Otra picadura tardía de Siren decanta un duelo envenenado (1-2)

Un gol del joven delantero al final del encuentro da al Granada la victoria frente a un Sporting que, por medio de Otero, igualo el tanto inicial de Weissman

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Siren Diao celebra el gol de la victoria del Granada en El Molinón | Foto: Granada CF
Chema Ruiz España
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Le llaman ‘la cobra’ y empieza a parecer que se debe a que su picadura es mortal. El joven Siren Diao serpenteó en El Molinón de nuevo como recurso desesperado de Escribá, en otro duelo envenenado con un empate peligroso cuando tocaba a su fin, y con su primer toque puso a facturar los puntos en el avión de vuelta. Un mordisco sutil y sin demasiado cálculo, pero inyectado en toxinas para la manopla de Rubén Yáñez, que se descompuso al tacto con el balón. Ya son dos las veces que ha aupado así al Granada, que mientras se medía al Sporting tenía a su artillero rascando unos minutos con Albania. Sin Uzuni, fueron los que menos juegan quienes se pusieron el antifaz. Primero, Weissman, que abrió el partido tras el intermedio. Después, el chaval, que lo resolvió tras la réplica de Otero. Olaetxea también la empujó a la red, pero el VAR interrumpió la celebración. Los nazaríes resoplaron victoriosos.

A decir verdad, no hubo encuentro hasta pasado el entreacto, como si los dos equipos se hubieran puesto de acuerdo en no jugar a nada para no contraprogramar el encendido del árbol del Nevada Shopping. Los púgiles salieron encorsetados, embargados por el miedo a que cualquier grieta en el orden prusiano con que se habían plantado sobre el césped pudiera desencadenar la hecatombe. Algo más templado el Granada, con Sergio Ruiz a los mandos pese al aparatoso vendaje de su rodilla, mostró más iniciativa que un Sporting ansioso por salir al contragolpe. Pero ni uno ni otro conectaba y cada lance espumoso se disipaba en la orilla, o bien con el banderín en alto. Le sucedió a Boyé, después de que Weissman peinara un balonazo de Mariño. El argentino la mandó a guardar por si acaso, aunque se sabía muy adelantado.

Los tres centrales con los que formó Escribá, de vuelta Insua para imponer su ley en la que otrora fue su casa, permanecían inmutables ante los tímidos acercamientos de los guajes, pocas veces avistados por las dependencias de Mariño. Tampoco es que el Granada se prodigara demasiado tras la divisoria, por más que Lucas Boyé porfiara con cada camiseta de rayas verticales que se cruzaba en su camino. De la espuela de Ricard para abortar el peligro, brotó la única ocasión clara hasta entonces, ordenada por Reinier, a medio camino entre el centro del campo y la media punta. Brau se la devolvió desde el costado y el brasileño acomodó la volea, por poco desviada. Ya al final del primer asalto se pusieron a imaginar los asturianos en la frontal, tras un saque de banda, pero el golpeo de Nacho Méndez se estampó contra la muralla.

Lo bueno empezó en el segundo tiempo, eléctrico hasta recordar por qué esta es la Liga de la hipertensión. Cabalgó Dubasin a las órdenes de Gelabert y Queipo pegó con dureza tras el despeje de Insua, sin atino. Weissman, en cambio, no falló. Al Granada se le atragantaba una elaboración, con los asturianos presionando como perros de presa, y Boyé descargó para Reinier. Brau dobló al brasileño como si hubiera visto pista de despegue y, al llegar a la zona de lanzamiento, recortó sobre Olaetxea. Combó el servicio, alejado por Pablo García, y Reinier, que había seguido la jugada, giró el cuello para asistir al israelí. El punta sacó el fusil sin preguntar, un zurdazo muy lejos del alcance del meta por mucho que quiso estirar. Un golazo para reivindicar su candidatura al once.

Pudo el Granada ser causante del mal que suele padecer, en un contragolpe desbocado que Weissman prolongó para Sergio Ruiz, pero Ricard tiró a las manos de Yáñez. Fue el único síntoma de flaqueza que manifestó el Sporting, que se obligó a salir de la madriguera. Pablo García la mandó al anfiteatro y Juan Otero no quiso dar más avisos. Gelabert sorteó como pudo los conos verdes y los de casa domaron un despeje defectuoso. Dubasin engañó con un amago y después repartió el gol a su aliado, que le igualó con cuatro dianas al adelantarse a Oscar Naasei en el área. Campuzano, que esperaba en la banda para entrar, ni se molestó por ver retrasada su intervención.

La cosa se fue desmadrando, al más puro estilo de la Segunda División. Lucas Boyé se deshizo en el cuerpeo de un par de marcadores y, sin ángulo, cruzó demasiado un disparo, muy fuerte para que pudiera tornar en asistencia. Caicedo culminó fuera en un córner y Weissman, en la réplica, disparó al pecho de Yáñez, ya con Gonzalo Villar sobre el verde porque no estaba el partido como para reservar ni al que estuviera tocado. Y eso que el murciano, más que tocado, probablemente estuviera para no jugar. 

Escribá agitó el árbol, al campo Pablo Sáenz y Siren Diao. Brau recibió el primer pase del navarro, que le habilitó para que encarara y, desde fuera del área, impactara directamente a la grada. En ese saque de puerta, nació el gol del triunfo del Granada. Se lo quitó de encima Insua, sin contemplaciones, y Lucas Boyé lo pinchó con magia para que ‘la cobra’ culebreara al espacio. Se agobió al ver por el retrovisor a Róber Pier y le pegó sin siquiera llegar a las dependencias de Yáñez. La pelota acarició la mano del arquero como si en la palma se hubiera echado mantequilla, puro veneno. El Sporting se lanzó con todo a por el empate, pero parecía que de los palos de Mariño colgara un cartel que dijera “no pasarás”. Olaetxea quiso desobedecerlo en una falta que combó Cote, al larguero en un remate ortodoxo y a la red después con la pelvis, pero a Sánchez López le chivaron por el pinganillo que la había peinado Campuzano, que ya sí había entrado, para dejar a su compañero en posición antirreglamentaria. Sonrió Siren Diao, en apariencia tocado por la varita. Con él, el granadinismo desde la tercera plaza.


Ficha técnica:

Sporting de Gijón: Rubén Yáñez; Kevin Vázquez (86’), Maras, Róber Pier, Pablo García (Íker Martínez, 86’); Gelabert, Olaetxea, Nacho Méndez (César Gelabert, 65’); Dubasin, Juan Otero (Caicedo, 75’) y Queipo (Campuzano, 65’).

Granada CF: Diego Mariño; Ricard, Miguel Rubio, Pablo Insua, Oscar Naasei, Miguel Ángel Brau; Sergio Ruiz, Manu Trigueros (Gonzalo Villar, 73’), Reinier (Pablo Sáenz, 80’); Lucas Boyé (Rubén Sánchez, 90’) y Weissman (Siren Diao, 80’).

Goles: 0-1: Weissman, min. 54; 1-1: Juan Otero, min. 60; 1-2: Siren Diao, min. 82.

Árbitro: Rafael Sánchez López, del comité murciano. Amonestó al visitante Lucas Boyé.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la jornada 15, disputado en el estadio El Molinón - Enrique Castro Quini, ante 22.526 espectadores. Tras la salida de los futbolistas al campo, saltaron bomberos y técnicos de la empresa municipal de aguas que han estado en la zona de la catástrofe de la DANA con una pancarta: “Valencia, estamos con vosotros”.







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