La misma pesadilla de siempre (2-3)

Diez minutos de desconexión condenan a un Granada resultón a otra derrota, en esta ocasión ante un Villarreal voraz encabezado por Sorloth

Granada CF Villarreal CF
Bryan Zaragoza, cabizbajo mientras los jugadores del Villarreal celebran uno de sus tres goles | Foto: Antonio L. Juárez
Chema Ruiz España
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Cualquier granadinista que este lunes acudiera a Los Cármenes bien pudo salir del estadio con la sensación de que ya había visto esta película. Fue la misma pesadilla de siempre, la que mantiene al Granada en la cola de la clasificación y ha difuminado los visos de mejoría de semanas anteriores. Su planteamiento resultón quedó desarmado en un microcorte de luz mortal. Tiró del cable y desencadenó una serie de catastróficas desdichas en diez minutos. El Villarreal no necesitó más que eso y apretar después los dientes para asaltar el feudo nazarí. Sorloth, que para los de casa fue como una viva imagen de 'el maligno', cocinó un doblete de Gerard Moreno en dos carreras -en la segunda provocó un penalti- y rubricó su propia diana con un latigazo. Ricard y Uzuni, en un arrebato, redujeron la ventaja amarilla al mínimo cuando los de franjas horizontales despertaron de su letargo. Desde entonces, buscaron las tablas con ahínco, pero los recursos no le dieron para lograrlo en otra noche de terror.

Paco López improvisó un disfraz casero con lo que encontró en el fondo del armario, desprovisto de su columna vertebral entre lesiones y sanciones. Torrente se incrustó atrás, junto a Ignasi Miquel, y Sergio Ruiz, omnipresente, ocupó el lugar del hasta ahora irremplazable Gumbau. Sin los afilados colmillos de Lucas Boyé, el técnico trató de intimidar con un tridente inventado. Puertas y Bryan revolotearon como murciélagos alrededor de Uzuni, de vuelta al once, en un esquema dúctil que juntaba a Neva como central y entregaba los carriles a Álvaro Carreras y Ricard. Un elenco de circunstancias y, a la vez, una muestra de creatividad del preparador valenciano, y todo bajo la lupa de Tognozzi, en el palco por primera vez como nuevo director deportivo rojiblanco. El italiano pudo comprobar cuál es la patología de este Granada.

Apareció la luna de entre los oscuros nubarrones que se cernían sobre Los Cármenes y los de franjas horizontales salieron famélicos, como licántropos al ver su luz. El Villarreal quiso hilvanar un fútbol meloso, sosegado hasta rozar la parsimonia en la construcción pese a las dentelladas de los nazaríes. Robó en la frontal Álvaro Carreras y Uzuni enchufó rápido el disparo, sin problemas para Jörgensen. Más tarde fue Bryan quien, al no encontrar ninguna opción de pase atractiva en el último tercio del campo, chutó con inocencia a las manos del guardameta visitante. Sergio Ruiz, enfundado en un mono de Inagra, barría cada pelota que Parejo y Capoue adormilaban, incómodos ante la presencia del cántabro. Puertas se quedó después una nefasta entrega del cancerbero amarillo, pero se la devolvió en una nefasta resolución.

El Granada, bravucón, desprendía buenas sensaciones, pero tiene una moral de cristal que se hace añicos en cuanto recibe un golpe. Los de Pacheta no perdieron la calma, sino que estudiaron a su rival hasta detectar el fallo. Hallaron una grieta en el carril diestro y avasallaron. Se saltaron la construcción para conectar directamente con Sorloth, despistado Ricard en el marcaje. El espigado delantero se hizo fuerte para recorrer la banda ante las embestidas del lateral y, una vez alcanzado el final del campo, escrutar el horizonte. Neva perdió de vista a Gerard Moreno, que atacó el envío del noruego y empujó ante André Ferreira. Los rojiblancos se descompusieron en su pesadilla más recurrente. Se veía venir lo de después.

Paco López reordenó sus naipes para dibujar su sistema predilecto, pero no hubo tiempo ni para reconocerlo. Altimira, inmediatamente después, rompió líneas para conectar en campo rival con Álex Baena, clarividente en la zona decisiva. Este levantó la mirada y vio la carrera de Sorloth al espacio. Filtró el pase y el ariete, aunque apurado, llegó a tiempo para que la salida de André Ferreira se lo llevara por delante. El dedo de Iglesias Villanueva señaló el punto fatídico, desde donde transformó con calma Gerard Moreno. En casa del Granada no había nadie y el Villarreal campaba a sus anchas en busca de golosinas. El noruego recogió seguidamente el balón en la divisoria y los rojiblancos debieron de ver en él una figura demoníaca. Condujo sin demasiada prisa hasta divisar la meta mientras todos los de franjas corrían hacia atrás, como despavoridos. Se perfiló hacia la pierna izquierda y fusiló. Un destrozo en diez minutos.

Los Cármenes asistía a una función más del circo de los horrores, otra vez pulverizado el conjunto rojiblanco en una desconexión tan breve como letal. Ocurrió entonces como también sucedió en Almería, aunque no hubo que esperar al descanso. Se reactivó el flujo energético en los locales, enrabietados, y respondieron con vehemencia. Levantó Gonzalo Villar un pase magnífico y penetró Ricard para impactar con el interior, superado Jörgensen en un escorzo extraño con el que pareció esquivar el tiro. El latido del gol mostró que todavía había constantes vitales, estímulo suficiente para que a Bryan se le encendiera la bombilla. Sergio Ruiz, tras su enésimo robo, prolongó un contragolpe hacia el malagueño, que localizó a Uzuni en el área. Al albanés se le afiló el colmillo y se le congeló la sangre. La pisó para recortar a Gabbia y trazó una curva preciosa, inalcanzable para la manopla del guardameta.

El cuadro dirigido por Pacheta se veía desbordado por el ímpetu granadinista. Sergio Ruiz se puso el guante blanco para combar un envío preciso al corazón del área, donde emergió la testa de Puertas, pero el giro de cuello fue insuficiente y Jörgensen embolsó la pelota. Brotaron imprecisiones en ambos bandos. En una de ellas, Parejo combinó con Baena para que este asistiera a Gerard Moreno, cuyo disparo fue escupido por la rodilla de André Ferreira antes de que la montaña rusa emocional en que se convirtió el primer acto llegara a su fin.

En la reanudación, el alto voltaje tornó en tensión. Uzuni concluyó sin atino una buena maniobra de Puertas y comenzaron los piques. El Villarreal perdió fuelle sin Sorloth, retirado con molestias al descanso. Los rojiblancos, sin embargo, conservaban el brío del final del primer acto, lo que motivó una secuencia de ‘faltitas’ del cuadro amarillo con las que impidió a los de casa imprimir ritmo al juego. Pacheta lo vio peligrar y guardó a Baena, caliente por un roce con Ignasi Miquel, en lugar de Morales, que afilaba la lanza en contragolpes. Paco López, que olía la sangre, cambió a Gonzalo Villar por Melendo para rescatar el punto. 

Uzuni se descolgó en dos ocasiones para servir sendos centros que acariciaron el gol. En el primero, fue la frente de Sergio Ruiz la que dio demasiada altura al remate. En el segundo, fue Puertas quien careció de acierto. Bryan quiso rubricar más adelante otra obra maestra, pero se llenó de balón en la carrera y estampó el esférico en el pecho de Jörgensen. Weissman, que portó un brazalete negro y una muñequera con la estrella de David, y Callejón sumaron pólvora; el conjunto amarillo, apurado, corría para guardar la ropa. 

Melendo filtró una pelota para Ricard en el área, sin remate el pase del lateral. Posteriormente, Bryan unió tesón y velocidad para sacar las pegatinas a Alberto Moreno y Carlos Romero en la carrera. Picó el envío y apareció Callejón, que la envió a las nubes. Entraron Femenía y Ramón Terrats para refrescar los costados del ‘submarino’, que para abrochar el resultado introdujo finalmente a Santi Comesaña. Paco López rescató del ostracismo a Petrovic y Diédhiou, para inyectar ímpetu y centímetros. En una carrera conmovedora, el senegalés estuvo cerca de arañar el punto. Morales, en la réplica, se durmió cuando podía marcar a placer. Ahí murió el duelo. El Granada no levanta cabeza y a cada jornada que pasa se complica más la reanimación, que parece encomendada al siempre complejo mercado invernal de fichajes. La balas se agotan. Eso es lo que de verdad asusta a su hinchada.


Ficha técnica:

Granada CF: André Ferreira; Ricard (Diédhiou, 84’), Torrente, Ignasi Miquel, Carlos Neva; Puertas (Weissman, 68’), Sergio Ruiz (Petrovic, 84’), Gonzalo Villar (Melendo, 60’), Álvaro Carreras (Callejón, 68’); Bryan Zaragoza y Uzuni.

Villarreal CF: Jörgensen; Altimira, Raúl Albiol, Gabbia, Alberto Moreno (Ramón Terrats, 75’); Ilias Akhomach (Kiko Femenía, 75’), Capoue, Parejo, Álex Baena (Morales, 58’); Gerard Moreno (Santi Comesaña, 84’) y Sorloth (Carlos Romero, 46’).

Goles: 0-1: Gerard Moreno, min. 18; 0-2: Gerard Moreno, de penalti, min. 23; 0-3: Sorloth, min. 28; 1-3: Ricard, min. 29; 2-3: Uzuni, min. 33. 

Árbitro: Javier Iglesias Villanueva, del comité gallego. Amonestó al visitante Álex Baena.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la 11ª jornada de Liga en Primera División, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante 16.638 espectadores.