Un Granada que se gusta a la carrera
El conjunto rojiblanco muestra predilección por marcar un ritmo frenético, que hace de cada encuentro una montaña rusa, y potencia las características de sus atacantes
Con Paco López en el banquillo, siempre pasan cosas. No ha tenido el técnico valenciano un encuentro tranquilo desde que aterrizó en Los Cármenes, siempre en desequilibrio sobre el terreno de juego en Liga. La visita a Yecla, en Copa, fue lo más sosegado, y el duelo terminó con susto en el Granada. En cierta medida es casualidad, pues es difícil enlazar tres compromisos consecutivos en los que haya, al menos, una expulsión en alguno de los contendientes, pero hasta cierto punto también tiene su explicación. El conjunto rojiblanco se gusta a la carrera, en un ritmo frenético que hace de cada partido una montaña rusa. Cuando el juego se acelera, todo se remueve, para lo bueno y para lo malo.
En un encuentro revolucionado, los nazaríes se sienten cómodos. El entrenador ha detectado que por las venas de sus futbolistas corre óxido nitroso y le da rienda suelta. Como amante del fútbol de ataque, hallar en el plantel a velocistas como Uzuni o Callejón ha debido de ser poco menos que una bendición. En un juego rápido, puede imprimir la malicia que desea ver en su equipo, que incluso no pierde de vista al marco rival en fases de salida posicional. El Alavés puede dar buena cuenta de ello. Se encontró a un Granada incisivo y que pisó el acelerador desde que metía la llave para arrancar.
Este ritmo potencia las características de sus atacantes y también de hombres de vocación ofensiva como Ricard. En este sentido, no obstante, Paco López parece haber dado con una fórmula que exprime lo mejor de sus pupilos. Jorge Molina y Uzuni resultaron encajar como Mortadelo y Filemón. El alcoyano no se siente una isla arriba, sin alguien que recoja los balones que acomoda, y el albanés se despreocupa de la banda para pensar únicamente en si debe adelantar a su marcador por el perfil izquierdo o por el derecho. Callejón saca su mejor versión junto a la cal y Melendo parece ajustarse bien a ese rol que se asemeja a un falso extremo. El viernes, brillaron en conjunto.
Pero jugar a toda mecha tiene otras connotaciones peligrosas. La primera es que también acelera las pulsaciones y, con ello, crece la tensión, de forma que surgen lances bruscos -propicia, entre otras situaciones, que alguno de los dos equipos sufra una expulsión- o tramos de encuentro continuamente interrumpidos. También, al conjugarse con una determinada voluntad de hacer daño al rival, muestra las costuras en tareas defensivas. Sucedió en el gol de Alkain, que encontró toda una autopista por el carril ya que la pérdida pilló a Carlos Neva uniéndose al ataque. Es la teoría de la manta demasiado corta: cubre la cabeza o tapa los pies.
Diversión
En cualquier caso, esta velocidad parece formar parte de las señas de identidad que Paco López ve asentarse en su equipo. Así lo cree y así lo expresa en sus declaraciones. Con ello, cabe augurar diversión en sus partidos. Hasta la fecha, en todos los encuentros que ha dirigido del conjunto granadinista ha habido cuatro goles o más, con la única excepción de la visita nazarí a Butarque. En Yecla hubo cinco y tres fueron del Granada, contra el Albacete fueron cuatro tantos del cuadro rojiblanco y este viernes, contra el Alavés, sus pupilos hicieron tres dianas y encajaron una. Son 14 goles en sus cuatro partidos al frente del equipo, 10 de ellos a su favor.
Con los tres últimos, además, logró acabar con un trauma que acompañaba al Granada desde el inicio de Liga. No había sido capaz de remontar ningún partido en el que hubiera empezado perdiendo, cosa que solo ha sucedido lejos de Los Cármenes, y ante el Alavés logró voltear el tanto babazorro. Quién sabe si ocurrirá en más encuentros, pero, al menos en ese, logró mostrar la mentalidad ganadora que ansía el técnico.