El campeón llega de resaca al velatorio del Granada
El conjunto rojiblanco puede certificar su descenso matemático a Segunda División incluso antes de saltar al campo para enfrentarse al Real Madrid
El flamante campeón de Liga llega de resaca al velatorio del Granada. El conjunto rojiblanco recibe este sábado (18:30 horas) al Real Madrid con la posibilidad de certificar su descenso a Segunda División incluso antes de saltar al campo. Si el Mallorca gana a Las Palmas, lo que se juegue en Los Cármenes será una pachanga veraniega, probablemente convertida en manifestación de la afición nazarí contra la propiedad y la directiva del club. Ondearán pañuelos, y no precisamente para felicitar al conjunto madridista, que se presenta en el Zaidín apenas tres días después de asegurar su presencia en la final de la Champions League y solo una semana más tarde de coronarse en el campeonato nacional. Iba a recibir el trofeo ante el público granadino, pero entendió que bastante tenía ya el respetable con que le cobraran la entrada al funeral.
Las opciones de que el Granada salga aún coleando de esta jornada se reducen a una única combinación de resultados: que gane al Madrid y el Mallorca no sume los tres puntos, aunque incluso el empate bermellón es en realidad una sentencia -los rojiblancos aspirarían a igualar su puntuación y que el diferencial general de goles determine, pero lo tienen muy desfavorable-. Incluso José Ramón Sandoval, abanderado del optimismo granadinista en esta recta final de la campaña, se resignó tras la derrota en el Pizjuán. La hinchada hace tiempo que lo asumió, aunque la reciente reacción motivó que más de uno desempolvara la calculadora. Harta de la campaña del equipo y de la gestión de la cúpula, coordina desde hace días una gran protesta dirigida al palco antes, durante y, presumiblemente, después del partido.
El choque en sí tiene pocos alicientes deportivos, más allá de comprobar la implicación de los rojiblancos en este contexto, sobre todo de aquellos que, con contrato en vigor, están llamados a conformar el núcleo del plantel la próxima campaña. El Real Madrid actuará con su segunda unidad para resolver el trámite, como confirmó el propio Carlo Ancelotti en su rueda de prensa previa, aunque cabe esperar que sus integrantes traten de agradar al técnico de aquí al cierre de la campaña en busca de minutos en la final de Wembley. Los blancos no han tenido tiempo de perder la intensidad competitiva, enfrentados al Bayern de Múnich el miércoles. No tuvieron celebración liguera en un alirón en diferido y decidieron que tampoco hubiera fiesta en Los Cármenes por deferencia al descenso nazarí. “Tenemos que jugar un partido, respetar al rival, a la competición y a nosotros”, subrayó el italiano.
Las rotaciones probablemente devuelvan bajo los palos a Thibaut Courtois, que tiene el duelo contra el Borussia Dortmund entre ceja y ceja, así como a Lucas Vázquez y a Fran García. Con el centro de la zaga mermado, seguramente repita Nacho en la muralla, junto a Militão en lugar de Rüdiger. Camavinga apunta a fondear por delante, con Dani Ceballos y Luka Modric un paso por delante. Con libertad flotarían Brahim, que ya marcó en la victoria madridista en el Bernabéu, y Arda Güler, jóvenes hambrientos para surtir a Joselu, héroe blanco en la semifinal de la Champions. Vinicius, Rodrygo, Bellingham y compañía aguardarían en el banco, tal vez con minutos durante el segundo acto.
Para entonces, este Granada que amanece agonizante puede ser ya un cadáver. Lo sabe Sandoval, que centra sus esfuerzos en, al menos, poder entretener a su enfurecida afición. El Sevilla desdibujó de un plumazo la reacción con que enlazó tres jornadas consecutivas sin perder. Si bien el equipo mantuvo la compostura, aun goleado, la depresión volvió a brotar en el seno rojiblanco y su entorno. El descenso es un hecho que será consumado en esta semana, previsiblemente en unas horas, en el mismo escenario que hace apenas un año festejaba el ascenso virtual y en el que ahora la emoción ni siquiera ha llegado a la última jornada. El aficionado ha tenido que pagar para presenciarlo, como colofón a un calvario larguísimo.
En el conjunto rojiblanco no se adivinan demasiados cambios, aunque uno será obligatorio por la acumulación de amarillas de Miguel Rubio. Le sustituirá Piatkowski, que con Sandoval tan solo ha disputado el descuento del choque frente a Osasuna. Junto a él, Ignasi Miquel para tratar de proteger a Batalla, con Bruno Méndez a un costado y Carlos Neva, pese a sufrir una microrrotura, en el otro. Sergio Ruiz y Gumbau poblarán la medular, flanqueados por Pellistri y Józwiak. En la punta del ataque, Uzuni, si su tendón de aquiles se lo permite, formará dupla con Lucas Boyé. Si el albanés se resiente de su lesión, el dibujo puede variar con la incursión de otro mediocampista.
Lo que habrá que ver si sale por el túnel es el ánimo rojiblanco, asumida ya la pérdida de la categoría. La tarde se puede hacer larga si el abatimiento vuelve a gobernar el vestuario. En la grada, la hinchada volverá a acudir con toga y la garganta bien afinada para pedir la dimisión de la directiva del club. No parece haber disidentes en la iniciativa. El deseo es unánime en la afición. Y razones no le faltan.
Alineaciones probables:
Granada CF: Augusto Batalla; Bruno Méndez, Kamil Piatkowski, Ignasi Miquel, Carlos Neva; Facundo Pellistri, Sergio Ruiz, Gumbau, Józwiak; Uzuni y Lucas Boyé.
Real Madrid: Courtois; Lucas Vázquez, Militão, Nacho Fernández, Fran García; Camavinga, Ceballos, Luka Modric; Brahim Díaz, Arda Güler y Joselu.
Árbitro: Pablo González Fuertes, del comité asturiano.