Cambios insustanciales que hunden al Granada

El conjunto rojiblanco, más protegido con Torrente, se descompuso en Las Palmas justo cuando el partido se le ponía de cara, después de la expulsión de Mika Mármol

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Gonzalo Villar intenta taponar el tiro con el que Kirian anotó el tanto de la victoria de Las Palmas | Foto: LaLiga
Chema Ruiz España
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La expulsión de Mika Mármol marcó un punto de inflexión en la derrota del Granada en Las Palmas. El duelo se descontroló y, sin gobierno, el conjunto rojiblanco se sentía más cómodo. Paco López quiso aprovechar el momento y dar un paso al frente, con cuatro sustituciones casi simultáneas que, aunque sí implicaron un avance de las líneas nazaríes, terminaron por descomponer al equipo. Los locales retomaron el dominio e imprimieron un último empujón que culminó Kirian Rodríguez con un golazo. El técnico granadinista fue contundente: "El único culpable por los cambios y, por tanto, por perder el partido, soy yo. Ahí la he cagado, sinceramente".

Los relevos no solo fueron insustanciales, sino que disolvieron al Granada hasta hacerle caer con el partido de cara y, con vistas a lo que viene, refuerzan las dudas sobre la profundidad de la plantilla rojiblanca. Desde el inicio de la campaña, resaltan los problemas en la línea defensiva, pero los recursos escasean en el resto de posiciones. En la medular, con un hombre menos que el curso pasado, la posibilidad de rotación es mínima; en los extremos, la nómina tampoco es mucho mayor. La situación se agrava al contar Paco López en su plantilla con futbolistas en los que no ha demostrado demasiada confianza, como Petrovic, Perea o Weissman, de rendimiento también inconsistente. Con ello, las sustituciones apenas han tenido impacto en los encuentros, hasta este domingo, cuando resultaron contraproducentes.

En Las Palmas, el Granada estuvo más protegido con Torrente en el centro de la zaga. El murciano parece haber aportado cierta solidez atrás, pegajoso con Munir. Dejó a su par en fuera de juego en varias ocasiones y fue contundente en los cruces. Lo suficiente para disipar el peligro cuando las fluidas circulaciones locales cruzaban la divisoria. También contribuyó la ayuda de Sergio Ruiz, de vuelta al esquema junto a Gumbau. La marcha del central, por cuestiones físicas según explicó Paco López, descubrió de nuevo las costuras de la defensa granadinista. Con Víctor Díaz e Ignasi Miquel, Sory Kaba se sintió libre. Álvaro Carreras, que entró por Carlos Neva en la misma ventana, imprimió profundidad en el carril izquierdo, lo que también concedió espacios para la carrera de Marvin, punzante desde que salió.

Poco antes, justo tras la expulsión en el bando local, el centro del campo rojiblanco perdió estabilidad al salir Gumbau, que parece ser el único pivote que realmente consolida la medular. Entró en su lugar Gonzalo Villar, hasta ahora siempre recambio, pero sus cualidades brillan más en una posición más adelantada, donde puede decidir en el último pase -de hecho, suma ya dos asistencias en lo que va de curso-. Como ancla, en cambio, resta poderío defensivo y equilibrio al conjunto nazarí. Sucedió del mismo modo en la derrota granadinista frente al Rayo Vallecano, cuando también reemplazó al mediocampista catalán.

Sin gol

También ingresó para agitar el duelo Bryan Zaragoza, suplente por sorpresa. Acostumbrado a revolucionar encuentros en la temporada pasada, en esta ocasión apenas tuvo influencia. Puertas ocupó su lugar en el flanco izquierda del ataque rojiblanco, en toda una oportunidad para resarcirse tras un inicio malo de la campaña, pero tampoco logró producir demasiado en ataque. Callejón, en el banquillo por primera vez en este curso, no jugó ni un minuto, a pesar de que las opciones de refrescar en los costados son pocas. Tampoco Famara Diédhiou, que reemplazó a un exhausto Lucas Boyé en las postrimerías del duelo, fue capaz de generar peligro.

La brega del argentino fue el clavo al que se aferró el Granada para infundir cierto temor, pero no dio casi ni para atinar entre palos. El conjunto rojiblanco manifestó durante todo el partido dificultades para avanzar con el esférico, que apenas cruzó a la trinchera contraria por vía aérea. El área de Las Palmas se convirtió en territorio inalcanzable para los nazaríes, con lo que los registros fueron paupérrimos. Se fueron sin marcar por segundo partido en esta campaña -el otro fue la derrota contra el Rayo Vallecano-, después de lograr realizar tan solo dos remates en todo el partido, uno de ellos a puerta. La manta, en esta jornada, se quedó corta también en labores ofensivas.