El Huesca frena a un Granada ceniciento (1-1)
El conjunto rojiblanco logra empatar un duelo en el que comenzó perdiendo y en el que el VAR anuló tanto un penalti al cuadro aragonés como dos goles a los nazaríes
No fue el que se presentó este domingo en El Alcoraz el mejor Granada, pero tampoco el que otrora se dejaba llevar a domicilio. Ceniciento, el conjunto rojiblanco ha visto su marcha reducida por un Huesca que se puso por delante como esos vehículos que en la autovía circulan por el carril izquierdo sin adelantar a nadie. Obligó a pisar el freno al cuadro dirigido por Paco López, que sufrió de nuevo en contragolpes y anduvo poco lúcido con el balón. Encajó primero, en una transición al borde del descanso que enjauló Joaquín Muñoz mientras Víctor Díaz todavía calentaba tras sustituir al lesionado Miguel Rubio. En otro momento, ese tanto habría derribado la moral nazarí, pero los granadinistas han evolucionado. Apareció Carlos Neva para clavar en la diana su segundo gol en cuatro años, en esta ocasión salvador, y más tarde el VAR para anular primero un penalti a los locales y, después, dos goles a los visitantes. La diana no valió a los forasteros para recortar puntos a los líderes, que pincharon, pero sí para mantenerles el pulso.
Se adivinaban pocas variaciones, por aquello de no tocar lo que funciona, y Paco López, que se esmera en conformar una alineación que su afición pueda recitar de memoria, esquivó los experimentos. "Queremos la matrícula de honor, vamos a por ella", arengó el técnico rojiblanco a sus pupilos en el vestuario, a pocos minutos de saltar al verde, y la buscó mediante la misma fórmula con la que viene enlazando sobresalientes, aunque apenas le dio para aprobar en esta ocasión. Aun con Puertas y Petrovic de vuelta, solamente Quini alteró la mezcla, castigado y lesionado Ricard. El resto no se movió. Bodiger mantuvo la plaza que se ha ganado mientras el serbio conocía la vida de padre, junto a un Pol Lozano menos agudo este domingo. Por delante, Melendo, Callejón, Uzuni y Weissman, los cuatro fantásticos del preparador valenciano, por el momento indiscutibles, aunque anulados en El Alcoraz.
El cuadro nazarí buscó con ahínco al albanés y al istaelí en un inicio efervescente, una declaración de intenciones de los dos conjuntos. Atacaron las áreas con prisa, mediante envíos aéreos repelidos en ambos casos. Joaquín sí logró cabecear un centro de Gerard Valentín al segundo palo, pero anduvo atento y ágil Miguel Rubio para expulsar con la pierna el remate, aunque la acción ya se desarrollaba con el banderín en alto. A partir de ahí, el duelo se fue desviando hacia los derroteros previstos, las burbujas fueron desapareciendo y el encuentro se hizo más espeso que algunas citas de First Dates. Se agazapaba el Huesca, preparados los de Ziganda como velocistas sobre el tartán para galopar en cuanto fuera posible, peligrosos en acciones de estrategia. El Granada movía con más paciencia que inspiración e iba acumulando hombres en campo enemigo, pero el cortafuegos local era denso.
Melendo se dejaba caer para tratar de asear con su imaginación la construcción granadinista, pero el catalán era trabado continuamente con faltas que le impedían elaborar hacia adelante. Uzuni también se ofrecía, pero no prendía como en casa y solo conseguía recibir el balón lejos del área. Callejón conseguía ser invisible entre líneas, también para sus compañeros, que no lograban conectar con él, y Weissman, rocoso, peleaba con los centrales sin una pelota que impregnar de malicia. Entretanto, el conjunto aragonés iba buscando la grieta a la espalda nazarí en transiciones, aunque todavía avanzaba casi exclusivamente a balón parado. En una falta, Gerard Valentín desentumeció a Raúl Fernández con un gran giro de cuello, en otra acción invalidada por infracción del atacante sobre Miguel Rubio. El central, poco antes, probó suerte desde muy lejos, sin atino ni potencia para sorprender a Andrés Fernández.
Se mareó Cristian Salvador, rápidamente sustituido por Hashimoto, mientras los locales aclaraban sus envites. Gerard Valentín sentó a Bodiger en velocidad, pero no encontró aliados en el área. Sí lo hizo Quini, que empezó a afilar sus carreras en ataque. Conectó con Callejón en el segundo poste y el tiro del motrileño, forzado, acabó en las botas de Weissman. El israleí, tras amagar con el disparo, pisó la pelota de vuelta para el granadino, que la mandó a guardar, pero la acción quedó anulada por fuera de juego de su asistente. Replicó Obeng en un contragolpe que forzó a Raúl a estirar cada una de sus vértebras en un vuelo que le permitió palmear el esférico. Aun sin máscara ni capa, el guardameta sigue siendo heroico.
El Huesca había detectado el punto débil de un Granada poco elocuente con el balón, que tuvo que relevar a Miguel Rubio después de que el madrileño sintiera un pinchazo en la parte trasera del muslo en la última transición. Entró en su lugar Víctor Díaz, aún frío para evitar el gol en la siguiente carrera. De un saque de banda a favor de los nazaríes en el fondo defendido por los locales, brotó otro contraataque conducido por Juan Carlos. Levantó la pelota para habilitar el movimiento de Gerard Valentín, que, con un rápido vistazo, divisó a Joaquín Muñoz libre de marca. Hacia él fue el centro, descolgado en el retroceso el capitán rojiblanco, y, con un remate poco ortodoxo, inauguró el marcador.
El golpe, al borde del intermedio, fue de los que hacen crujir la mandíbula y besar la lona, pero este Granada, aunque volviera a lucir la fragilidad de otros momentos del curso, no es el mismo de antaño, que habría caído en depresión hasta desintegrarse. Quini, ya en el tiempo añadido, llenó sus pulmones de coraje y emprendió una aventura por el costado a la que Andrés Fernández trató de poner fin con un guantazo que escupió el centro. La pelota, sin embargo, fue a parar a las botas de Callejón, que recortó sobre la media luna antes de entregar a Carlos Neva su novena asistencia del curso. El gaditano, en una acción similar a la de su estreno goleador con el conjunto rojiblanco, golpeó ajustado a la red para restaurar las tablas, estéril la reacción del cancerbero murciano para tratar de alcanzar el tiro.
La reanudación tras el paso de los vestuarios no permitió mayor fluidez, ni mucho menos. El duelo tenía tanto ritmo como aquel que vive con el codo pegado a la barra en una noche de fiesta y el fútbol continuó oculto entre la brega y las interrupciones, en un espectáculo de errores, rebotes y alguna carambola, lo que no impidió la agitación. Weissman negó el gol en dos ocasiones a Ignasi Miquel en una acción de estrategia, en la trayectoria de sendos disparos del zaguero. Uzuni trató después de sorprender a la media vuelta, como ya hizo en Villarreal, pero apareció la bota de un defensa para entorpecer la trayectoria.
Quiso replicar el Huesca y, en un lance, Gerard Valentín cayó en el área mientras se giraba en busca de la portería. El colegiado había visto que el delantero israelí del Granada metía la puntera y señaló el punto fatídico, pero el monitor le mostró que el atacante nazarí había tocado el balón y anuló la pena máxima -Miguel Rubio aprovechó la ocasión para forzar su quinta amarilla-. Sin embargo, en este fútbol de repeticiones, el VAR te da y te quita en cuestión de minutos. Entraron Jorge Molina, Bryan Zaragoza y Meseguer, y el alcoyano presionó al impulso de una corazonada en su primera acción sobre el terreno de juego, lo suficiente para agobiar a Andrés Fernández. El portero erró en el pase y entregó la pelota a Weissman, que tenía difícil el control. La pelota se alejó más de lo esperado, Pulido punteó y Molina, que no se entendió con el israelí, también. El ex del Valladolid, terco, la mandó a la red, pero el visionado de las imágenes señaló un dudoso fuera de juego de su compañero, que tocó después de que el defensa local desviara el cuero.
Los del ‘Cuco’ Ziganda pudieron sacar los puntos en el ida y vuelta, pero Hashimoto mandó a las nubes el rechace de un tiro de Juan Carlos bien detenido por Raúl. Bryan Zaragoza, ya en el descuento, también forzó el palmeo de Andrés Fernández con un tiro esquinado, pero, descontrolados ambos contendientes, disparaban bengalas, y pocas, en lugar de proyectiles. Ninguno puso cabeza, nadie se erigió en dominador y todo quedó como estaba. Los puntos se repartieron en un feudo que sigue siendo casi inexpugnable y que sigue negando la victoria al Granada. El conjunto rojiblanco baja las revoluciones en su marcha, en una jornada en la que fallaron los dos de arriba, pero permanece en la pugna. No hubo matrícula, más bien un aprobado raspado, pero cinco jornadas consecutivas sin perder dan una media alta en la evaluación.
Ficha técnica:
SD Huesca: Andrés Fernández; Ratiu, Jorge Pulido, Blasco, Florian Miguel; Joaquín Muñoz, Cristian Salvador (Hashimoto, 28’), Óscar Sielva (Timor, 89’), Juan Carlos (Marc Mateu, 80’); Obeng (Kanté, 80’) y Gerard Valentín (Juanjo Nieto, 89’).
Granada CF: Raúl Fernández; Quini, Miguel Rubio (Víctor Díaz, 42’), Ignasi Miquel, Carlos Neva; Melendo (Bryan Zaragoza, 66’), Pol Lozano, Bodiger (Meseguer, 66’), Callejón (Jorge Molina, 66’); Uzuni y Weissman (Puertas, 89’).
Goles: 1-0: Joaquín Muñoz, min. 43; 1-1: Carlos Neva, min. 45+2.
Árbitro: Dámaso Arcediano Monescillo, del comité castellanomanchego. Amonestó a los locales Blasco y Florian Miguel, así como a los visitantes Pol Lozano. Melendo y Miguel Rubio.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la 28ª jornada de Liga en Segunda División, disputado en el estadio El Alcoraz, ante 5.553 espectadores. Antes del inicio del partido, se guardó un minuto de silencio en memoria de las víctimas de los terremotos en Turquía y Siria.