Amargo cumpleaños rojiblanco
El Granada sopla las velas en su 93º aniversario con el deseo de no firmar la peor campaña de su historia en Primera División
El Granada sopla este sábado las velas con el deseo de no firmar la peor campaña de su historia en Primera División. Cumple 93 años con la resaca de un descenso virtual que, presumiblemente, será matemático en poco tiempo. El conjunto rojiblanco perdió el jueves contra el Valencia y la plantilla asume en este fin de semana sin Liga que tan solo le queda no aparecer en los anales nazaríes por el dudoso honor de hacer buena la marca más mala del equipo en la élite, aunque va camino de lograrlo. Encadena por primera vez en lo que va de curso cuatro derrotas consecutivas, con lo que ya son 20 y se pone a tiro del colista. Amargo cumpleaños en plena deriva del club.
La peor campaña de la historia rojiblanca en Primera División concluyó con el equipo en la última posición tras sumar 20 puntos, en el primer ejercicio de la era china. Fue en la temporada 2016/2017, en la que, sin embargo, a estas alturas de campeonato ya había alcanzado la veintena en su casillero, con dos derrotas menos que ahora. El Granada que ha recogido Sandoval acumula 14 unidades con ocho encuentros por disputar -tan solo aventaja en una al Almería-, lo que le obligaría a sacar en lo que resta de curso seis más para, al menos, igualar aquel registro. Son dos victorias, las mismas que ha logrado en todo el año. En la comparativa, las cifras son similares, aunque aquel cuadro nazarí había marcado menos goles -26 por los 30 de ahora- y había encajado más -62, mientras que en el presente lleva 60 dianas en contra-.
Contra el Valencia, lo cierto es que el cuadro granadinista recuperó competitividad y, durante buena parte del choque, fue superior a su rival. Las estadísticas lo reflejaron, mejores los datos rojiblancos de posesión (57%), remates (10) y saques de esquina (5). Sin embargo, el conjunto dirigido por José Ramón Sandoval carece ya de espíritu y se ve lastrado por una falta de gol lacerante desde que Bryan Zaragoza, el único capaz de agitar algo en todo el curso, se marchó a Alemania. El técnico madrileño pudo disponer de sus dos máximos artilleros, Myrto Uzuni y Lucas Boyé, que jugaron infiltrados para tratar de sumar su grano de arena en la búsqueda de la dignidad colectiva, pero el equipo no tuvo filo para remachar sus ocasiones.
El ánimo rojiblanco continúa por los suelos, por lo que la reacción tras el gol de André Almeida también fue débil. Algunos futbolistas manifiestan falta de confianza y otros siguen sin ofrecer el rendimiento esperado. El jueves se estrenó entre los titulares Théo Corbeanu, errático. Kamil Józwiak, que le reemplazó, removió algo el ataque, pero tampoco causó un gran impacto. Matías Arezo, una sombra del que goleaba en Uruguay, marró un remate franco en el área, mientras que Gonzalo Villar, refresco tras el intermedio, sigue lejos de la creativa versión que mostró con Paco López. Sí cuajaron una buena actuación Gumbau, que llevó la manija en la medular, y Sergio Ruiz, todo pundonor, aunque el esfuerzo colectivo fue estéril.
La tesitura en que se encuentra el Granada es tétrica y eleva la crispación de la hinchada hacia el palco. El final se le antoja muy largo, con ocho duelos y todo perdido. La esperanza nazarí es rascar esos seis puntos con los que evitar ser peor que el peor conjunto rojiblanco de la historia en Primera. Alavés, Athletic de Bilbao, Osasuna, Sevilla, Real Madrid, Rayo Vallecano, Celta y Girona, en cambio, aguardan para tratar de desvalijarlo. El camino, de un modo u otro, conduce hacia un cumpleaños en Segunda.