manda un aviso al resto de la categoría. Así, sí puede saltar por la vía rápida a Primera.
Ficha técnica:
Granada CF: Luca Zidane; Rubén Sánchez, Pablo Insua, Loïc Williams, Miguel Ángel Brau; Martin Hongla, Gonzalo Villar (Sergio Ruiz, 70’); Giorgi Tsitaishvili (Pablo Sáenz, 80’), Reinier (Weissman, 70’), Rodelas (Józwiak, 80’); y Myrto Uzuni (Siren Diao, 87’).
Racing de Santander: Jokin Ezkieta; Michelin (Mantilla, 83’), Francisco Montero (Javi Castro, 61’), Manu Hernando, Mario García; Aritz Aldasoro (Maguette, 30’), Unai Vencedor; Andrés Martín, Pablo Rodríguez (Jeremy Arévalo, 61’), Íñigo Vicente; y Jon Karrikaburu (Arana, 46’).
Goles: 1-0: Gonzalo Villar, min. 23; 2-0: Myrto Uzuni, min. 52; 3-0: Myrto Uzuni, min. 76.
Árbitro: Manuel Ángel Pérez Hernández, del comité madrileño. Amonestó a los locales Loïc Williams, Insua, Hongla, Reinier y Tsitaishvili, así como a los visitantes Aldasoro, Andrés Martín y a Arana. Además, amonestó a los entrenadores de ambos equipos, Fran Escribá y José Alberto López.
Incidencias: encuentro correspondiente a la 18ª jornada de Liga en Segunda División, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante 16.345 espectadores.
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