El Granada no levanta cabeza (1-0)

El conjunto rojiblanco continúa sin reaccionar y suma su quinta derrota del curso, en esta ocasión ante un rival directo que, aun con un hombre menos, fue superior

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Kirian celebra el gol con el que ha otorgado los primeros tres puntos del curso a su equipo | Foto: LaLiga
Chema Ruiz España
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El Granada no levanta cabeza. Ha vuelto a perder, este domingo ante Las Palmas, que hasta ahora no había ganado, en un encuentro que, por momentos, fue somnífero y parecía encaminado al empate. Hizo un amago de reaccionar cuando su rival se vio con un hombre menos con media hora por delante, después de un primer acto en el que los dos conjuntos argumentaron su posición en la tabla, aunque mejores en el juego los canarios. El combinado nazarí, sin embargo, no solo dejó escapar su momento con cambios que lo descompusieron, sino que cedió de nuevo el control a los de casa. Kirian, cuando el partido moría, puso el balón en la escuadra y mandó a la lona al cuadro rojiblanco. Escruta el cielo en busca de una constelación que le permita orientarse y le guíe por su travesía en Primera, pero ni siquiera localiza Polaris en el firmamento para situarse. Está a tiempo de pedir a la Virgen de las Angustias para enmendar la situación.

Paco López no renunció a su idea de fútbol, como advirtió; otra cosa es que pudiera aplicarla en algún momento. Se protegió más que ante el Girona, en vista de que por la isla también volaban fantasmas y convenía no llevárselos en el viaje de vuelta. Las puertas giratorias de la meta devolvieron a André Ferreira bajo los palos, escudado por Raúl Torrente, en plenas condiciones tras padecer un calvario con sus rodillas. El murciano cerró con Ignasi Miquel, flanqueados ambos por Ricard y Carlos Neva. En medio, regresó Sergio Ruiz para desplazar a Melendo a un costado, aunque siempre con tendencia para deslizarse hacia el carril central. El sacrificado fue Callejón, errante hasta ahora. Se sentó con él en el banco Bryan Zaragoza, principal sorpresa, tal vez por buscar más esfuerzos en defensa. Le reemplazó Puertas, de inicio por primera vez, en toda una oportunidad para resarcirse tras un arranque pobre que acabaría desaprovechando.

A Las Palmas le importó poco que su rival saliera abrigado. Desniveló el juego por dentro, con futbolistas inquietos que se movían de un lado a otro como autómatas, y percutió por el perfil izquierdo. El Granada erró en la primera salida con balón y Jonathan Viera profundizó hasta la esquina. Conectó con Sergi Cardona, lateral con mordiente, y este prolongó la acción con un pase que Munir mandó a las nubes. El hispanomarroquí sí definió con precisión apenas un minuto después ante André Ferreira, pero Torrente marcó bien la línea para inhabilitar su posición y evitar que la diana subiera al marcador. Las sensaciones, no obstante, descomponían el rostro del técnico rojiblanco en la banda. Sus pupilos perseguían sombras amarillas y eran incapaces de cruzar la divisoria. Además, Gumbau se cargó pronto con una cartulina, lo que elevó los niveles de riesgo.

El cuadro nazarí quiso salir en una transición rápida que murió en un pase inocente de Puertas. Sirvió, sin embargo, para que los de franjas horizontales se activaran y aplacaran, con más brega que fútbol, el dominio local. Los porteros se convirtieron en espectadores, agazapados los rojiblancos y pacientes los canarios con la pelota. Todo pasaba por las botas de Perrone, Jonathan Viera y Loiodice, pero se les empañaba la luna delantera al asomarse al balcón del área. Lucas Boyé y Uzuni se pegaban con los zagueros locales para tratar de avivar cualquier envío en largo, sin recoger fruto. Se cansó Cardona de que no ocurriera nada y apretó el gatillo desde lejos. El disparo fue taponado por Sergio Ruiz, si bien fue a parar a Munir, de nuevo a la espalda de Torrente. El delantero sorteó la salida de André Ferreira con un control orientado y guardó el balón en la red, pero de nuevo con el banderín levantado.

El partido era una dosis de morfina que invitaba al espectador neutral a cambiar de canal. A los de Paco López se les hacía bola cada ataque, mientras que su oponente se empachaba de balón sin inquina -gozó de hasta un 65% de posesión-. Uzuni pidió un penalti que no fue y Torrente, pareja tóxica, ataba en corto a Munir. Viera mandó fuera una falta del murciano y Pejiño soltó después un zurriagazo sin cálculo alguno. Boyé, más tarde, se descolgó para proteger un balón en banda, de lo que se aprovechó Ricard, veloz como el Correcaminos. Sirvió la pelota a Puertas en el corazón del área, pero el almeriense la esperó demasiado y se adelantó Julián Araujo. Torrente cabeceó alto la pelota viva en el córner. Uzuni, posteriormente, intentó acelerar el juego, cazado en carrera hasta en dos ocasiones, primero por Loiodice y después por el propio zaguero mexicano de Las Palmas.

Ninguno de los dos equipos parecía tener argumentos para romper la igualdad, a pesar de que los de García Pimienta sí gobernaban sobre el verde. El técnico local los buscó tras el intermedio en el banquillo, con la introducción de Marvin en lugar de Pejiño. Su homólogo en la caseta del Granada apostó por los mismos hombres, en busca de una respuesta similar a la que enganchó a sus pupilos en la jornada anterior. Algo deben de tener las charlas de Paco López, porque el speech pareció funcionar de nuevo, aunque el efecto fue fugaz. Los rojiblancos, sin más claridad ni variaciones tácticas, imprimieron una intensidad mayor, en un amago de espabilar suficiente para agitar el encuentro durante unos minutos.

Después de otro aviso de Munir, por enésima vez en fuera de juego, Gumbau colgó en el área una falta lejana. Lucas Boyé esperaba relamiéndose, pero apareció la cabeza de Araujo para impedir el remate. El balón rebotó en la mano del zaguero, penalti a ojos de De Burgos Bengoetxea, pero no para Del Cerro Grande, que le corrigió desde el VAR. La acción despertó el nerviosismo en el cuadro amarillo, que soltó el bastión de mando en favor de un descontrol en el que el Granada se mueve mejor. Intentó sorprender Gumbau en un balón parado similar al anterior, atento Valles. Seguidamente, Mika Mármol, amonestado en el primer acto, agarró a Lucas Boyé cuando trataba de armar el contragolpe, lance por el que vio la segunda amarilla y se fue a la ducha antes de tiempo.

Paco López olió la sangre y movió ficha. Introdujo a Gonzalo Villar, con lo que su pelotón se atrevió a cruzar la divisoria, aunque a la postre beneficiaría galopadas de los de casa. Su momento se esfumó pronto. Valles escupió un centro envenenado de Puertas, inalcanzable para Uzuni, antes de peinar un envío desde la esquina que no pudo dirigir. Entre medias, Marvin aprovechó un despiste en un lanzamiento larguísimo a la espalda para forzar la salida de André Ferreira. El rechace fue a parar a Jonathan Viera, que, pícaro, intentó una vaselina sobrada de altura. Sergi Cardona, intenso hasta el pitido final, se adelantó a todos y empalmó un buen golpeo que el portero del Granada palmeó a córner. El propio lateral cabeceó fuera en la acción desde el rincón. Voló después el centro desde la derecha y Sory Kaba, recién incorporado al envite, remató mal.

Entraron Bryan Zaragoza, Álvaro Carreras y Víctor Díaz de una tacada, con lo que Las Palmas recuperó la autoridad sobre el duelo. Los revulsivos apagaron la efímera rebeldía granadinista y el conjunto grancanario, aun con un hombre menos, volvió a generar superioridades bajo el dominio del esférico. Famara Diédhiou entró en lugar de Boyé, pero el cuadro rojiblanco estaba desorientado. Los locales apretaban y la presencia de Sory Kaba infundía más temor a cada minuto que pasaba, como si creciera por segundos.

Carreras despejó a córner un balón raso con malicia e, inmediatamente después, los futbolistas locales pidieron pena máxima por una posible mano de Diédhiou, que tenía los brazos adheridos al tronco. El enfado duró poco. En los últimos latidos del duelo, llovió la pelota hacia Sory Kaba, extremadamente blando Ignasi Miquel en el marcaje. El atacante controló y descargó al balcón del área, donde Kirian, con tiempo para parar la pelota y pensárselo, armó la pierna izquierda para dibujar una parábola directa a la escuadra, inútil el manotazo de André Ferreira. Tuvo pulso de cirujano cuando suelen temblar las pantorrillas. La del tinerfeño, que superó un linfoma de Hodgkin, es de esas historias que erizan el vello. El broche con que hace saltar las lágrimas hundió al conjunto rojiblanco, incapaz de replicar. Salen muy tocados los de Paco López.


Ficha técnica:

UD Las Palmas: Álvaro Valles; Julián Araujo, Álex Suárez, Mika Mármol, Sergi Cardona; Kirian Rodríguez, Loiodice (Christian Herrera, 91’), Perrone (Saúl Coco, 60’); Pejiño (Marvin, 46’), Jonathan Viera (Javi Muñoz, 66’) y Munir (Sory Kaba, 66’).

Granada CF: André Ferreira; Ricard, Ignasi Miquel, Raúl Torrente (Víctor Díaz, 73’), Carlos Neva (Álvaro Carreras, 73’); Melendo (Bryan Zaragoza, 73’), Sergio Ruiz, Gumbau (Gonzalo Villar, 64’), Antonio Puertas; Uzuni y Lucas Boyé (Famara Diédhiou, 81’).

Goles: 1-0: Kirian Rodríguez, min. 92.

Árbitro: Ricardo De Burgos Bengoetxea, del colegio vasco. Amonestó a los locales Álex Suárez, Cardona, Araujo, Mfulu y Sory Kaba, así como a los visitantes Gumbau, Gonzalo Villar, Ricard y Álvaro Carreras. Expulsó al local Mika Mármol por doble amarilla.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la 6ª jornada de Liga en Primera División, disputado en el Estadio de Gran Canaria, ante 24.848 espectadores.