El encuentro más sólido del Granada tampoco acaba con la meta a cero

El conjunto rojiblanco concedió en Mestalla menos remates entre palos que en ningún otro partido en lo que va de campaña

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Uzuni se lamenta tras una llegada malograda en Mestalla | Foto: LaLiga
Chema Ruiz España
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El Granada firmó en Mestalla su encuentro más sólido a nivel defensivo en lo que va de campaña, pero tampoco le sirvió para acabar con la meta a cero. El conjunto rojiblanco concedió ante el Valencia menos remates entre palos que en ningún otro partido hasta la fecha. Tan solo hubo dos remates que tomaron dirección hacia el arco de André Ferreira: el primero, en el alargue del primer acto, fue el gol de Pepelu desde los once metros; el segundo, ya tras el intermedio, un disparo de Sergi Canós que palmeó el guardameta luso. Ni siquiera en Copa, ante el Arosa, recibió menos tiros bien dirigidos. Aun con ello, los de Paco López siguen sumando jornadas sin evitar el gol en contra, una rémora con la que es difícil revertir la dinámica en que el cuadro nazarí se encuentra inmerso.

Ante el Valencia, el conjunto rojiblanco planteó un compromiso sobrio. El técnico granadinista dispuso un esquema más estricto, sin alteraciones en función de la fase del juego. Sus pupilos aplicaron la estrategia con solvencia sobre el terreno de juego, sin errores como los que en jornadas anteriores causaron estragos ni sus frecuentes apagones. Las ayudas de Gumbau por dentro contribuyeron a contener a un rival atrevido y móvil, que trató de desajustar con la insistencia de Hugo Duro y la inteligencia de Javi Guerra en llegada desde segunda línea. Los de franjas horizontales leyeron bien los automatismos valencianistas, lo que terminó por convertir en determinante la acción del penalti de Torrente.

Hasta la controvertida infracción señalada por García Verdura, los acercamientos locales eran tímidos. Los guantes de André Ferreira permanecían intactos y, pese a la primera oleada ché, el Granada no sentía inquietud. Una circunstancia que acabó desquiciando a Paco López. Lo que hubiera ocurrido de no haberse señalado la pena máxima queda en el imaginario, pero sus consecuencias sí son tangibles. El ejercicio defensivo de los rojiblancos fue igualmente solvente durante el segundo tiempo, en el que su portero sí tuvo que intervenir en una ocasión pero lo hizo con seguridad, aunque el resultado volvió a castigarles. Las cifras son contundentes, aun con la indignación del club con respecto a ciertas decisiones arbitrales. El equipo ha encajado 29 tantos hasta ahora, el cuarto peor registro de las grandes ligas europeas. Una losa demasiado pesada.

Lo que sí echó en falta Paco López en Mestalla fue la mordiente que viene caracterizando a sus jugadores, que produjeron menos peligro del habitual y se marcharon sin anotar por segunda jornada consecutiva. Uzuni tuvo en sus botas las acciones más claras, siempre en desmarque al espacio, pero no anduvo fino en el control y, cuando sí pinchó la pelota, Gabriel Paulista le negó el disparo. Bryan Zaragoza frotó la lámpara, pero no salió el genio, dolorido desde el calentamiento por un golpe y bien perseguido tanto por Thierry Correia como por Gayá. Lucas Boyé no dispuso de opciones de remate y Puertas gozó de dos acciones nada más salir al campo, sin acierto en la ejecución. El recuento final solo muestra un disparo entre palos, un intento inocente de Gumbau al poco de la reanudación. La pólvora estaba mojada.

Con todo, el Granada clausuró la duodécima jornada de Liga en la misma posición en la que la empezó. El triunfo del Alavés al Almería, sin embargo, sí aleja al pelotón, aunque el corte, que ahora marca el Mallorca con nueve puntos, se mantiene a la misma distancia de los nazaríes. Paco López ha sido respaldado por el club una vez más, incluso hasta el punto de elevar al Comité Técnico de Árbitros su disconformidad con la disparidad en los criterios de los colegiados. El margen, sin embargo, se le agota en cada partido que no gana. Van nueve seguidos en Liga. La cita ante el Getafe adquiere connotaciones dramáticas.