Teniente Boyé: brega y gol para el esquema de Paco López

El delantero argentino, que ante el Girona marcó su segundo gol del curso, ha causado un impacto inmediato en el Granada y se ha convertido en el faro del equipo en ataque

Granada CF Girona FC
Lucas Boyé protege el balón durante el encuentro frente al Girona | Foto: Antonio L. Juárez
Chema Ruiz España
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Lucas Boyé necesitó apenas un partido con el Granada para marcar su primer gol y solo dos para ascender a teniente del ataque rojiblanco. El impacto del delantero argentino ha sido inmediato en el conjunto dirigido por Paco López, del que se ha convertido en una pieza clave en tres semanas, a pesar de que todavía no ha podido contribuir en alguna victoria. Aterrizó dispuesto a enfangarse hasta las cejas por llevar a buen puerto el barco nazarí y con el rifle bien calibrado para ser su referencia ofensiva. Suma dos dianas en sendos encuentros, si bien la influencia que el ariete ha tenido hasta el momento va más allá de sus guarismos frente al arco. Su brega con los centrales y el corazón con que ha jugado hasta el momento le han convertido desde su llegada en el faro del equipo en ataque, de lo que se beneficia el resto del pelotón granadinista.

Avalado por sus tres campañas en Elche -hizo 22 goles y se despidió con una última diana antes de fichar por el Granada-, el argentino estaba llamado a ser un jugador importante en el esquema rojiblanco, el ‘nueve’ titular de un equipo al que le acababan de arrebatar a su delantero emergente y en el que las alternativas, Famara Diédhiou y Weissman, todavía no se han asentado. Lejos de sucumbir al peso de las expectativas, que en la historia reciente del club ya ha eclipsado a varios delanteros, Boyé parece haber sentido la llamada de la responsabilidad con el escudo desde que se enfundó la elástica de franjas horizontales y asimilado el rol con ambición. En los dos encuentros que ha disputado, en un contexto complejo y desfavorable, ha derrochado entrega y ha hecho gala de un olfato goleador necesario para revertir la situación deportiva en que vive el cuadro nazarí.

Es un punta al uso, fuerte y poderoso en la protección del esférico, por lo que su integración en la alineación plantea una vía de juego directo que con otros futbolistas, como Uzuni o Callejón, no funcionaba. Fija a los centrales para recibir de espaldas y activar a los hombres de segunda línea de infantería o, en su defecto, prolongar envíos aéreos. Fruto de estas cualidades y su abnegación, en apenas dos partidos se ha involucrado en 42 duelos, más que ningún otro delantero de la tropa del Granada, siete de ellos en el aire.

También ha demostrado ser capaz de, con el balón en los pies, enarbolar él mismo el peligro. Así lo hizo en San Sebastián para anotar su primera diana como futbolista del Granada. Se deshizo en el cuerpeo de Le Normand y Zubimendi para cruzar un disparo ajustado entre las piernas de Zubeldia. Frente al Girona, en cambio, supo situarse en el área para cazar el testarazo de Diédhiou en el segundo palo y ajusticiar ante Gazzaniga. Con estas dos muescas, en tan solo cuatro intentos, promedia medio gol por disparo.

Salvar al soldado Uzuni

Las cualidades de Boyé, además, esbozan un contexto idóneo para que Uzuni se reencuentre con su mejor versión. La presencia del ariete acapara marcadores y genera espacios para la carrera del albanés, su mayor cualidad para producir situaciones de peligro. Ya frente al Girona multiplicó su actividad ofensiva, con cinco disparos que superan el cómputo de remates alcanzado en los cuatro duelos previos -solo había tirado en tres ocasiones-. Hasta ahora, el que fuera pichichi del ejercicio pasado en Segunda División no ha sido ni la sombra de aquel goleador rojiblanco, si bien suma dos dianas. Recuperar a aquel francotirador se antoja determinante para el cuadro dirigido por Paco López, y el argentino puede ser fundamental para lograrlo.