Tercer descenso de la etapa china
En casi ocho años desde la venta del club, el Granada ha intercalado sus peores resultados en Primera División con su única aventura europea
El Granada ha consumado este sábado su tercer descenso desde el cambio de propietarios de 2016, un tercer fracaso enmarcado en una etapa convulsa. Casi ocho años de vaivenes que contrastan con la etapa anterior, bajo la red de Gino Pozzo, eficiente en lo deportivo pero enmarañada judicialmente por su gestión presuntamente fraudulenta. Fueron cinco permanencias consecutivas las que logró el equipo tras enlazar dos ascensos, desde Segunda División B hasta Primera. Después de la venta, sin embargo, la inestabilidad reinante ha intercalado los peores resultados de la historia del club en la máxima categoría con su mayor hito: la única aventura europea. Más fracasos que éxitos, aunque el viaje por el continente deslumbrara.
El descenso de esta temporada ha sacado a relucir las debilidades internas del club, cuyo estrepitoso fiasco deportivo comenzó con una tentativa de venta en verano. La planificación, deficiente, lastró al conjunto rojiblanco desde el inicio y los arreglos invernales, además de poco efectivos, llegaron muy tarde. En el camino, una bochornosa eliminación de Copa del Rey por alineación indebida, la venta temprana de las dos mayores promesas que ha encumbrado la cantera nazarí en los últimos años, la destitución de un director deportivo y la apuesta por un técnico, Alexander Medina, que cayó en barrena en su primera aventura europea. Circunstancias que, unidas a la aplicación de un suplemento a los abonados por ver los encuentros ante Barcelona y Real Madrid -para este último encuentro, el plantel ya había descendido-, han provocado una ruptura con la hinchada del Granada, que, enfurecida, ha plasmado su crispación en repetidas ocasiones.
Del naufragio salen tocados todos: desde la presidenta y principal representante de la propiedad en la entidad, Sophia Yang, y Javier Aranguren, adjunto a la presidencia, hasta el director general, Alfredo García Amado, pasando por el encargado de la dirección deportiva, Matteo Tognozzi. La postura oficial del club, pese a todo, asegura la continuidad de la plana mayor en pos de un supuesto proyecto con vistas a futuro. No obstante, en el seno interno del Granada existiría inquietud y algunos de los integrantes temerían por su posición, como ha podido conocer GranadaDigital.
En el divorcio con la hinchada confluyen la manera en que se ha producido y la inconsistencia que muestran tanto la secuencia de desdichas de este curso como la trayectoria del equipo desde su venta. Con John Jiang como cabeza visible, la etapa china comenzó con un descenso estrepitoso que registró los peores datos de la historia rojiblanca en Primera División. Continuó con un intento fallido de regresar a la campaña posterior, si bien este marcó la inflexión desde la que el Granada acarició Europa, con Diego Martínez. Ya durante el viaje nazarí por los mejores estadios del continente emergió Rentao Yi como el máximo mandatario real y fueron saliendo del club pilares sobre los que se construyó el éxito, como Antonio Fernández Monterrubio y Fran Sánchez, directores general y deportivo de la entidad respectivamente.
A la marcha de Diego Martínez, el Granada se volvió a desplomar. Robert Moreno, la gran apuesta de la nueva directiva rojiblanca, emprendió una caída libre tras una buena primera mitad de curso y acabó destituido. Rubén Torrecilla y Aitor Karanka intentaron evitar el desastre, pero el descenso se consumó en una última jornada de Liga cruel con Jorge Molina. Todo desembocó en una nueva purga: salieron Patricia Rodríguez y Pep Boada, a quienes siguieron Alfredo García Amado y Nico Rodríguez. Entre la tormenta, asomó Sophia Yang como primera presidenta de la historia del club, asesorada por Javier Aranguren.
Un triple ascenso en la pasada campaña, en el que emergieron grandes promesas de la cantera, asentó una buena base sobre la que construir un proyecto futuro. Sin embargo, apenas un año después, no quedan más que ruinas del plan, con descensos consumados tanto del primer equipo como del Recreativo Granada. Toca reiniciar el trabajo, en principio sin limpieza en la plana mayor del club, pero sí con una afición alejada.