Granada cuenta con, al menos, 14.000 personas afectadas por demencia
Con motivo del Día Mundial del Alzheimer, desde la Asociación 'Altaamid' reivindican la "sobrecarga y el estrés que sufren" también los familiares de los enfermos
Con motivo del Día Mundial del Alzheimer, que se celebra este miércoles, la Asociación de Familiares de enfermos de Alzheimer de Granada A.F.A. 'Altaamid' refuerza su compromiso con la investigación y pone el foco en la importancia y necesidad de que se siga apostando por ella, ya sea en la vertiente biomédica (para el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad) o social (para la mejora de la calidad de vida de las personas afectadas). Para ello, se ofrecen charlas tanto en la sede de la asociación, como en otros centros, con el objetivo de sensibilizar e informar, sobre todo, a los cuidadores y familiares de los enfermos. Aunque normalmente organizan más actividades, incluso lúdico-formativas en el centro de la capital, entre otros lugares, desde la entidad siguen extremando las precauciones contra el Covid-19, por lo que este año sólo habrá una charla informativa el próximo miércoles, 28 de septiembre, en la sede de 'Altaamid', abierta al público y gratuita, por lo que puede acudir quien quiera.
Hasta 2020 (última fecha en la que este periódico ha podido acceder a los datos), se contabilizaron 14.000 personas afectadas por demencia en la provincia de Granada y cada año, se diagnostican 40.000 casos nuevos a nivel nacional. En muchos casos, tras el diagnóstico, los enfermos no saben cómo reaccionar, ni siquiera son conscientes de lo que les está pasando y cuando lo son desarrollan síntomas de depresión al comprender el camino que les queda por delante y ver todo lo que conlleva esta enfermedad. "Es lógico que estas personas entre en una dinámica de tristeza y preocupación", explica Jorge Bravo, neuropsicólogo de 'Altaamid'. Hay veces que tienen que ser los familiares quienes lleven a los pacientes a tratamiento.
Es por eso que, al margen de las cifras y datos, existen granadinos que sufren la enfermedad de forma invisible. Y es que no se contabilizan los familiares y allegados de los pacientes, que, en la mayoría de los casos, desarrollan sintomatologías depresivas.
Así lo manifiesta Bravo, que destaca la importancia del dolor que sufren los familiares de las personas afectadas por la enfermedad, en quien se centran todos los cuidados, por lo que los primeros "pasan a un segundo plano". La "sobrecarga y el estrés que sufren" se denomina como sintomatología asociada al duelo, vinculada a la enfermedad y en la que se centran diversos estudios. "No son pérdidas vitales ni valoradas, pero están asociadas directamente a la enfermedad y van creciendo según ésta va avanzando. A veces, estas personas son incluso discriminadas por los que les rodean, ya que no entienden lo que están viviendo, no reciben apoyo social y, por tanto, se sienten aisladas", continúa Bravo. Es por ello que, desde la asociación, los familiares también pueden contar con asistencia psicológica en la que se les aconsejan distintas pautas a seguir con el familiar diagnosticado de demencia y para su propio cuidado para evitar tendencias depresivas.
Las palabras paciencia y comprensión son las que definen lo que significa cuidar a un demente de cualquier tipo. "Es importante tener siempre la perspectiva de que se está con una persona enferma y ser consciente de que están viviendo de verdad esos delirios, alucinaciones y episodios violentos, que no se lo tomen como ataques personales. Los pacientes no comprenden las órdenes que se les dan, por lo que preguntan muchas cosas o en repetidas ocasiones lo mismo. Por eso, hay que tratarlos desde el cariño. Estas personas están físicamente presentes, pero psicológicamente ausentes; su conciencia y capacidad de juicio o de razón están muy mermadas o son inexistentes", argumenta Jorge Bravo.
La sintomatología de la demencia depende del subtipo de la enfermedad y la zona del cerebro afectada. Siempre comienza por una parte concreta y luego tiende a ser global a medida que avanza el tiempo. "Al principio, en las personas con demencia predominan los problemas de aprendizaje y memoria, pero luego vienen las cuestiones conductuales, como la apatía, depresión, irritabilidad, delirios, cambios en el estado del humor, pérdida de la funcionalidad diaria y de adaptación al medio...", aclara el profesional.
¿En qué consiste la enfermedad?
El Alzheimer en concreto es un tipo de demencia -la más conocida socialmente- que afecta al sistema nervioso central. Sucede porque hay una serie de vertidos y proteínas que se acumulan en el cerebro y destruyen las propias neuronas. Dependiendo de lo avanzado que esté, mayor o menor es el daño. Claramente, la enfermedad no siempre avanza de igual forma, ya que depende de muchos factores de riesgo, divididos entre los no modificables y los modificables. Entre los primeros se incluyen la edad, antecedentes familiares, genética (como las personas que además padecen síndrome de Down), sexo... Por su parte, en los modificables se cuentan el sedentarismo, diabetes, tabaquismo, hipoacusia, inactividad cognitiva...
Millones de casos de Alzheimer se podrían prevenir si se tuvieran en cuenta los segundos factores, sobre todo. Por ejemplo, cuando una persona sufre hipoacusia, es decir, que no oye bien, es importantísimo que se ponga audífonos cuanto antes; la gingivitis o periodontitis; vivir en zonas con aire muy contaminado; o tener el hígado graso no alcohólico son otros de los posibles iniciadores de la enfermedad. Por tanto, "llevando una vida sana haciendo deporte y con una buena alimentación, se salvan casi todos los factores", desarrolla Bravo.
Si bien no hay estudios que hayan relacionado el aumento de las pantallas en el estilo de vida actual con el aumento de casos, "sí se puede demostrar que nuestro volumen cerebral ha disminuido ligeramente por la confianza en las tecnologías para todo", justifica el especialista. Un ejemplo de esto son las calculadoras: cada vez, las personas realizan menos cálculos mentales porque saben que siempre pueden contar con esta herramienta disponible en cualquier dispositivo, desde un ordenador, una tablet, un móvil hasta incluso los relojes inteligentes.
La Sociedad Española de Neurología (SEN) destaca también la importancia del contacto social y el acervo cultural de la persona. Jorge Bravo expone que "las personas con mayor nivel cultural tienen más conexiones neuronales", por lo que es más complicado que padezcan demencia y, de ser así, la enfermedad avanzaría lentamente.
El tipo más común de Alzheimer generalmente comienza después de los 65 años (de inicio tardío). El gen de riesgo más común asociado con esta patología se llama apolipoproteína E (APOE). Sin embargo, como en todo, hay excepciones. La APOE e4 (relativamente común) aumenta el riesgo de padecer Alzheimer a una edad más temprana y con un deterioro extremadamente rápido. Aproximadamente, del 15 al 25% de la población general lleva un alelo APOE e4.
Esperanzas en la lucha contra el Alzheimer
El Alzheimer es una enfermedad que, a día de hoy, no tiene cura. Sin embargo, la investigación para luchar contra ella continúa. El año pasado se aprobó en Estados Unidos el primer medicamento que ataca sobre la causa, ya que, hasta ahora, los que había actuaban contra las alteraciones provocadas por la patología (como antidepresivos, hipnóticos...). Este fármaco, de administración mensual e intravenosa, no desarrolló resultados concluyentes en las pruebas clínicas, por lo que no lo han llegado a respaldar las aseguradoras norteamericanas, quedando entonces suspendida su investigación.
Otros laboratorios están desarrollando otros fármacos cerca de ser actualmente aprobados y otros que se encuentran en vías de investigación y desarrollo. Así, no se trata de curas definitivas, pero con ellas se puede frenar el avance de la enfermedad, lo que Jorge Bravo define como "una gran vía de esperanza".