El Granada endurece su mandíbula
A pesar de cuajar un encuentro descafeinado, el conjunto rojiblanco reacciona al tanto inicial del Huesca y logra empatar, a diferencia de otros compromisos a domicilio
El Granada cuajó en El Alcoraz un encuentro descafeinado, durante el que expresó dificultades para construir y una peligrosa fragilidad atrás. Una versión por momentos parecida a la que, hasta hace un par de semanas, le resultaba imposible puntuar lejos de su estadio y que, como aquella, empezó perdiendo. El equipo se desajustó en una transición defensiva al borde del descanso y el Huesca aprovechó la ocasión para ponerse por delante, escenario frecuente en las salidas rojiblancas este curso. Pero el devenir del choque en esta ocasión fue distinto. El cuadro nazarí ha evolucionado y ha endurecido su mandíbula, por lo que el golpe, que en otro momento del curso lo hubiera mandado a Cuidados Intensivos, no lo noqueó. Los de Paco López reaccionaron pronto y consiguieron empatar, a diferencia de otros compromisos a domicilio. Un botín menor que ralentiza su marcha, pero no la para.
Al conjunto rojiblanco le saciará este quinto encuentro consecutivo sin perder, con cuatro triunfos en esta serie, si le encadena una victoria frente al Málaga con la que continuar intratable en su feudo. Hasta el momento, con poco que rascar a domicilio, las cuentas le han dado para seguir en la pugna por el ascenso directo -le queda a cuatro puntos-. Si conserva la inercia que ha adquirido en las últimas semanas, de tres en tres en casa y sin perder fuera, la conocida media inglesa le puede servir para seguir en la pomada.
Pese a la progresión positiva, El Alcoraz sacó a relucir ciertas malas costumbres del Granada que parecían corregidas. Al cuadro nazarí se le nubló la vista. Pol Lozano no fue el catalizador que se presentó en Los Cármenes y Melendo, aunque trató de ofrecerse en la construcción, pasó muy desapercibido, lo que supone un atasco en el conjunto rojiblanco. La maquinaria no produjo, por lo que llegar hasta las dependencias de Andrés Fernández se convirtió en una tarea compleja. Aun con ello, los granadinistas enviaron el balón a la red en tres ocasiones. La única que valió fue fruto de un arranque de coraje de Quini por el carril diestro que Neva culminó tras el servicio de Callejón.
Los dos tantos invalidados volvieron a exhibir el olfato de Shon Weissman. El israelí capta una opción de gol a kilómetros, aunque en el primero fuera su posición precisamente la que supuso el fuera de juego. En el segundo, intuyó dónde podía enviar el esférico Andrés Fernández ante la presión de Jorge Molina y peleó la ocasión hasta ver el balón en la jaula, desde un ángulo complicado. Las dos acciones, no obstante, estaban bien anuladas, a pesar de la controversia que despertó, sobre todo, la diana que llegó a celebrar el fichaje invernal.
No estaban olvidados los problemas rojiblancos al correr hacia su propia portería, aunque el Huesca volvió a abrir las grietas que sí parecían empezar a cerrarse. Generó peligro al contragolpe, en rápidas transiciones que mostraron las costuras del Granada en defensa. El gol de Joaquín Muñoz nació de un saque de banda a favor de los nazaríes a la altura del área visitante. La carrera pilló frío a Víctor Díaz, que acababa de sustituir a Miguel Rubio, lesionado precisamente en otro contraataque. El sevillano se quedó descolgado y el atacante del conjunto aragonés se halló libre de marca para anotar.
El choque dejó luces y sombras en el Granada, más por las sensaciones que desprendió el cuadro nazarí que por el resultado. Este, a la larga, puede ser más positivo de lo que en este momento pueda parecer en el vestuario, “enfadado” al término del encuentro. Si, en adelante, confirma una nueva tendencia que evita la fuga de puntos a domicilio, cobrará valor. Los rojiblancos coinciden en que las tablas deben hacerse buenas en casa. La visita del Málaga, que este lunes ganó al Zaragoza, influirá en el signo que se le otorgue al punto.