Granada, una ciudad con pasado árabe: los jardines de los cármenes
Desde el famoso Carmen de los Mártires, pasando por el Carmen de los Geranios, el de la Victoria o el Ave María, la capital adorna su paisaje con estos históricos espacios
Granada esconde encantos allá por donde mire el lector. Desde la Alhambra pasando por el Paseo de los Tristes hasta los escondidos jardines de los cármenes, protagonistas de hoy, repartidos por el Albaicín y el Realejo.
En la época nazarí, estos jardines solían situarse en las afueras de Granada, y se construían a media altura para aprovechar el terreno y las vistas. Estas casas cuentan con un huerto o jardín, y su nombre nace del árabe karm -viña-. Heredada también de los árabes es la costumbre de plantar vegetales tanto ornamentales como hortícolas, de crear espacios de verde y agua que transmitan tranquilidad y sosiego. Su flora no es meramente ornamental, sino que además de dar sombra y frescura, sus árboles producen frutos. Entre granadas, higos, albaricoques y nueces, jazmines, azucenas, rosas, claveles y nardos, madreselva, galán y geranios, el lector podrá deleitarse con multitud de aromas y vistas. Algunos más escondidos que otros, y pudiendo ser tanto de propiedad privada como abiertos al público, se hará un pequeño recorrido por estos pequeños recovecos de historia.
Cármenes abiertos al público son el de Max Moreau, o conocido como el Carmen de los Geranios, convertido a museo en honor al pintor belga -que se asentó en la ciudad nazarí y convivió en este carmen durante más de 30 años- para preservar su memoria. Convertido en una galería de exposiciones de la obra del artista, se puede realizar un recorrido por las técnicas y temas más frecuentes de Moreau: retratos, naturalezas muertas y paisajes, realizados al óleo, con acuarela o como dibujos sobre papel, y bocetos relacionados con las artes escénicas -ya que el autor desempeñó papeles de actor, autor, músico y escenógrafo en varias obras-.
También se puede ver el estudio del artista, conservado tal y como Moreau lo dejó. Para los curiosos, también cuenta con paneles que narran la biografía de Moreau, hasta acabar conociendo su vinculación con la ciudad nazarí. Una vez finalizado este recorrido por el que fue el hogar del pintor, los visitantes podrán visitar la azotea y el patio con su jardín y estanque con vistas a la Alhambra.
Perteneciente a la residencia de invitados de la Universidad de Granada está el Carmen de la Victoria, con jardines llenos de palmeras y arbustos, que adornan de verde la estancia y culmina con vistas a la Alhambra. Adquirido por la Universidad en 1945, se forjó a finales del siglo XIX tras la demolición del convento de la Victoria, al unir -a ambos lados de la muralla árabe de la Cuesta del Chapiz- el Carmen de la Victoria -llamado Carmen Olivarillo- con el Carmen Percal.
El trazado de sus jardines se mantiene como hace más de cien años, siendo uno de los cármenes menos alterados y que conserva las formas jardineras tradicionales del regionalismo granadino del siglo XIX.
El Carmen del Aljibe del Rey, perteneciente a la Fundación Agua Granada, alberga el que fue el mayor de los aljibes musulmanes, un pozo del siglo XI que da nombre al espacio y que históricamente alimentaba un ramal de la acequia de Aynadamar. Este edificio permite bucear en la importancia del agua durante el periodo andalusí, mostrando la utilidad de las acequias y el sistema de abastecimiento avanzado con el que contaban en dicha época.
La información se integra en diversos apartados: agua y paisajes agrarios -el aprovechamiento en la agricultura, en especial el regadío en Al-Ándalus-, agua en movimiento -con los molinos tradicionales y el agua como fuente energética-, la acequia de Aynadamar y el abastecimiento tradicional de agua en el Albayzín, la red de Aljibes de Granada y la evolución histórica de la ciudad en torno al río Darro.
Otro Carmen que alberga arte es el del Ave María, también conocido como Casa Museo Manuel de Falla, vivienda del gaditano entre 1922 y 1939. Adornada con cedros, magnolios, laureles y una yedra, el músico usaba la vivienda como lugar de reunión con otros artistas y espacio de relajación. Su ubicación en el Realejo ofrece unas pictóricas vistas de la ciudad y su vega, de su blanca Sierra Nevada y Sierra Elvira.
Entre estas paredes el gaditano compuso muchas de sus obras, como El Retablo de Maese Pedro, Psyché, Homenajes y casi la totalidad de Atlántida. Sus andanzas por la ciudad se personalizaban en tertulias como las del Rinconcillo y El Polinario, entablando amistad con otros artistas como Lorca, Ángel Barrios o Fernando de los Ríos, que dio como fruto el primer Concurso de Cante Jondo celebrado en los jardines de la Alhambra en 1922 y que ha mutado en el actual Festival Internacional de Música y Danza de Granada.
Sin embargo, su estancia en las calles nazaríes vio su final cuando la barbarie se instauró en España y, por ende, en Granada, al ver cómo su amigo Lorca había sido fusilado. Exiliado, el artista dejó su casa intacta, con los muebles, ropa y objetos personales colocados tal y como los dejó ese día que salió del país. Sin embargo, Manuel de Falla nunca volvió.
Su casa ahora exhibe también pinturas, cartas y recuerdos de personalidades como Pablo Picasso, el ya mencionado Lorca, Hermenegildo Lanz... Junto al carmen se encuentra el Auditorio y Archivo Manuel de Falla, un centro de documentación musical que alberga el legado documental y biblioteca del artista.
El Carmen de la Fundación Rodríguez-Acosta tiene una estética más vanguardista y ecléctica, con unas impresionantes vistas de la ciudad. Construida entre 1916 y 1930, apuesta por lo moderno, declarado como monumento nacional en 1982. Creada por diversas manos, como la de los arquitectos Modesto Cendoya, Teodoro Anasagasti, Ricardo Santacruz y José María Rodríguez-Acosta, y el escultor Pablo Loyzaga, la configuración general del edificio lleva el sello personal de José María Rodríguez-Acosta.
El edificio inicial fue concebido como un estudio de pintura, y es resumen de los estilos europeos de entreguerras. Su sobriedad bebe del modernismo y racionalismo, unido a la Sezession vienesa. Incorpora elementos de piedra y madera de distintas procedencias y antigüedad, con columnas y capiteles hispanomusulmanes, portadas y fuentes renacentistas, fragmentos de construcciones barrocas...
Su interior, por el contrario, contrasta con la fachada, con un colorido art déco que alberga la librería de Rodríguez-Acosta especializada en arte, filosofías, literatura y viajes, así como una variedad de piezas de distintos países, épocas y estilos, como pinturas, esculturas, marfiles, esmaltes, alfombras, cerámicas, vidrios, cerámicas, objetos arqueológicos, joyerías... Incluso piezas de arte grecorromano e ibérico -muchas veces procedentes de excavaciones granadinas- y de arte asiático: desde hindú, chino y tibetano hasta japonés, tailandés y birmano.
Este recorrido no puede obviar al famoso Carmen de los Mártires, vecino de la Alhambra en el barrio del Realejo y de una gran extensión. Desde celebración de espectáculos hasta bodas, este espacio se ha convertido en un gran aliciente del turismo por su frescura y conexión a la naturaleza. Su historia es una de las más interesantes, cuna de la historia de Granada. En 1942, el rey Boabdil, último monarca del reino nazarí, partió del Carmen de los Mártires para entregarle las llaves de la ciudad a la reina Isabel la Católica.
Cuenta con silos o depósitos dedicados al almacenaje del alimento de la corte de la Alhambra. La leyenda cuenta que los nazaríes encerraban en esos silos a sus prisioneros cristianos, y los árboles de granado juegan un papel interesante en la fauna del jardín, ya que en la simbología cristiana el jugo de la granada, color de la sangre, es símbolo del martirio.
Su peculiaridad radica en la variedad de jardines que componen su paisaje, que recogen distintos estilos de la historia de la jardinería, siendo el primer ejemplo en intentar representar tipologías históricas. Su creador, Calderón Molina, da lugar a un conjunto misceláneo formado por un jardín español, uno neoclásico inglés, un paisajista romántico, uno nazarí y uno de estilo barroco francés. Aunque su configuración actual tiene por fecha la mitad del siglo XIX, mantiene elementos originales de su fundación como el acueducto o el huerto.
La reina Isabel la Católica mandó construir la primera iglesia de la ciudad, una ermita dedicada a los mártires santos, que un siglo después se transformó en un convento de carmelitas descalzos. Fue prior de este convento el místico y poeta San Juan de la Cruz, aunque en 1842 fue destruido por la Desamortización de Mendizábal, y acabó en manos de Carlos Calderón Molina, artífice del palacete y palacios que ve el lector hoy día.
La magia de Granada exuda por todos lados y recorrer los jardines que escriben la historia de la ciudad es una bonita experiencia, unos jardines que aúnan tradición y pasado, que entrelazan culturas y realzan la creación de la mente humana.