El campeón baila sobre la tumba del Granada (0-4)

El Real Madrid golea sin despeinarse en el funeral del conjunto rojiblanco, que se supo de Segunda División antes de empezar el partido

Foto Antonio L Juarez - Granada CF Real Madrid-1
Los jugadores del Granada hacen el pasillo al Real Madrid | Foto: Antonio L. Juárez
Chema Ruiz España
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El Granada ha muerto este sábado y ni siquiera ha podido defenderse de la última puñalada. No por la voracidad de los artilleros del Real Madrid, temible incluso cuando sale con los que tienen menos rodaje, sino porque se la asestó en realidad Giovanni González desde Son Moix unas horas antes de que asomara por el túnel de Los Cármenes. Un descenso telemático para convertir la visita blanca en un mero formalismo. Honores al campeón de Liga, protesta light y derrota. Bajonazo total. El flamante campeón ha bailado sobre la tumba rojiblanca. Ha goleado en un encuentro descafeinado que ha disputado a medio gas, más pendiente de la celebración de este domingo que de competir. Tampoco le hizo falta más. Fran García y Arda Güler resolvieron el trámite antes del descanso; Brahim ya hizo sangre con dos goles a la vuelta. Para esto han pagado hasta los abonados granadinistas.

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En esta crónica, en realidad, lo de menos es el fútbol. Es lo que ha conseguido este Granada, que va a jugar hasta cuatro partidos solo por gusto, como solían hacerlo los chavales en la plaza. Pobres los aficionados a quienes el latido rojiblanco les empuje a verlos, y los plumillas que tengan que contarlo. Aunque nadie puede negar que haya despertado emociones a lo largo del curso. Incredulidad, ira, una pizca de ilusión, cansancio y, finalmente, desapego. Tampoco el Madrid se ha esmerado demasiado para entretener al respetable, pero su caso tiene disculpa. Le espera el trofeo en Valdebebas y una final de Champions en Wembley el mes que viene. Lo último que le importaba era ganar a un equipo cadavérico, y aun así lo destrozó sin despeinarse. Era el increíble Hulk contra Loki. 

Recorrieron los flamantes campeones el pasillo que, con respeto, formaron los rojiblancos en reconocimiento al título liguero y comenzó la pachanga, ni tan siquiera de pretemporada. Solteros deprimidos que deambulan de barra en barra hasta derrumbarse en el sofá contra superhéroes casados que, aun desganados, se bastan para desvestir a su rival. Y eso que los de casa parecieron querer dignificar un poco el escudo en un comienzo indigesto, pero ni por esas. Merodearon con timidez las dependencias de Courtois en el arranque, e incluso le forzaron a palmear un frentazo bombeado de Bruno Méndez en un córner, demasiado grande el belga como para que un intento tan inocente le sorprendiera. Pero en cuanto el Madrid se desperezó, resolvió el trámite, sin estridencias ni pisar el acelerador para no abundar en la desgracia nazarí.

Fue pasada la media hora cuando los de Ancelotti quisieron matar el duelo, cuando la galería de más de un aficionado ya se había llenado de fotos de sus ídolos. Comprensible: a saber cuándo vuelven a pasar por Los Cármenes. Camavinga se erigió en director de orquesta en una jugada muy larga del Madrid a la que Militão imprimió inquina. Brahim pisó los confines del terreno de juego y esquivó el sol con la mirada para buscar a un aliado en el área. Modric pasó de marcar y dejó que fuera Fran García en el segundo poste quien ajusticiara. Medio estadio gritó gol. El otro medio asistió indolente. Los que vestían las franjas horizontales, cabizbajos, resoplaron resignados, al tiempo que sonó con sorna un "¡Xavi, quédate!". 

Los minutos se hicieron eternos para todo aquel que vestía de rojiblanco. Los de José Ramón Sandoval, desesperados, se bajaron del partido, sin una pizca de alma que poner sobre el verde. Uzuni sí guerreó como acostumbra y Józwiak continuó haciendo méritos para ganarse el cariño de la hinchada, aun derribado por Courtois en un lance. El conjunto merengue ya dominaba con placidez, pese a la pachorra con que movía el esférico. Lo llevó hacia la orilla izquierda cuando el colegiado se echaba el silbato a la boca, de nuevo en otro lance elaborado. Fue Fran García en esta ocasión quien se deslizó hasta la línea de fondo y raseó la pelota atrás. Apareció Arda Güler como en un truco de magia, sin nadie que le vigilara. ¡Chas! Segundo madridista.

El abatido pelotón rojiblanco regresó del vestuario con Callejón entre sus filas, minutos de agradecimiento para el motrileño, pero, lejos de promover una reacción, se vio arrastrado por la decadente inercia granadinista. En apenas tres minutos, Brahim se puso la camiseta de Oliver Atom y recorrió toda la trinchera local hasta pisar área. Quebró la cadera de Gumbau en un recorte y definió con pulso de cirujano. Para el Granada fue como el agua a una pastilla efervescente. "Box, box", pareció pedir Sandoval la parada de su tartana. Cambió el motor, al campo Hongla y Villar, pero resultó que el nuevo también estaba gripado.

A Modric le empezó a cansar el ritmo cansino con el que discurría el encuentro y se puso juguetón, aplaudido por hinchas propios y ajenos en alguna delicatessen. Recibió de Arda Güler en el área e hizo girar a Brahim como una peonza para que el malagueño clavara la goleada. Ni un ruido en la grada. Luto, o ya indiferencia, hasta que se marchó del campo el croata, que levantó al respetable de su asiento para ovacionarle.

El pescado estaba vendido y no sería de extrañar que alguno de los madridistas le pidiera al árbitro que pitara antes de tiempo por preservar la honra de su rival, como si le hubiera quedado después de un curso tétrico. Ancelotti mandó sentarse a los hombres que calentaban en la banda y todo lo que aconteció en adelante sobre el verde fue la agonía del conjunto rojiblanco, que se retorció hasta que acabó la tortura. Un show dantesco, con aficionados marchándose antes del final y un silencio sepulcral. Quizás sea ese el más funesto de los logros de este equipo, esta directiva y esta propiedad, que a su hinchada ya no le dé ni pena. Esta herida no cicatrizará fácilmente.


Ficha técnica:

Granada CF: Augusto Batalla; Bruno Méndez (Ricard, 74’), Kamil Piatkowski, Ignasi Miquel, Carlos Neva; Facundo Pellistri, Sergio Ruiz (Martin Hongla, 53’), Gumbau (Gonzalo Villar, 53’), Józwiak (Callejón, 46’); Uzuni (Melendo, 81’) y Lucas Boyé.

Real Madrid: Courtois; Lucas Vázquez, Militão, Rüdiger (Nacho Fernández, 70’), Fran García; Camavinga, Ceballos, Luka Modric (Toni Kroos, 70’); Brahim Díaz, Arda Güler y Joselu.

Goles: 0-1: Fran García, min. 37; 0-2: Arda Güler, min. 45+2; 0-3: Brahim, min. 48; 0-4: Brahim, min. 59.

Árbitro: Pablo González Fuertes, del comité asturiano. Amonestó a los locales Lucas Boyé y Gumbau.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la 35ª jornada de Liga en Primera División, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante 20.058 espectadores. Antes del inicio del partido, el Granada CF realizó el pasillo de campeón al Real Madrid por la consecución del título de Liga.