Formas de ganarse la vida en Granada: cuidadores de perros
Desde canguros de mascotas que se ganan la vida con esta actividad hasta otros que se pagan el alquiler del piso
Muchos de ustedes se habrán encontrado este verano con el siguiente problema: vacaciones y mascotas en casa. No es fácil encontrar hospedajes que admitan animales y no todas las zonas turísticas de nuestro país están acondicionadas a los más peludos de la familia.
Algunas personas optan por organizar su tiempo de descanso en torno al amor que le tienen a su perro o gato. Pisos u hoteles que admiten animales y zonas en la que predomina la naturaleza son algunas de las opciones más elegidas para los que tienen un compañero de cuatro patas. Pero, ¿qué pasa si optamos por un destino al que no podemos llevar a nuestro fiel amigo?
Las principales opciones que tenemos son dejar a nuestras mascotas con algún conocido, guarderías veterinarias o cuidadores particulares que se harán cargo en su vivienda o en la del dueño del querido animal. Es este último caso el que se da mucho en Granada, sobre todo en verano. Una actividad que se puede contratar tanto por páginas web como por apps para móvil.
Estudiantes, familias enteras o personas que ya se dedican profesionalmente al cuidado de mascotas son algunos de los perfiles que encontamos en la ciudad de la Alhrambra. Por ejemplo, Marcio es un hombre brasileño que empezó a atender perros casi por casualidad. “Empecé como consecuencia de compartir piso con un peluquero canino, que me enseñó muchas cosas relacionadas con la conducta de los perros y al final resultó que cuidar perros me apasiona”, confiesa.
Marcio es un ejemplo del perfil que ahora solo se dedica a los animales. A sus 37 años, acumula siete como cuidador y gana 800 euros al mes, aproximadamente. Es raro el día que no tiene tres perros en su hogar y ya piensa en ampliar sus conocimientos y sus ingresos mensuales. “Pronto haré un curso de adiestramiento canino para ofrecer otro tipo de servicios relacionados con las mascotas”, afirma Marcio.
Hay otras personas que también hacen girar su vida alrededor de los perros. José es un estudiante que ahora vive en Granada. Compagina su actividad como canguro de mascotas con su carrera. Un ‘trabajo’ que le da para ahorrar algunos gastos al mes. “Gracias a esto puedo costearme, normalmente, los gastos de un mes de alquiler, pero ni mucho menos se puede vivir de ello. Es una ayuda, sin duda, pero no le resuelve la vida a nadie, ni siquiera trabajando únicamente en ello”, aunque a este amante de los animales le reconforta más tener la compañía de un can, que nunca pudo acoger en su casa, que la compensación económica.
“No me gano la vida con esta actividad. En más de una ocasión he deseado dejarlo. Lo que gano con ellos puede ser la compra de una semana o dos. Y debo decir que es muy poco habitual que los dueños soliciten servicios de más de 12€ al día”, comenta Radia a GranadaDigital. Una joven de 23 años, profesora, que vive con su familia y que, aunque afirma ser una amante de los animales, dice no estar muy contenta con la exigencia de algunos de sus dueños.
“Recuerdo que mi primer servicio fue el peor. Mi tarifa era aún de 8 euros y un señor me pidió que fuese hasta su casa a recoger a su perro. Me lo entregó sin comida, bolsas o cama, sin nada. Estuvo conmigo cerca de 20 días o más. Gané menos de 80 euros”, afirma de forma negativa Radia, a la que solo se le vienen a la cabeza anécdotas poco agradables y parece no compensarle esta actividad.
Es caso distinto el de José que con su anuncio “rifamos mimos y tu perro tiene todas las papeletas” parece que sí le compensa la vida del cuidador de perros. “Horas más tarde de entregar a un perro nos escribió la dueña para decir que su mascota estaba muy triste y que probablemente nos estuviera echando de menos. Nos sorprendió que para su perro hubiésemos sido tan importantes con el poco tiempo que estuvo con nosotros y nos dio mucha pena”, subraya este joven universitario.
“A veces le digo al perro, ¿vamonos? Y reacciona como si quisiera volver conmigo a mi casa. Pero, eso pasa porque me escucha muy bien y me hace caso a todo lo que digo, no porque prefiera estar conmigo. Eso es muy gratificante para mí y mi trabajo”, dice Marcio.
Un trabajo que compensa en función del nivel de amor que se tenga hacia perros o gatos. Una afición o cariños hacia los animales que algunos no ven ni como un trabajo, pero que no deja de ser comprometido junto a una gran carga de responsabilidad. Tres y cuatro paseos al día, atender sus necesidades afectivas o, incluso, encontrarlos en tu cama es un arte que solo le sale rentable a los que adoran a los más peludos de la casa.