El Granada marca territorio (2-0)
El conjunto rojiblanco vence sin brillantez en una nueva exhibición de recursos, desatascado por un Melendo que entró en el segundo acto y asistió a Callejón para abrir el marcador
El Granada mantiene en casa su paso firme e inmaculado por la Segunda División. Aun sin brillantez, el conjunto rojiblanco se ha impuesto al Racing de Santander en un encuentro tosco, característico de la competición y que, de nuevo, sirvió para exhibir los recursos de los que dispone su plantilla. Guarda en el armario ropa para vestir en cualquier cita, no importa el carácter que tenga, y mudas para corregir si desentona. Entró Melendo, determinante para arrojar luz y desatascar a los de Aitor Karanka y, nada más debutar, conectó con Callejón, que superó de cabeza a Parera para rasgar el velo de la portería racinguista. Hasta entonces, el cuadro nazarí no había encontrado comodidad ni fluidez y se enfrascaba en un pulso de dureza que perdía. Uzuni, ya en el último minuto, cerró el marcador y aseguró tres puntos de esos de los que uno se acuerda al final del curso cuando hace cuentas. Sin pulcritud, los triunfos valen igual, y este es de esos que marcan territorio en la categoría.
La ausencia de Bodiger deparó que el duelo se convirtiera en una suerte de cita a ciegas entre ex. Una ratonera en forma de ley no escrita que a todos asusta por su efectividad. Sergio Ruiz, criado en las categorías inferiores del Racing, ocupó la silla del francés, junto a Petrovic. Fue la única novedad en el esquema de Karanka, junto a la incursión del persistente Arezo. El uruguayo derribó la puerta de la titularidad con su golazo en Ibiza y mandó a Soro al banco. Al otro lado de la mesa, con cuchillos en lugar de velas para ambientar la noche, amenazaban Juergen y Matheus Aiás, que pasaron por los escalones menores del Granada, aunque con quien se cruzaban las miradas era con Germán. El calendario quiso que estrenara su nueva camiseta en el estadio en el que se erigió en héroe por Europa.
Recibido con un cerrado aplauso, allí se vio el gaditano, en el centro de una zaga nueva, rodeado de cuatro atacantes rojiblancos que no dejaban de revolotear. Aunque el planteamiento situaba a Arezo en punta, Callejón como enganche y tanto a Puertas como a Uzuni en los costados, en la práctica, las posiciones eran orientativas para los estiletes nazaríes. Se movieron a su antojo, por donde olían el peligro, aunque manifestaron cierta hiposmia. El balón era de los de Karanka, que se aferraban a él como lo hace un niño al que se lo quieren robar en la placeta del barrio. No había prisa para tejer las acciones; tampoco imaginación para que estas inquietaran. Matheus se escapó raudo de la presión para dar el primer susto, pero en fuera de juego. Después, se durmió Dani Fernández, atento Quini en la presión, y el disparo del cordobés se fue arriba.
El brasileño quedó después sonado tras un fortuito choque entre su cabeza y la de Miguel Rubio, del que salió con un aparatoso vendaje el visitante, pero pudo regresar para no desestabilizar el orden germano de los de Fernández Romo. Atenazados, comprendieron que su partido se jugaba a la espalda de la defensa del conjunto nazarí, cuya circulación, entonces más vistosa que productiva, carecía de inventiva en las dependencias del rival. Habían encontrado en la posesión ese ancho y espacioso camino del vicio del que hablaba Cervantes. Buscando este espacio tras la zaga, Germán forzó un saque de esquina con un envío largo para la carrera de Dani Fernández que, a la segunda, él mismo remató con un giro de cuello que hizo volar a André Ferreira. A algún aficionado en la grada le debió de parecer ver al central de nuevo en la semifinal de Copa ante el Athletic.
El juego se puso bronco, pétreos los visitantes, y la estrategia fue acercando al Racing al fondo que defendían los rojiblancos. Los pilló despistados en una transición e Íñigo, de excursión en la banda diestra, buscó a Matheus en el segundo poste. La cabeza de Miguel Rubio emergió de la nada para rebañar en el aire el balón, cuando el brasileño ya se relamía imaginando la celebración. Fue cuando el Granada entró en un completo stand by, perdido en este juego rudo. Nublado Sergio Ruiz, la construcción local se espesó, para agravar la falta de inquina en sus avances. Callejón daba vueltas al cuentakilómetros con desmarques diagonales, pero eran pocos los balones que cazaba, en pelea constante con toda la zaga racinguista; Uzuni andaba poco acertado en la toma de decisiones y Puertas no dejaba de frotar la lámpara sin que saliera el genio. El ambiente se puso más tenso que una reunión entre Will Smith y Chris Rock y un caos aburrido dominó el choque hasta la pausa.
La vuelta de los vestuarios restó elaboración al juego de los de Karanka, pero le añadió velocidad e intención. Se pasearon dos saques de esquina sin hallar rematador, si bien fue Marco Camus el que tuvo en sus botas, de nuevo, el primer tanto del duelo. La cedió el herido Matheus con la testa y el extremo, que llegaba en segunda línea, erró en la colocación. En la réplica, recortó Puertas al alcanzar el último tercio de la banda, centró con su pierna zurda al mismo punto de penalti y Uzuni, falto de atino en una situación muy buena, cabeceó fuera. En los ritmos rápidos, en el rock and roll, se gusta más el Granada. Miguel Rubio encontró a Ricard en posición de extremo -es decir, su hábitat natural-, y el catalán conectó un centro que Arezo estrelló en Germán de volea. En una acción similar, halló a Sergio Ruiz y este, a Callejón, que marcó, pero se había adelantado en la carrera.
La celebración quedó interrumpida con el banderín alzado, pero no se quedaría sin sonreír. Entraron Meseguer y Melendo, para asear el juego y, con ellos, se hizo la luz. El mediapunta, que jugaba por primera vez con el Granada, tiene clase para ser diferencial en la categoría y ha aterrizado en Los Cármenes con hambre. Apenas necesitó un toque para mostrarlo. Recibió el esférico en zona de tres cuartos, liberado donde se siente como en el sofá de su casa, y con un impacto sutil sorteó la maraña verdinegra que tenía por delante, para colocar la pelota en el teñido flequillo de Callejón, que superó a Parera. Ahora sí, extendió las alas, se palmeó con orgullo el escudo y esbozó una mueca de alivio ante una hinchada que gritó este gol con especial ilusión. Esto era parte de su "reto personal". Se marchó después ovacionado, reemplazado por Jorge Molina.
Los de Fernández Romo, a pesar de la mejoría nazarí, quisieron vender cara su piel. El larguero escupió primero un zapatazo de Unai Medina y, más tarde, fue André Ferreira quien repelió otro golpeo racinguista. Karanka dio paso a Jonathan Silva y Cabaco para endurecer el planteamiento y amarrar los puntos. En estas, Uzuni se puso terco y no paró hasta ver puerta. Tras recibir la segunda asistencia del curso de Ricard Sánchez, recortó sobre Satrústegui, Pol Moreno e, incluso, Miquel Parera cuando le salió, para, aun trastabillado, colocar el balón junto a la cepa del poste.
El Granada avanza inmaculado, de nuevo en una exhibición de recursos. El conjunto rojiblanco tiene un fondo de armario que tranquiliza ante el frío de una Segunda División larga y extremadamente competitiva. El Racing, recién ascendido, tendió la trampa con un planteamiento rocoso. Generó grumos en el cuadro nazarí, pero este no cayó. En Ibiza, fue Arezo quien amarró los puntos; en esta ocasión, ha sido Melendo quien ha lavado la cara para despertar a los suyos. Suma seis de seis sin haber encajado un solo tanto, gana confianza y lanza un aviso a sus rivales. Por el momento, es líder de la categoría.
Ficha técnica:
Granada CF: André Ferreira; Ricard Sánchez, Miguel Rubio, Ignasi Miquel, Quini (Jonathan Silva 89'); Petrovic (Melendo 61'), Sergio Ruiz; Antonio Puertas (Cabaco 89'), Callejón (Jorge Molina 79'), Uzuni; y Matías Arezo (Meseguer 61').
Racing de Santander: Miquel Parera; Unai Medina, Pol Moreno, Germán Sánchez (Íñigo Vicente, 69'), Satrústegui; Íñigo, Fausto Tienza (Aldasoro 80'); Dani Fernández (Alfon 61'), Juergen (Peque, 69'), Marco Camus (Saúl 61'); Matheus Aiás.
Goles: 1-0: Callejón, min. 67; 2-0: Uzuni, min. 90.
Árbitro: Arcediano Monescillo. Amonestó a los locales Matías Arezo y Quini, así como al visitante Juergen.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la segunda jornada de Liga en Segunda División, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante 12.966 espectadores.